martes, 30 de abril de 2024

Ejercicio de crear un resumen/sinopsis de un grupo de cultura

 


Una obra que se caracteriza por ser el pináculo de la filosofía de la libertad y el gusto por seguir vivos. Sade presenta en esta obra maestra la historia de una joven llamada Eugenia que es trasladada desde la virtud a la más completa inmoralidad a cargo del más perverso de los hombres, aquél que es Diablo mismo hecho carne: Dolmancé.

En la obra se ve la mezcla de diferentes procesos de elucubración de la sabiduría libertina mientras se cometen o se relatan actos de homosexualidad, blasfemia, coprofilia, fornicación, sodomía, incesto, secuestro, tortura, pederastia, violación e intento de homicidio. Todo esto aunado con una fuerte pasión en el razonamiento de la verdadera cara del mundo. 

En uno de los pronunciamientos que más destacan en la obra, una la hace un personaje denominado el caballero: «Verdaderamente, Dolmancé, es horrible lo que nos hace hacer; es ultrajar al mismo tiempo la naturaleza, el cielo y las leyes más sagradas de la humanidad». Aunque finalmente, resignado, participa: «Obedezcamos, ya que no hay modo de persuadir a este perverso que lo que nos hace hacer es horroroso».

Debo agregar que fue una de las primeras obras que leí completas, debía tener unos catorce para ese entonces, nótese cómo no me ha afectado en nada leer cosa tan buena. 

¿Por qué la gente debe leerlo? Porque no se puede ir por la vida pretendiendo saberse inteligente, aprendiz, educado, intelectual, y creyéndose leído sin haber conocido una de las obras más espectaculares que el gran maestro de maestros, el Marqués de Sade, dejó para que las gentes más despiertas espiritual e intelectualmente pudiesen disfrutar de sus creaciones con el mayor de los placeres. 





El otro de los grandes maestros de la literatura, catalogado como un ser espiritual y filósofo de la más pura línea del amor por su servidor, el gran Khalil Gibran nos presenta en esta obra, una historia que trasciende el amor y la belleza de quienes se saben amados y luchan por estar juntos, pese que grandes limitaciones les permiten consumar por entero su amor, una de ellas, la maldita mierda hija de la gran puta llamada: religión, y con ella un obispo como debe ser quien ostente su título, un reverendo malparido que prefiere causar dolor que ver feliz a su sobrina.

Podría resumir este libro en lo siguiente: una reflexión sobre el fracaso del amor puro y la lucha contra las fuerzas que intentan destruirlo.

Pero ¿por qué leerlo? La gente no puede ir por ahí hablando de conocer sobre romanticismo sino ha conocido la historia que el mismo autor nos cuenta desde su propia óptica, Khalil Gibran y el amor de su vida, la perfección de la feminidad y el amor, Selma Karamy. Un amor que rompe con la definición de belleza y la eleva a niveles sobrenaturales, porque no se puede hablar de otro modo a la perfecta obra que aquí se consagra. Un autor que se pasa verga y logra que hasta el de más frío corazón lleve su mano al pecho y diga, ¡coño, tengo sentimientos!, y «no estoy llorando, tú estás llorando». 

En esta frase puede sentirse cuánto amor sintió el autor al crear su corto libro: «Mientras dure mi juventud, el amor será mi maestro; en mi edad madura, será mi auxiliar, y en mi vejez será mi delicia».



Una historia que como bien decía en alguna aclaración, más le valía al autor quedarse callado y no decir que fue invento, puesto que la narración suena tan real y maravillosa que fácilmente podía haberse achacado a la suerte que corrió algún personaje de la época, pero harto evidente es que sea como sea, el autor se la rifó con semejante historia de un aventurero que soporta calamidades y desaires sin perder nunca las ganas de vivir y seguir buscando un sentido para su vida. 

Crusoe que termina en una isla solo y valiendo pura verga, logra con su ingenio crear un ecosistema para su servicio y lo hace de una manera tan rudimentaria como majestuosa, pues sus conocimientos le ayudan a sobrellevar la mala suerte en la que se convirtió su vida luego de naufragar.

