domingo, 29 de octubre de 2023

El último del año

Caída la noche me preparé para el descenso, mas me preocupé cuando detrás de mi la oscuridad avanzaba a medida que yo andaba.

Apresuré el paso y algunas curvas más abajo, choqué con una pared de tierra de montaña. Tardé un rato en poder entender qué demonios era aquello. Era una loma de sedimento para arreglar la vía que hace tiempo estaba a caída. Entre eso y la oscuridad a mi espalda algo en mí se sintió espantado, luego oyendo la melodía recobré la calma, serené mi alma y proseguí a cruzar por el único lado que era un lodazal, tarareando el ritmo de Aire de ganjah de Yanawalka, yo quiero aire, yo quiero aire, yo quiero aire de ganjah en mi despertar. Yo quiero aire, yo quiero, yo quiero aire de ganjah en mi respirar...

Fue el último pipazo allá arriba. La última fumada del año y había que disfrutarla desde lo alto, cerca de la cima donde suelen bajar las sombras del bosque a beber del rocío crepuscular. 
Solo como sólo los estoicos de ayer y de mañana lo están. Mas siempre acompañado por el viento, el trinar de las aves y dos perras.
Siempre dos perras. No puede ser paseo sin ellas.
Oyendo buena música y disfrutando el anochecer desde lo más alto.

¿Qué faltó? Una piernona nada más, con short apretado remarcando ese trasero bendecido por Dios.
Una blusa a la mitad del ombligo, y una chaqueta con hojas de hierba en su diseño.
Negra ojalá, como mi alma; o blanca, como mi espíritu.
Aunque intermedia también sirve, el todo es que tenga ganas de sonreír porque hemos comprendido que el juego de la vida está ganado, que está de puta madre.

—Malayerba —me dijeron un día—, ¿cómo haces para escribir esas letras tan cabronas? Yo sonreí; con singularidad les respondí —talento, señores, puro y duro talento, más poco menos de cuatrocientos libros encima, y poco más de tres cuadernos de mi puño y letra en el calendario.
No es posible escribir una buena obra, sin antes haber hecho cientos de malas.
Y así para todo en la vida, paciencia y experiencia...

—Eres el puto amo —gritaron.

—Todo un filósofo de la nueva era —murmuraron los más sensatos.

—Maestro —apuntaron los más osados.

Yo apresuré a decir: no exageren, no es pa tanto...


Yerba


miércoles, 25 de octubre de 2023

Red power

Pues no recuerdo mucho lo que implica la palabra «antes», pero un día fui testigo la magia: había una chica que sobrepasaba lo maravilloso. Iba, de alguna manera, más allá de lo perfecto. Era hermosa en cuerpo y alma, y quizá más en el cuerpo que en el alma o quién sabe, nunca la conocí como debía. Pero tenía una particularidad; era roja, roja como el sol de poniente. Era bella, bella como los oasis del oriente. Era divina y sentaba tan bien al espíritu como un café y dos mil de pan al iniciar el día.

Era una especia de fiera, una salvaje, una diabla, el demonio en carne viva, todo en ella era imponente con su cabellera colorada bailando al ritmo del viento, era simplemente: perfecta.

Si algún día la ves, dile que el jueves de la semana pasada se me fue el día recordándola de la nada...


Yerba

martes, 17 de octubre de 2023

Estaba rica

Entonces ya venía de regreso cuando los miré al otro lado de la vía, saliendo de una droguería, no sé quienes serían, tampoco importó, pero el grito fue claro, ¡AAGRHH! Gritó aquél cuando su novia, supongo, le metió el dedo en el culo por encima de la sudadera, luego le dijo algo y se besaron intensamente, se subieron a la moto y arrancaron.

Yo no detuve mi caminar, pero en mi mente empecé a dilucidar lentamente, ¿me gustaría que mi pareja me ande metiendo el dedo en público? No lo sé, lo del público me es indiferente, pero dejarme meter en dedo así seco, me causa cierta desconfianza, aunque lo primero sería conseguir pareja, creo. 

En fin, que seguí caminando y pensando y, entre tanto, alcancé a ver de reojo unas papas bien rellenas asomando en una vitrina. Me detuve de golpe, porque no es posible avanzar si se ha visto papas rellenas en una vitrina echando humo con olor a gloria, no obstante, no se puede uno confiar por la apariencia, así que le inquirí a la señora la pregunta clave que dudo alguien se la haya hecho antes, porque puso cara de ¿cómo así? ¿Qué pregunta es esa? Cuando le cuestioné, pero qué, ¿si están ricas? Dudó un instante antes de responder, no creo que haya sido porque no creyera en su culinaria arte, sino porque la pregunta quizá estaba demás, pero aún así respondió, sí, sí, claro. Y yo, bueno, a ver, deme una a ver cicierto.

Procedí a echarle muela, un poco de picante y algo de salsa de ajo para sazonar... En efecto, la señora no mentía, estaba rica.


Yerba

lunes, 16 de octubre de 2023

Ella no me quería.
Me tenía miedo.
Pero era bien cierto que se reía.
Me decía que yo la hacía reír mucho.
Que también le gustaba.
Que yo le atraía.
Y yo me llenaba de dicha porque alguien sentía algo lindo por mí.
Pero cuando le preguntaba entre bromas y jaleos sobre el sentimiento de su corazón, la respuesta era obvia, no quería mi amor por ser como soy.
Y entonces yo insistía, pero ya sin esperanza,
ya sin fe,
ya sin razón...solo para que no me viese caer y que descubriese que su rechazo me dolía como debe doler el saberse no aceptado en lo importante, en lo primordial, en lo valioso.

Entonces la noche se tornaba lúgubre y fría, mi habitación se hacía pequeña y me asfixiaba. Una presión se cernía sobre mi pecho y en la oscuridad una lagrima rodaba por mi mejilla.

Me estaba rindiendo.
Ella no creía en mis palabras, claro, en un mundo tan mundano y corrupto, no era posible creerle a quien no sabe mentir.

La vida es horrible sin amor... Ojalá hubiese sido menos inteligente y más ingenuo, más iluso y menos sabio, cuando lo tuve entre mis manos. Ojalá no hubiese sido un cobarde... Ojalá y hubiese muerto en aquella caída, y no abrirme la cabeza y seguir vivo solo para seguir estorbando...


Yerbita