miércoles, 2 de noviembre de 2022

¿POR QUÉ LOS POETAS FUMAN?

Poco me importan las cosas terrenales, por si aún no lo has notado, pero como no eres de este mundo, a ti sí que quiero darte relevancia. 

Ya no dejes que la ansiedad te coma los labios y permite que sea mi boca la que lo haga; 
deja de llorar a solas y báñame el pecho con tus lágrimas. 
Porque necesito que la gente vuelva a creer en las palabras de un poeta (aún no sé para qué) pero que al fin le den su respectivo valor, sin embargo, no será posible si sólo estoy yo. 
Necesito de ti, mujer, de tu sonrisa, de tu carácter y de tu forma de ser. 
Que te puedes inspirar de otra cosa, de un paisaje, de tus mascotas, de una uva, dicen. A tomar por culo, yo quiero inspirarme de ti, ¡coño!, de tu pelo resplandeciente a la luz de la luna llena o de alguna estrella, como por ejemplo el sol de noviembre. 
Porque si somos diminutos antes los ojos del tiempo y el espacio, qué más da hacer un par de tonterías para molestar a los dioses y darle un poco de brillo a esta vida.

Por qué los poetas fuman, no lo sé y a decir verdad, a quién le importa, solo buscaba un título para esto.
Pero sí sé que quiero volver a fumar contigo en una oscura y fría noche como la de hoy, mientras buscamos el calor rozando nuestros cuerpos. 
Quiero beberme el humo desde tus labios y de paso saborear tu santa saliva. 
Quiero devorar el cuello que sostiene la cabeza donde reposa tu larga cabellera y perderme en ella. 
Quiero que mis manos no se queden con las ganas de recorrer cada centímetro de tu cuerpo y que cada día descubran un nuevo lugar. 
Que cada abrazo sea eterno; no soltarte jamás. 
Quiero traspasar con palabras el caparazón que rodea tu corazón y que tu alma con la mía bailen un vals para dos. 
Quiero, ya sabes, dejar este vicio, el humo, la cerveza, el alcohol, el cigarrillo, pero quiero tener un motivo, vivir contigo un idilio sería lo más parecido. 

Malayerba