miércoles, 29 de abril de 2020

DULCE RISA

Cuando me percaté que anochecía, salí a entrar la ropa. 
Luego de un rato oí un leve susurro, 
y al no hallar su origen en los alrededores, miré hacia arriba y ahí estaba. 
La luna dibujó una sonrisa en el firmamento;
se reía de lo que me estaba pasando:
—¿Qué?, estas jodido, ¿no?
—Negué con la cabeza y una risa mediocre—. 
—No lo veías venir, ¿verdad?
—En mi puta vida —dije riendo sin creerlo aún—. 
—JAAAAAAJAJAJAJAJA... La vida sorprende querido, 
la vida sorprende demasiado y justo cuando menos lo esperas —me dijo, y luego se cobijó con un par de nubes que se atravesaban por ahí—.

Me quedé pensando en el qué hacer.
Solo sé que tendré un mundo esperando para ti. 
No será un jardín del Edén,
pero lo estoy construyendo con mis propias manos,
y pronto vas a perfumarte con el olor de las flores que no negarán una sola gota de su esencia cuando te vean sonreír. 

Así que, bueno. 
No hay afán. 
No hay prisa. 
Te esperaré lo que haga falta. 


Malayerba

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