A veces sin motivo aparente la tristeza llega a molestar,
malos presentimientos asoman,
y buscas alguien para hablar porque quieres ser oído y recibir respuestas;
sin embargo, sabes que es perder el tiempo, porque nadie hay.
Buscas un esfero,
un lápiz,
un trozo de papel,
pero las palabras no dan a basto;
entonces vuelve la rabia,
el odio,
y las ganas de destrozarlo todo.
Golpeas la pared,
el piso;
te golpeas el pecho para espantar el dolor,
o lo golpeas tan fuerte para parar el corazón.
A fin de cuentas, una vida que pende de un hilo, no significa mucho si desaparece.
Te sientas al borde de la desesperanza;
solo un cigarro te acompaña;
la noche es más fría que otras veces.
Recoges tus piernas y las abrazas;
tienes la mirada perdida;
las lágrimas ruedan por tu mejilla...
estas solo, joder.
Desearías poder abrazar a alguien más en momentos así,
pero no hay, y si lo hay, está viviendo su vida,
y no vale la pena molestar,
ni caso te hará.
Malayerba
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