Si bien la dinámica consistía en poner máximo tres libros, la verdad podría poner más de cien que me llevo en el corazón, pero a este le guardo mucho más cariño que cualquier otro, porque gracias a él me introduje en el mundo de la lectura y debo decir que estaba tan buena la historia que me olvidé que estaba cagando. Sepa, querido lector, que andaba yo con ganas de aliviar la barriga y en el baño no había ya papel, y entre el reemplazo que habían dejado, unas copias mal hechas de un libro apareció a relucir en el contenedor que era una bolsa, y agarré las copias para arrugarlas y suavizar la textura con el fin de que no lastimasen mi hermoso ojetito de doce o trece años, ya no lo recuerdo. Pero a penas vi la historia decidí leer la primera página y de ahí ya no pude abandonarlo. La lectura me enganchó de una manera indescriptible, tanto así que ahí me di cuenta que podía imaginar cosas y veía con total nitidez al gran Robinson sobreviviendo a las inclemencias de la naturaleza, la soledad y al sorprendente Viernes. Evidentemente salvé las copias de la tremenda cagada que había dado y atesoré aquellas hojas como algo precioso y que no había derecho de que terminasen ahí.

Pd: Luego de ese y el de Sade no volví a tocar un libro hasta unos siete o diez años después. Después en mi necesidad de conseguir información leía hasta los manuales de baloncesto, volleyball y futbol sala que encontré en la casa, porque biblioteca no había en el pueblo y me daba miedo salir a la calle xd.

Malayerba

sábado, 6 de abril de 2024

Inmaterial


Zumba que zumba el sonido que retumba en las paredes de las heliconias sagradas.
Zumba que zumba el aleteo de la abeja filosófica en entre pétalos de bugambilia.
La abeja que rompe el viento con su aleteo soy yo y directo a la biblioteca del saber voy, biblioteca ordenada en fulgurantes hojas de hierba, árboles y flores de aromas crepusculares.

Una luz se entreteje entre las ramas, es el nuevo sol que guía a una nueva encrucijada en la búsqueda del placer que se suma a la experiencia acumulada. Soy una abeja que no ha escapado de su nido ni ha abandonado a sus semejantes, solo ha encontrado en las flores del entorno la sabiduría universal y haciendo gala de ella ha conseguido el pensamiento que libera el espíritu.

No obstante, los viajes nunca dejan de ser agotadores, el esfuerzo de conseguir lo que se quiere suscita un cansancio sideral. En uno de esos paseos probé sin querer de la flor que hace hablar con los muertos, una flor especial que conecta este mundo y los otros. No me percaté de que había ingresado en la zona que se tomaba por prohibida, según las pecoreas de antaño, y a partir de aquellas exploraciones, la colmena tuvo a bien dar por descartado ese lugar para buscar alimento, puesto que colmenas varias fallecieron luego de recibir lo que llevaran las recolectoras en su día. 

Así pues, ya perdido en el lugar por efecto del jugoso néctar del que harto había degustado, no tuve más remedio que aterrizar en un frondoso musgo sanador. Dormí y soñé con cosas que no se han inventado, o a lo mejor y no era un sueño sino la revelación de la verdad a través de mis ojos compuestos. Veía que recolectaba el polen del árbol sagrado que florecía cada quinientos años y lo rociaba en la colmena logrando que las abejas más jóvenes descubrieran su verdadera esencia. 

Al despertar me vi ya no en el musgo, sino que había caído en una rama y esta iba viajando suavemente por el afluente que se había creado tras un ligera lluvia. Entonces levanté el vuelo y sabía lo que debía hacer. El sonido aún se mantenía en mi mente. El bzzzz de mi aleteo podía diferenciarse al crear un sonido majestuoso dejando espacios y aumentando las frecuencias en puntos exactos. Al final era como entonar un solo de violín a lo Paganini, o resonar fuerte y celestial a lo Slash. Joder, ahí supe que era el momento, el momento de elevar la vibración de la colmena, los humanos por fin lograrían entender el valor de lo inmaterial de otro reino...

Zumba que zumba el sonido que retumba en las paredes de las heliconias sagradas.
Zumba que zumba el aleteo de la abeja filosófica en entre pétalos de bugambilia.
La abeja que rompe el viento con su aleteo soy yo y directo a la biblioteca del saber voy...

Malayerba


jueves, 4 de abril de 2024

El chico del apartamento 512

 


—Alicia, mírame, estamos de cabeza.
—¿Estamos quién, hijo de puta?
—Pues el abogado y yo.
—¿Cuál abogado?
—¡El que tengo aquí colgado! JA, JA, JA.
—¡¡¡IDIOOOTAAAAA, NO ME HABLES!!!

Que cómo se llegó a esa situación tan peculiar se preguntará el lector, permítame ponerlo en contexto y contar el caso del chico del apartamento 512 que hace a mi pobre corazón saltar, dijo de Selena, pero no, este chico que no era tan chico era un tanto peligroso para una mujer como Alicia que era la primera vez que mostraba indicios de querer probar las delicias de la vida, solo que la manera en que lo hizo no fue tan amena.

Alicia era una empleada en el banco del norte, y Ernesto era un vendedor de seguros. La casualidad hizo que por cuestiones de hambre se conocieran en un puesto de comida rápida cuando cada uno iba para su casa y en una esquina de buenos churros y empanadas discutieron para ver quién se llevaba lo último. Así pues la relación empezó de pronto cuando al final, presas de un momento de gracia compartieron su comida para no quedarse con la gana y de ahí en adelante lo volvieron a hacer incontables veces.

Llevaban ya un par de meses saliendo, no tan frecuente como les hubiese gustado, pero ahí lo llevaban, despacio. Ya en la fecha estipulada del cumpleaños de Alicia el sexo se dio por vez primera, ella, harto recorrida en los placeres carnales sabía lo que le gustaba y lo que no. Él, hombre de moral y buen juicio, prodigaba el amor y lo correcto como debería ser.

Así pues, sin perder el tiempo y luego de la cena y un buen vino se marcharon a un bar a beber y bailar un poco. Ya emocionados aunado el calor de los cuerpos, no hubo nada más que agregar y corrieron al apartamento de Ernesto a terminar el día como Dios mandaba en ese entonces.

Se quitaron las ropas con la rapidez del relámpago, blusas volaban por aquí, pantalones por allá, la ropa interior se arrancaba a dentelladas y los besos y caricias hicieron su labor esperada.

Bien cogidota la tenía el ganoso de Ernesto y Alicia que gemía como buena yegua complementaba el asunto con sumo ardor. Pero Ernesto se había percatado de que el ojo del culo que traslucía en ese bello trasero estaba muy estrecho, y no más usado que para sacar cosas de él y no meterlas. Probó entonces y le manoseó el ojete con el dedo y ella percatándose del asunto puso freno pronto, dijo claro que aquello no le gustaba por una mala experiencia pasada, pero ebrios como estaban, ebrios de placer, Ernesto hizo oídos sordos y se le fue saliendo la bestia sexual que llevaba adentro.

Agarró los brazos de la mujer en la espalda y ahora bien empinada como la tenía, volvió a palpar el anillo carnoso del deleite y lubricando con saliva le fue introduciendo el dedo, ella se revolcaba, pero de alguna manera quería más, así que Ernesto le mando el dedo entero y ella gimió. La verga que era de tamaño considerable seguía entrando y saliendo de la concha de la hembra.

Ella, rendida ante tal muestra de gozo no pudo gritar otra cosa que, ¡dame por atrás!, a lo que el bueno de Ernesto no dudo un segundo y lubricada como tenía la verga por el coño de Alicia, le apuntó directo y se lo metió con la voracidad el violador. Evidentemente no era eso lo que se esperaba, los recuerdos volvieron a Alicia, pero se dio cuenta que el mismo error se estaba cometiendo. El idiota no sabía de cuidados, y si lo sabía, se le había olvidado por el delirio del momento. 

Así pues, Alicia intentó alejarse, gritar, patalear, pero el maldito Ernesto ya no tenía reversa y salió de su culo, pero volvió a entrar con más fuerza y el dolor que le provocaba a la muchacha le excitaba más y más, ella sufría, pero a la vez gozaba sin querer, claro que quería, pero con mayor cuidado, sin embargo, de alguna manera gustaba sentir esa polla cabezona rozando las paredes de su esfínter.

Ernesto, que en su pasado desconocido había sido harto salvaje para las muestras de amor, no se detuvo sino hasta que su leche se mezclara con las heces y la sangre de la mujer. Y quedaron rendidos.

Al rato despertaron y algo olía medio feo en el cuarto, ella sintió un dolor intenso en su cola y al ponerse la mano tocó algo medio húmedo y grasiento, se dio cuenta que era sangre con excremento y pegó el grito en el cielo por lo que notó enseguida y corrió al baño. Ernesto que había empezado a despertar también, miró que su querida iba al baño y pensó que acompañarla a la ducha sería una maravillosa manera de continuar la faena y fortalecer la relación.

Pero al llegar nada fue lo que esperó, ella llorando en una esquina se sentía ultrajada, y le gritó un sinnúmero de cosas, le arrojó otras, pero él, medio tonto también, no entendía y sabía que algo debía hacer, se le ocurrió entonces el truco que hacía de niño y que divertía a sus semejantes.

Entonces se puso de cabeza con dificultad y levantó los brazos y dijo —¡mírame Alicia, sin manos! je, je, je.

Alicia sintió un dolor y una rabia creciendo en su dentro, —¿qué cojones? ¿Con quién putas me vine a meter?..

Malaya





martes, 26 de marzo de 2024

Una grieta más...



Se mezclan muchas emociones en mi interior, y lo primero y lo más fácil es mandar todo a la mierda. Eso nunca va a cambiar puesto que al final soy un miserable.

Pero he aquí que el milagro se hace evidente, he crecido, he madurado, he tropezado tantas veces con la misma piedra que terminé por desgastarla hasta pasar sobre ella deslizándome cual patín en el hielo.

Ya estas cosas no me martirizan como al principio, ya no duele tanto como al comienzo, al final el camino se hace al andar y te vuelves duro, pero sin perder la fragilidad propia del ser. Ya a esta edad las discusiones me traen sin sentido, las peleas, los reproches, ya a esta edad he comprendido mi camino directo al olvido...

Aaaahh, cuánto me gustaría poder creerme esto que acabo de decir, pero la realidad es más simple, la verdad duele: me doy cuenta que estoy jodido. Le he entregado mi corazón a quién sabe qué demonio disfrazado de ángel y no hay manera de recuperarlo.

En ese corazón va todo el amor que me restaba, el poco que me quedaba de tanto que se derramó por el camino. Tantos orificios fueron imposibles de parchar y, sin embargo, en el fondo siempre quedó un poco que lo reservaba para alguna emergencia, mas no dudé un segundo en obsequiarlo ciegamente a una mujer que llevaba en su dentro un fuego que quemaba más que mil soles y un frío peor que el inverno de Urano, pero que a primera vista lucía tan radiante como el cielo en primavera y en segunda, había un alma destrozada por la adversidad.

¿Quién era yo para negarme? ¿Qué más podía hacer sino quererla? Quererla con todas mis fuerzas. Le he fallado a mucha gente, he hecho promesas que no he podido cumplir, me he ganado el desprecio, el odio, y pese a todo, desde mi cueva decidí salir un día solo para enfrentar al infortunio de aquella chiquilla y poner un par de sonrisas en su rostro. Nada hubo más precioso que aquello: verla sonreír y escucharla reír; nada fue más importante que eso al finalizar el día.

Ahora ya no sé qué procede, la he perdido al parecer, me ha echado de su vida tantas veces que ya perdí la cuenta, mas esta parece ser la definitiva y debo admitir que tengo miedo. Qué haré ya sin un corazón, y en el caso de recuperarlo, ¿qué haré ya sin amor? Todo lo que me quedaba se lo di, no era mucho, pero era lo más puro y sincero que quedaba de mí...

