domingo, 9 de diciembre de 2018

FRÍO DECEMBRINO (breve historia poetizada)

Una calada profunda al cigarro negro para alivianar la noche,
es domingo y bajo estrellas serpenteantes me hallo,
pensativo, inmiscuido en mis adentros,
reflexionando si ha sido esta la mejor opción escogida.

Inhalo otra bocanada de humo y la escupo al aire,
le reclamo a su fantasma el haberme puesto en este aprieto,
ya son más de las once y no he cenado,
¿qué se supone que debo hacer con este bebé en brazos?

La tentación de librarme de la carga es fácil,
el bote de basura está solo a un par de metros,
llenarlo será como encestar una pelota de basket,
nadie hay por aquí, no sabrán gracias a quien llegó allí.

Dudé en hacerlo,
el frío era tenaz y entumecía mis manos,
necesitaba zafarme del embrollo ocasionado por las circunstancias,
como siempre, sin pensar en las consecuencias actué,
y al tinaco de la basura arrojé al bebé.

Me retiré apresurado del parque bizantino,
recorrida una cuadra me sentí mal,
transcurridas dos, un trueno sonó,
y habiendo pasado la cuarta manzana, llovió.

Me encontraba ya muy lejos y contaba con el último cigarro a medias que se consumía con premura entre mis labios,
di media vuelta y regresé corriendo,
¿qué me llevó a tomar tal decisión? nunca lo sabré,

a lo mejor un impulso más de los muchos que tomé.

La cuesta casi me provoca un infarto,
el aire se ponía pesado,
y sin embargo no paré,
pudo más el peso de la consciencia,
no me atreví a dejar que aquella muriera;
llegué al tinaco con arrepentimiento,
pero ¡oh malparida sorpresa!, ya no había nada allí,
alguien se la había llevado,
me quedé pensando por un rato, y solo desee que le vaya bien.

La lluvia no paraba, y me dispuse a regresar a casa,
pocos metros más adelante, el llanto me fue desesperante, 
se alertaron  mis sentidos hacia la dirección del sonido,
a toda prisa atravesé el sendero, y por puro reflejo, le asesté un golpe certero al perro,
el otro me ladró y me atacó, 
con el brazo izquierdo me protegí,
y con la mano derecha golpee como pude al hambriento can,
me soltó y huyó el vibronzuelo,
recogí al bebé que lleno de barro estaba,
le limpie el rostro, pero no reparé bien en su cara,
la fatiga era tremenda, le cubrí con la remera,
regresé más que apresurado,
y sin darme cuenta del camino,
estaba en casa ya todo más tranquilo.

Temblaba yo del frío, el bebé temblaba mucho más que ya ni siquiera podía llorar,
agua caliente preparé,
y rápidamente de su ropa mojada le liberé,
fue cuando noté las manchas de sangre,
y terriblemente me asusté,
le revisé completamente el cuerpo, pero no había más que arañazos,
tan torpe fui que su cabello rojizo estaba más colorado de lo normal,
y entonces me di cuenta que en la frente del bebé los colmillos había alcanzado a clavar el animal,
busqué algo de alcohol, desinfectante o algo, pero no había,
destapé un ron que tenía guardado,
y con una toalla le limpie la cara,
le revivió el ardor, 
empezó a llorar, y lo traté de calmar,
y fue ahí que  penas que noté que en vez de una tripa con glande,
tenía dos huecos hacia adelante,
era una niña, y a penas tendría unos cuatro meses.

La bañé cuidadosamente, el calor regresó el color a su piel,
la arropé muy bien, y durmió como duermen los bebés,
luego me duché y me cubrí también,
pero no me fue muy bien, un resfriado hijo de perra gané.

Me dispuse a dormir, no quería en nada más pensar,
solo quería soñar y despertar en otra realidad,
sin embargo no sucedió y a la hora la bebé lloró,
esta vez lo intuí, a de ser hambre lo que tiene la pequeñín,
y busqué algo de leche que tibiar,
fui por ella y la cargué, 
en la claridad del cuarto se parecía a un ángel,
creo que hasta de ella me enamoré.

Se tragó un vaso completo,
y se durmió de nuevo,
y al fin yo también logré dormir.

Muchos desvelos a partir de ahí fueron mi condena,
muchos infartos a punto de coronar extendieron mi vida serena,
Valeria, como la nombre fue mi más traumática vivencia;
y mírate ahora, ya eres una mujer con dos cachos en la frente,
jajaja no me mires feo que te quedan de puta madre, mejor agradece al can y a sus dientes.

Ahora estás aquí, a punto de cumplir los dieciocho y con los mejores resultados,
una mente brillante y una vida por delante,
ya no soy necesario,
tienes todo el conocimiento suficiente para dejar una huella gigante,
te veo luego, tus amigos te esperan.

-Papá- me gritó, -¿Para cuándo la historia antes de terminar en tus brazos? quiero que me la cuentes en la cena- añadió.

-No lo se realmente- respondí, -quizás un día de estos en el que quiera morir- añadí.

Me miró con suspicacia, pero ingresó a la universidad, no sin antes decirme que la cena la quería con una rica pizza,
sonreí asintiendo y me alejé con con un cigarro encendiendo.

"Ay mi querida niña, espero y te olvides de la última pregunta, no querrás saber la verdad de tu madre y que ocurrió con tu padre, no querrás saber quién soy, no quiero morir tan pronto, y mucho menos hoy, quizás en un par de año más, ya todos mis pecados esté dispuesto a pagar".


🌹Malayerba🐉



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