lunes, 4 de febrero de 2019

¡MAMÁLO HIJUEPUTA! (+18)

—¿Me dirás que ocurre?
—mmmm, aaaahhh— suspiró, —es que... me pica el culo— añadió avergonzada,
—ppffff JAJAJAJAJA temo que el arroz de la empana voló hasta la mesa contigua, exploté en un tsunami de risa justo cuando tenía la boca llena,
—¡no es gracioso!,
—no, claro que no, a nadie le gusta aquello, pero me ha tomado por sorpresa, le dije,
—no me quiero rascar aquí, pero de verdad que no aguanto,
—ven, sientate en en mis piernas, le propuse,
—bueno,
y se sentó de manera que discretamente se aliviara la picazón mientas simulaba acariciarme, pero la susodicha estaba estrenando un jean verde petróleo y la uña no pudo acceder al lugar por encima de la ropa, y meterse las manos debajo del pantalón no era algo que haría, pues aparentar modales y decencia era lo máximo para ella.



—De acuerdo, busquemos un baño entonces—, apremié, y salimos del pequeño local de comidas rápidas,
su caminar era divertido puesto que al hacerlo intentaba que rozaran sus nalgas reduciendo así la comezón, pero el acto produjo el efecto contrario y aumentó más,
—¡okay es suficiente!— gritó,
yo reí de nuevo, y me arrastró de la mano a uno de esos lugares que me producen desobligo: un salón de los testigos de Jehová que estaba justo en frente,
entramos afanados y una cuarentona con falda nos recibió con esa amabilidad fingida que aquellos creyentes usan, mi compañera pidió permiso para el baño con urgencia, le aceptaron y se perdió en el fondo,
yo me quedé un momento ahí escuchando las palabras del altísimo, pero al cabo de un rato se tornó aburrido y fui hacia el baño a esperar a Eliza (era con quien andaba por si no ha quedado claro),
saqué el celular para distraerme un rato, pero no había señal en el lugar,
toqué la puerta y le pregunté que ocurría, el porqué de la demora,
—¡Cielos!, dame un segundo
, me dijo y en un momento abrió la puerta; yo ingresé al estrecho lugar,
—creí que solo querrías eliminar la piquiña,
—si, pero aproveché a orinar,
—mmm ya veo, dije sin pensar fijando mi vista en sus pechos,
—¿qué miras?
—a ti,
—ajá, ¿y por eso se te ha puesto duro?
—jajaja, no puedo controlar eso, dije mientras arreglaba mi verga que se estaba estrujando con el boxer,
—presta pues
, me dijo, y procedió a desabotonar mi pantalón, sacó mi verga ya erecta y se la llevó a la boca, 
aquella escena me calentó bastante, ella sentada ahí en el inodoro, poco espacio en el baño para dos, pero suficiente para movernos un poco,
la seguía mamando con fina dulzura,
de pronto se me antoja y recojo su cabello disimuladamente para que no se de cuenta y agarro su cabeza con fuerza y le introduzco mi falo hasta la garganta, si me hubiese visto alguien, de seguro que miraba la malicia pura en mi rostro,
dura menos de un segundo la reacción antes de que me golpeara los testículos con brutalidad, me alejé de golpe y caí de rodillas intentando calmar el dolor, que pendejo, ya la había hecho enfadar.


Sin embargo no tuve tiempo a lamentaciones ni lloriqueos puesto que en menos de un parpadeo ya la tenía parada frente a mi con esa cara de desquiciada, que a veces debo confesar, me da miedo,
—¡Te voy a castigar niño insolente! me dijo,
y antes de que pudiera pedir misericordia me agarró del pelo con fuerza y me acercó a su coño aún goteando algo de orina,
—oye no, no me pondrás esa cochinada en mi car...wshrashash,
—¿ah no? ¡MAMALO HIUJEPUTA! Gritó con ahínco,
me parecía asqueroso el hecho y por ende nunca lo había insinuado siquiera,
y ahora me tenía obligado a lamer un coño mugriento,
pero vaya sorpresa, de haberlo sabido, desde el primer día mi boca la hubiese ofrecido de recipiente a sus encantadores fluidos, he de aclarar que el sabor me puso cachondo al instante, pues tenia cierto saladez agria con un toque de dulce, una mezcla algo inusual, que me pareció encantadora.


