Y tal vez muera siendo igual de pobre.
Tampoco poseo riquezas ni mayores cualidades que me den alto valor,
y mucho menos una presencia imponente.
Quizá no sepa nada de lo que ocurre en el globo,
y tal vez no llegue a ser un gran erudito.
Quizás se me quede grande mejorar al mundo con mis palabras tan simples,
y tal vez muera cuando no sepa callar por gritar en contra de la injusticia.
Sin embargo, tengo un pequeño corazón con la fragilidad del cristal,
y unas manos que plasman en el papel, lo que este siente,
y aunque está presto a romperse a la más leve caída,
te lo entrego a ti.
Sé bien que no es mucho, y que realmente no vale tanto,
pero no tengo nada más que ofrecer.
Solo debes saber que si en un descuido le dejas caer, se romperá,
y mi vida se dará por terminada;
pero si por el contrario, lo cuidas y le brindas un poco de amor,
harás de su debilidad una fortaleza,
y ganará la dureza del diamante y la resistencia del acero;
y con ello podrá proteger un amor tan grande como el mismo universo,
cuyo único fin, será el de hacer que de tu rostro,
no se vuelvan a borrar las sonrisas ni un solo día.
Yerbita
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