Malayerba




Futuro peligroso

No vale ya la pena escribir con los sentimientos heridos, para qué sino es para generar lástima en el lector.
Tampoco es como si fuese a recibir un abrazo de compasión.
Al final, la verdad es no vale la pena escribir porque espero consuelo, pero es bien sabido que nadie llegará a consolar.

Así pues, me remito a desviar la atención hacia temas de mayor trascendencia y olvidar que tengo sentimientos agobiados, la inteligencia artificial tan de moda en estos tiempo y cuán poderosa se ha vuelto, le sigue a un ritmo lento la computadora cuántica que siendo visionarios encontrará la fusión en un par de años y entonces será el acabose.

Tantas producciones cinematográficas, tantos libros escritos, tanta ficción narrada y ¿para qué? Para terminar cometiendo los errores de siempre
Crear una nueva especie que nos habrá de aniquilar.

No es que el lado bueno sea poco, será maravilloso tener herramientas de tal calibre que harán de la raza humana algo portentoso.

Pero ya sabemos como es la cosa con estos seres que se consideran humanos, hay mucho nocivo entre ellos que les gusta ver el mundo arder. Y por desgracia algunos tienen poder, tienen demasiado poder para joder, para jodernos a todos...


Malayerba


domingo, 17 de marzo de 2024

Dragón gigante de oro


Tuve un sueño hace ya unos dos años y ha sido este uno de los más maravillosos que he tenido, aquí debajo dejo tal cual lo recuerdo como si estuviese ahí a modo de película que es como vivo los sueños, por medio de una composición de escenas que a veces no tienen coherencia, pero aquí todo siguió un hilo conductor:

Estamos pintando un mural tranquilamente. Al rato llega un policía viejo y nos molesta, alguien dice algo en respuesta, otros otra cosa agregan y yo también, aunque no recuerdo las palabras, entonces se marcha y nosotros nos devolvemos dándole la espalda, en ese momento nos dispara a todos y a mí que tirado me hallaba, me apunta a la columna y descarga por completo la metralleta .

En otra escena me siento morir, siento que me desangro, me amarró un poncho y salgo en busca de ayuda, en casa parecen no hacerme caso, pero al final de tanto joder y lamentarme, me llevan en auto a un hospital, pero no alcanzo a llegar, el auto no avanza y debo seguir mi camino a pie.

Un rato después me aproximo a un bosque y ahí encuentro a una especie de taita muy extraño, me da una bebida, parece ser Yagé, y entonces salgo de este mundo y floto hasta perderme en el infinito.

Luego regreso a casa y hay gente extraña en ella. Parece una fiesta. De pronto me veo en una cama amplia junto con una mujer totalmente desconocida, entonces llega otro tipo que deber ser su novio, se mete en la cama y la empieza a tocar, no obstante, yo también la manoseo. Se borra mi memoria y despierto frente a una computadora.

Me pongo a navegar por internet, eso ya cuando han pasado como dos o tres días, y entonces ingreso a una página y encuentro fotos, fotos y videos míos en el bosque, y ahí todo golpeado, ensangrentado, todo maltratado, aparece la foto del taita siniestro, y yo en un bosque de árboles gigantes, sombrío, oscuro, manglares enormes y luego llegando a un poblado, como una ciudadela antigua y misteriosa, y allá, al fondo, un árbol inmenso y en vez de la copa, se extiende como fundido desde el tronco un gigantesco dragón de oro finamente tallado en forma de  espiral.

Tras analizarlas y empezar a recordar cosas, en otro lado encuentro más fotos mías subiendo por la estatua del dragón junto con el taita, escalando en partes y luego ya me encuentro en la cabeza del dragón, y entonces percibo que ya no estoy herido, estoy sano y posando sobre un dragón de oro, la gente no creía, habían pensado que fue un sueño cuando lo conté a los demás, pero luego de mostrar las fotos se dan cuenta que era verdad...

Algo que recuerdo al ver las fotos es cuando el taita desaparece al inicio del camino y debo subir solo con gran esfuerzo por la titánica estatua de oro, al final encima de la cabeza hay unos cuernos como de ciervos y en medio de ellos un nido gigante y un huevo enorme. Veo alrededor en busca de algo que no sé y entonces noto al taita sobre el borde y sonriendo maliciosamente, nunca dice nada, la sensación que tengo es sumamente desconocida, es como estar en las afueras del planeta y a punto de tocar el cielo. Veo un águila gigante acercarse...despierto extasiado.

