Dejarse caer en la tentación y fluir como el humo del cigarrillo.
Dejar atrás los malos pensamientos.
Tan solo vivir y disfrutar de lo que llevamos dentro.
Y así lo disfruto yo ahora,
porque mi corazón ha hallado cobijo en un lugar a donde los dioses suelen ir a pasear:
El corazón de una mujer amante,
de una novia delirante,
la de la voz parlante;
la que me ha mostrado que sin importar qué, hay que salir adelante.
La que a pesar del temor, ha conquistado mi corazón.
La que sin forzar la cerradura, me ha contagiado con su amor,
y no me queda si no corresponder a su capricho.
No me queda más que disfrutar de este hermoso y perfecto idilio.
Ahora ya no veo a las estrellas para pedir deseos.
Ahora solo levanto la mirada para elevar un agradecimiento al cielo.
Tantas lunas esperando a que llegaras.
Tantos inviernos hasta que por fin en uno te he podido mirar a la cara. Decirte cuanto te extrañaba.
Que he pasado tantas vidas echándote en falta.
Y que pensé en rendirme varias veces.
Pero hallarte ha sido como si volviera a nacer,
y susurrarte al oído que en esta vida me mataría si te llegase a perder,
es lo que hago al mirarte dormida a mi costado, mientras te secuestro un beso, cada anochecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario