Es increíble como el estado de ánimo cambia la vitalidad de una persona;
pero más increíble, es que baste oír su risa para contagiar de alegría mi vida.
Y es que no tengo miedo de gritarle al mundo que te quiero;
como tampoco tengo miedo de entregarme a ti por completo.
He pasado toda la vida creyendo que eso de los ángeles, era una mentira,
que era imposible que algo tan bello y perfecto pudiese existir;
pero de repente un día me topé con ella,
y aunque no era un ángel, sí que era la cosa más bella,
y no supe que era perfecta, sino hasta que me invadió con amor, el alma.
Sin embargo, sigue siendo humana,
y los miedos absurdos a veces le quitan la calma.
Ojalá y entendiera que no miento, cuando le digo que mi amor por ella es más que un simple sentimiento;
que he puesto mi vida en sus manos;
y que tiene el poder de elevarme a los cielos,
o si le place... de hundirme en el peor de los infiernos.
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