Aquél día tuve una experiencia ulterior bestial, fue hermoso saber que estuve en ese lugar extraño y sobre ese dragón magnífico, una cosa simplemente maravillosa, nunca tuve un mayor sueño con sensaciones casi divinas como esta.

Malayerba

sábado, 9 de marzo de 2024

Empeyotada

*Empeyotada*

A mi amada le pasan cosas, la drogan sin querer y lo pasa mal porque ha sido sin querer. Terrible no ser yo quien lo haga para que lo pase bien.  Pese a todo, la amo más cada día. Se convierte en mi vida, se convierte en mi felicidad.

Por otro lado este  país se llena de marchas y lo único que se me antoja es disfrutar de un pitillo, pitillo que no tengo, que no he probado en más un año.
No es como que sea indispensable, pero que bien se siente ver la existencia desde otra óptica como la que ofrece la sagrada planta cuando es bien usada, cuando la usa alguien como yo, para hablar con Dios sin necesidad de palabras, para entender al creador sin necesidad de pensar.

Somos vidas pasajeras en un paseo revoltoso y la mayoría de veces no disfrutamos del viaje, no avanzamos en el camino y llegados a viejos no queda otra que esperar el reseteo, la nueva existencia, la nueva vuelta del ciclo a ver si esa vez lo logramos, pero casi nunca se puede, mas algún día se logra y el nirvana se consigue solo estirando la mano.

Pero por ahora quiero seguir disfrutando del amor que se me ha atravesado en el camino, gozarlo tanto como me sea posible. Enredarme en sus ondulados cabellos y perderme en la suavidad de su cuerpo olvidando que existo.

Malayerba


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Hay veces que simplemente necesito estar solo. Recordar que aquí adentro hay mucho vacío por llenar y que meditando lo consigo.
Me cuesta decir que no te quiero hablar, y no hay forma de decorar tanta convicción, pese a que te ame en exceso y sin razón aparente. 

Te amo, te adoro, te quiero, pero a veces necesito estar solo y nada más. Espero me puedas comprender.

Tengo miedo de perderte y no saber qué pasará conmigo si sucede, pero no puedo estar todo el tiempo para ti aunque me gustaría, tengo una vida y necesita estar en orden. 

Que hayas llegado a desordenar mi existencia no significa que no me guste que lo hagas, porque me encanta eso, que armes berrinches y me reclames para ti, porque al final soy tuyo, todo todito, soy de ti. 

Te amo, mi bebesota hermosa. 

Mayer

viernes, 23 de febrero de 2024

El buen Abad


—¿Por qué andas tan enfadado con la vida, muchacho? ¿Qué es lo que pone esa cara de odio en tu rostro?

Y el muchacho contestó: la muerte, señor... es la muerte la que no me llega, llevo toda la vida esperándola y no viene por mí, quiero volver a casa y no puedo, eso me frustra, eso me molesta.

Ya veo —dijo el Abad—, no veo razón para que siendo tan joven y bello busques la aniquilación del ser. —Come, pequeño, come y dadle satisfacción a tu estómago —agregó mientras le arrimaba un plato rebosante de comida, había lentejas, buena carne, aros de cebolla crujiente, algo de arroz y mucho más que se antojaba un manjar.

Y el jovenzuelo se agarró del plato con la voracidad del naufragó, comió y comió como si la vida se le fuese en ello. Entre las pocas cosas de las que gustaba, alimentarse era de sus preferidas. A medida que se llenaba, su miseria se opacaba, se olvidaba del mundo, se olvidaba de sí mismo.

El abad lo contemplaba apacible, no era odio lo que refulgía a través de sus ojos, solo hambre, se dijo para sí mismo y sonrió.

El pequeño sonrió igual, estaba satisfecho y su corazón se había puesto contento. Pero bien en su interior sabía que llegaría el día en que el vacío sería tan grande que no habría alimento suficiente para llenarlo y su mirada entristeció.