Evidentemente al descubrir tal maravilla, agarro sus nalgas con fiereza y me prendo a mamar cual naufrago de cinco días de extravío,
chupo todo sin permitir el escape de una sola gota, lamiendo e introduciendo mi lengua a todo lo que dé en su deliciosa cueva del amor,
ella se mueve plácidamente extasiada,
se ha puesto demasiado caliente cosa que no tarda más de un minuto en desfogar toda su lujuria en mi boca que más que ansiosa se encontraba,
sigo lamiendo, y con ayuda de mis falanges en su dentro provoco otra corrida más, causa de que me soltara de repente para disfrutar de la sensación que le sigue al orgasmo,
pero yo que ardiendo me encontraba, me levanto de golpe y la acomodo presionando sus pechos contra la puerta y su culo viendo mi polla,
joder, que vista más exquisita,
procedo a introducir mi verga con la misma fiereza con que ella retrocede para recibir todo como si quisiera que los huevos también le penetraran,
y arremetiendo con una velocidad no acostumbrada presas del momento,
nos corremos juntos dentro de unos instantes después,
cabe aclarar que las contracciones de su vagina eran sumamente agradables lo que no me permitió desalojar mi falo fácilmente,
la abracé fervientemente mientras le mordía el cuello suavemente.


De repente tocan a la puerta,
—oiga señorita, ¿se encuentra bien? preguntó alguna mujer que de seguro oyó el grito antes mencionado,
—si, no se preocupe, estamos bien, estoy bien, estoy bien,
me moví introduciendo mi verga algo flácida, pero dura lo que provocó que un gemido soberbio saliera de su boca inundando el lugar,
—¡DIOS MIO! ¡PECADORES!, fue lo que escuchamos antes de que se oyera alejando sus pasos,
reímos fuertemente y nos besamos con altiva pasión,
instantes después oímos varios pasos y esta vez no tocaron la puerta, sino que la golpearon con fuerza exigiendo que saliéramos, o llamarían a la policía,
pero venga, aquello, lejos de asustarnos aumentó aún más la lascivia que poseíamos y mi verga se empinó con rudeza, otorgando la oportunidad de volver a follar antes de lo esperado,
mi amada, que aún mantenía la sensación de gozo de la última corrida no dio tregua y se volteo hacia mi, desabrochó su camisa y bajando su brasier se entregó a mi; y aprovecho el momento para bendecir aquellos pechos que tan bien hechos estaban que podría ser ateo con millones de argumentos, pero la perfección de aquellos senos no podían achacarse si no al mismísimo Dios, los cuales no tardé en apretar y chuparlos antes de que se abalanzara sobre mi en un salto frenético,
la recibí en mis brazos y guié mi verga a su coñito húmedo por el arrebato anterior,
ella se sujetó a mi con sus piernas en mi cintura y sus manos en mi cuello,
y procedimos al combate,
los gritos de los desesperados creyentes aumentaban nuestro gozo,
asegurando que nos estábamos condenando por cometer tales actos en la casa de Dios era suficiente excusa para terminar en el infierno,
no es por nada, pero estoy seguro que lo único que tenían era un envidia tenaz.


La emoción fue tan intensa que cada vez gemíamos más fuerte provocando más histeria en nuestros oyentes al otro lado,
y entre gritos y maldiciones, obscenidades y mil groserías más ofrecimos un tributo a los dioses más perversos en aquel rincón de la ciudad,
nos besamos ardidamente, y rápidamente nos arreglamos,
un poco de agua para enfriar el momento, y abrimos la puerta,
con la mayor tranquilidad y descaro salimos del baño a la avista de todos, que nos miraban con desprecio, rabia, y por supuesto en los ojos de unos se notaba la envidia que había intuido, en especial la del pastor líder.
Con muchos reclamos nos expulsaron del lugar diciendo que no nos acercáramos por ahí jamás (como si es fuese a pasar).



Al salir a la calle, Eliza se veía radiante, feliz, complacida, había una chispa en su mirada que no me provocaba más que devorarla a besos, y una agarrada de nalgas en la acera fue suficiente por el momento, puesto que rematamos las ganas al llegar a casa, pero eso, ya os lo contaré más adelante.



🌹Malayerba🐉



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