miércoles, 4 de marzo de 2020

BRUTA

Y cada vez te siento más lejos,
y es imposible no extrañarte.
Y sé que tienes miedo de que diga que he encontrado a alguien más y tú hayas quedado relegada.
Tienes miedo de no volver a escuchar uno de mis "te amos".
Tienes miedo de no volver a sentir mis caricias;
sin embargo, no haces nada para remediarlo,
y lo echas a perder con tus arrebatados celos.

Así que no me juzgues si un día aparece abrasada a mi pecho una bella dama,
y ella en su rostro deje ver la felicidad de amarme.
No te sientas mal si en la calle me ves agarrando a besos a otra mujer.
No sientas rencor si los brazos de otra fémina reciben mis días grises y los pintan de colores.
No te sientas mal de haber dejado ir a un idiota que daba la vida por ti...

—¿Qué haces?
—Nada.
—¿Qué es eso?
—Nada.
—¡PRESTA ACÁ!
—¡OE! ¡DEVUÉLVELO!
—No...
—En-tré-ga-me-lo...
—¿Es en serio?
—...
—¿Te sientes tan varón como para decirle eso?, jaja.
—No molestes, imbécil.
—Jaja...
—No sabes nada...
—No, es cierto, sólo sé que te faltan otros 100 años para que adquieras la fortaleza de decirle eso a ella;
para que le hagas creer que se pierde de mucho y que le duela;
cómo si no conocieras a esa mujer,
cómo si hubieses olvidado que ella está por encima de cualquier prototipo de perfección,
y que eres solo un pendejo que por pura y puta suerte encontró el camino de llegar a su corazón,
pero no por ello eres diferente de cualquier otro inútil que pueda ocupar tu lugar.

Me quedé callado.
Tenía razón,
la tenía toda,
¿quién era yo a lado de ella?,
solo un insignificante gusano molesto,
ella es todo lo que se considera una "hembra de verdad" en este mundo y los otros.
Mujer de carácter, 
mujer de respeto;
digna trabajadora y responsable,
eficiente y muy amable;
dulce, y cuando se requiere, tan amarga como un café cargado sin azúcar;
y tan fuerte, que hasta el más aguerrido se quedaría rezagado si cometiera el error de competir con ella en el camino de la vida.

Y sin embargo, ahí estaba yo, 
escribiendo tonterías dictadas por un corazón gritón que quería llamar un poco su atención;
como si no fuera suficiente con que me haya entregado un poco de su amor.
a mí, que desde todo punto de vista, soy un fracaso,
y al cuál solo una bruta o una muy demente se atrevería a brindar afecto.


Yerbita

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