viernes, 7 de diciembre de 2018

NOCHE DE VELITAS (+18)

Llegó por sorpresa, mientras encendía la tercera vela,
tapo mis ojos con sutil delicadeza,
pero no pude caer en la cuenta de que se trataba de ella,
el típico: -¿Adivina quien soy?- exclamó,
-no me jodas mujer, no tengo ni puta idea de quien puedas ser-, le repliqué,
de pronto me dio media vuelta y sentí enrojecer mi lado izquierdo por una bofetada,
ahh caray, eres tú, -¿qué haces aquí?- inquirí,
me miró como solía hacerlo en tiempos pasados, 
-no tengo donde quedarme-, respondió,
-estoy cansada y no tengo dinero, a parte no quiero volver a casa por ahora-, añadió.

No sabía como tomarlo, algo en su mirada había evolucionado,
quizás era más elocuente al hablar,
tal parece que la experiencia le había hecho madurar,
-de acuerdo, ya sabes dónde quedan mis aposentos- bromee,
-pues prefiero tu colchón lleno de pulgas a dormir en el andén- dijo, y se dispuso a entrar,
-oye espera- le dije, -aún me faltan siete velas que colocar-,
se dio media vuelta y sin molestia se digno a ayudar.

Ella sujetaba las velas, yo les concedía el fuego,
una a una se acabaron rápidamente,
y la casa quedó adornada fogosamente,
sin querer en la última vela quemé por accidente su mano,
pegó un grito y me estampó un golpe en el hombro,
me reí con gana, me miró con suspicacia,
sujeté su muñeca, y la acaricie compadecidamente,
ella me miró con un brillo ocular,
me remontó al pasado de días de maravilloso despertar.

-¿Entonces te engañó, o solo te aburrió?- cuestioné,
alzó la ceja como esperando a que repitiera la pregunta,
no lo hice y comprendió que yo no había cambiado,
y que el lenguaje de miradas que un día creamos no se extinguiría jamás,
-solo te diré que quiero tiempo a solas, nada más necesitas saber- me dijo,
asentí a su respuesta, no quería investigar la verdad.

Entramos a la casa,
le ofrecí un poco de café,
me rechazó, pero aceptó un poco de té,
lástima que no tenía y a cambio le preparé chocolate,
quedó encantada de todas formas y lo bebió como si no hubiese comido desde el almuerzo,
la verdad estaba más delgada,
al parecer algo no andaba bien,
sin embargo lo dejé pasar,
y le dije que cuando guste al cuarto podía bajar,
yo me quedaría a escribir alguna estupidez,
la verdad no quería cometer un error y ante la tentación caer.

Se hicieron las once de la noche y me dirigí a la pieza,
prendí la luz y allí estaba ella,
dormida con su cabello rizado cual inocente bebé,
rápidamente mi chaqueta me quité, y en pantaloneta y sin camisa quedé,
me introduje despacio evitando perturbar su reposo,
una vez cubierto suspiré plácidamente,
sin embargo el sueño no lograba concebir,
ella se giro suavemente y su mano abrazó mi pecho,
-tampoco puedo dormir- me dijo,
y me besó el mentón,
aaaahh maldita sea, ya sabía yo que esto pasaría,
-pero no tengo protección querida, no será en este día- exclamé,
-estoy planificando idiota- musitó,
fue el boleto que directo al infierno me llevó.

Besó mi cuello, besó mi mentón, acarició mi cuerpo,
sin temor y reconociendo cada zona,
bajo hasta mi miembro,
lo apretó con afán,
la erección no se hizo esperar,
y al fin una sonrisa pícara dejó escapar,
-supongo que no has cambiado- le dije,
-supongo que hay cosas que no lo hacen- replicó,
me dejé llevar, nada más podía hacer ya,
le quité el camisón y tras de él el brasier,
no tenía las tetas tan grandes, pero siempre me gustaron su firmeza,
acaricié su cuerpo, bese cada parte de sus senos,
estrujé los pezones, me amamanté cual bebe hambriento,
al rato se decidió que las cobijas estorbaban, 
prendí el parlante y el acto debía generarse bajo la melodía de Pantera,
me quitó los harapos que me cubrían, me quitó el boxer que tenía, con los dientes,
y sin tiempo a nada su lengua ya jugaba con mi pene,
succionaba cual urgida sexualmente,
masturbaba a la vez que lo mamaba,
me estaba volviendo loco, 
me estaba complaciendo fervientemente.

No hubieron más diálogos innecesarios,
más que los creados por los cuerpos incendiarios,
la acerqué a mi boca entonces, y la besé intensamente,
luego le di media vuelta, y su silueta quedó alineada perfectamente,
arranqué sus bragas de un tirón,
le mandé la lengua sin temor,
olía fenomenal, tenía el aroma de una musa floral,
lamí tanto como mi boca y mi lengua lo permitieran, 
mientras ella chupaba cada milímetro de mi abultada entrepierna,
no se cuantos minutos pasaron, 
perdí la noción del tiempo,
solo escuché un gemido al ser satisfacido su coño a tiempo,
segundos después, inundaba su boca con mi semen,
se atragantó de repente, pero no dejó que se derramara ni una gota, aparentemente.

Luego se regresó a la posición estandarizada,
donde sus genitales a la altura de los míos se encontraban,
me besó apasionadamente una vez más,
y su coño en mi verga sentía la necesidad de dominar,
con su mano arregló el órgano viril,
lo introdujo en su entrada,
se clavó sin temor a nada,
estaba algo estrecha, sabrosamente apretada,
tal pareciese que hace mucho no gozaba,
quizás y hasta fue desde el día en que conmigo cortaba,
un vaivén y un movimiento de caderas estruendoso,
unos gemidos tales que despertarían la envidia en los vecinos,
una reconexión de un amor perdido,
era la muestra de un cariño podrido.

Quedó exhausta tras el segundo asesto,
yo estaba igual, me había descargado con implacable deseo,
pero no podía quedarme quieto,
siempre habíamos llegado hasta quedar muertos,
en mi brazo derecho su cabeza posó,
sus trasero redondo a mi pelvis provocó,
la última gran erección se generó,
y su culo blanco sintió una vez más el dolor,
se lo hundí hasta el fondo sin más,
con mi mano izquierda su clítoris frotaba con singularidad,
se retorcía del placer más de lo que el dolor pudiese provocar,
mordía mi brazo, poco antes de estallar,
juntos a la vez, ambos llegando a la inmediatez,
como si hubiésemos calculado el temporizador de nuestros cuerpos,
como si el plan se hubiese ejecutado a su mejor tiempo.

Quedamos profundos,
abracé su cuerpo,
suspiró con un último aliento,
me quedé pensando un instante,
si podríamos volver a lo nuestro,
y como si leyese mis pensamientos,
-no querido, no volveremos a ser los mismos de antes- me dijo, y se durmió al momento,
-supongo que tienes bastante razón- susurré,
-sin embargo, siempre te guardaré un lugar especial en mi corazón- añadí, y me dormí. 


🌹Malayerba🐉

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