El Abad, viejo en los embates de la vida, percibió el asunto con la claridad del agua del manantial. Le ofreció un jugo de mango que el chico no rehusó. Bebió todo, le agradeció y se sintió somnoliento, el abad le ofreció un lecho confortable y el chico se dejó vencer, cerró sus ojos y una ligera sonrisa se dibujó en su rostro.

Nunca más se supo del chiquillo, no volvió a despertar y el Abad se dijo que ya había hecho su tarea, el resto ya Dios verá cómo le hacía... no era justo traer al mundo seres sin amor por la vida.

viernes, 16 de febrero de 2024

A ella le encanta leerme historias antes de dormir y seguirme hablando aún después de quedarme dormido.

A mí me encanta que me hable mientras me traslado a un mundo onírico sin fin y con miles de vidas sin sentido donde eventualmente la encuentro en alguna que otra y sin pensarlo la hago mía, me hago de ella, me dejo llevar tal como lo hago en esta realidad.

La amo sí, con toda la gana.
A veces me saca de quicio sí, nunca se lo digo, no hace falta, es algo que me irrita pero dura tan solo un instante porque sé que siendo así es que me enamoré y siendo honestos, cuando se enoja y saca ese carácter no puedo hacer más que reír, sea por miedo o por gozo, no lo sé, me da risa, creo que de tenerme en frente podría matarme, pero si es el caso, no importaría, no si es su mano la que acaba con mi vida... Me iría contento y con una sonrisa.

viernes, 9 de febrero de 2024

Un mundo «xd», en efecto, le dije.
Porque su video era evidente.
Este mundo se va a la mierda, a la mierda más profunda y no podemos evitarlo.

Todo cuanto han pronosticado los que se saben visionarios, es posible cumplirlo a cabalidad ¡joder!: apocalipsis zombies, robots asesinos, invasiones alienígenas, todo puede ser tan real como lo que comemos en el almuerzo, y solo en pocos años en el futuro.

A veces quisiera vivir en la época de las cavernas y no preocuparme por nada más que buscar comida y echarme a dormir sin miedo a represalias por cruzar una frontera inexistente.

Malparido hijo de la gran puta el hambriento que se adueñó de lo ajeno, lo catalogó como suyo y corrompió al mundo... La propiedad privada se cagó todo.

*_Yerba_*

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domingo, 4 de febrero de 2024

Desalmada

No importa cuanto me prepare para su marcha, sé que cuando lo haga de verdad, no voy a saber qué hacer. 

Quizá sea por eso que a veces inconscientemente me alejo, para que duela menos, aunque sea una labor imposible al final de cuentas. 

Un día hablando le dije que ella podía mandarme a la mierda si quisiera. Abandonarme cuando le plazca, pues es su decisión hacerlo si lo siente, y dijo sí, puedo hacerlo claro que lo sé, claro que lo he pensado. Aquellas palabras me calaron hondo, no lo dudó ni un instante... Es una desalmada.

Malayerba

El temerario de la montaña




Un caballo malparido que no huye, es más, se acerca y nos mira fijamente, aunque las perras le ladren asiduamente el muy desgraciado se acerca, y es tanto el acercamiento que me pone nervioso. Echa patadas de vez en cuando y eso me preocupa, he visto animales más nobles atacar con fiereza. Eso es lo me preocupa, que se pare en dos patas y me las ponga dulcemente en la cara y me mande de regreso a casa, casa que he olvidado en qué lugar del universo se encuentra.

La niña de mis ojos no se reporta y eso agrava más el preocupamiento, me inquieta saber lo que le ha ocurrido y no hay otra cosa más que hacer que esperar a que aparezca y que de su rostro no se haya desvanecido su sonrisa.

Mirando otros cuadrúpedos en la lejanía hace que a mi mente lleguen pensamiento nocivos, saber que tendrá que suceder la partida de quien se ha querido es algo para lo que la preparación no alcanza.
Pero esa cosa llamada vida es así y no es posible cambiar lo eterno.
Solo queda aceptar lo que haya de suceder.

Tan sencillo es hablar de las experiencias ajenas, tan difícil de sobrellevar las propias.


Malayerba

viernes, 19 de enero de 2024

Sabueso


Siento un extraño dolor en la caja torácica. Va y viene; hay algo que está mal. Es intenso, me duele mucho, no sé, seguramente voy a morir pronto, ojalá...

Me pregunto qué razones me sostienen aún respirando, cuando hace mucho que debí dejar de hacerlo. Para tan avanzada edad sigo cometiendo errores de principiante.

La inteligencia sigue escapando y yo voy tras su rastro como un sabueso, cuando estoy a punto de atraparla, salta un par de metros más allá. Pero en ese salto deja caer un libro, siempre deja un libro, y yo, tonto como soy, me entretengo a leerlo en vez de avanzar y así, cada vez más siento como la ignorancia que viene detrás, me alcanza y me pone un brazo encima. Para cuando me doy cuenta, la inteligencia lleva más de un kilómetro por delante y debo volver a empezar, con más fuerza, con más ganas pensando que esta vez sí lo lograré, pero cuando estoy cerca, vuelve a saltar y el ciclo se repite.

Hay veces en las que me canso y quiero dejarme ahogar en algún profundo charco del camino, total, para qué seguir si no podré lograrlo. Pero supongo que no hay de otra, a falta de amigos y de amor siempre tendré las palabras, aunque muchas veces no las entienda. Y de todas formas hay quienes me siguen en el recorrido, a veces son un par, otras veces son más de diez, pero siempre me acompañan en el camino, de vez en cuando ladran, sino, solo lo hacen en silencio, y a la hora de dormir les cuento lo que he aprendido en los libros, me miran con la cabeza ladeada, dudo que me entiendan, solo se acuestan a mi lado y nos abrigamos entre todos.

En el fondo, supongo que soy como ellos, un simple animal que busca afecto, estar junto a quienes lo aceptan como es y, en lo posible, jugar, comer y dormir sin más preocupaciones.


Yerbita

domingo, 14 de enero de 2024

Lluvia de relámpagos

Porque no es posible dar otro título a la maravilla de la que he sido testigo en esta noche.

Hablando con la mujer que amo, he llegado a un campo desierto y desde ahí sin imaginarlo vi luces en el horizonte, luces creadas por la intensidad de serpientes electrizantes. Tremendo, hermoso, divino, precioso. Mis ojos se hipnotizaban al ver aquellos relámpagos apareciendo cada tres Segundos; han sido más de los que he podido contar.

Mi chica se reía al saberme emocionado como un niño descubriendo el mundo y yo la amé una vez más, porque siempre la amo una vez más cada vez que se ríe.

¿Por qué tienes miedo de gritar un «te amo» sincero a los cuatro vientos, cabroncete?

¿Acaso tienes miedo de no tener la certeza de que tu amor está bien guardado y que al gritarlo se pierda toda su valía en la persona incorrecta? Sí, eso debe ser y entonces te noto jodido porque así no se puede vivir.

Yo, por otro lado, no tengo idea de si es la persona correcta ella, pero tengo toda la certeza absoluta de que la amo con todo el corazón y por ahora nada más importa. Se enoja sí, muchas veces, y a lo mejor es culpa mía, o a lo mejor de ella, pero supongo que eso es lo que nos encanta. A ella enojarse y armar berrinche; a mí, verla enojada y buscar la manera de volver a hacerla reír, porque al final todo desemboca en lo inevitable: besos, besos con ganas, besos llenos pasión añejados con caricias, tantas, como si fuese la última vez que se las pudiese sentir.

Así funciona esto: la quiero, me quiere, la amo, me ama, la extraño, me extraña, me ocupo en algo y tardo un poco en llegar a su lado, y ella me manda a la puta mierda, aunque nunca sea grosera, pero cuántas ganas no le deben dar...Y nace entonces la obligación de buscar otro camino, otro sendero que me lleve a atravesarme en su día porque a esta altura no le veo sentido a la vida ni a la felicidad si no está ella.


Malayerba