viernes, 13 de marzo de 2020

DE PASO

Yo, a veces, no puedo contener mis celos.
Yo, a veces, me paso de pendejo.
Yo no soy un tipo genial, ni un hombre de verdad;
pocas son mis virtudes, si es que alguna poseo;
aunque de más de un millar son mis defectos
y para encontrarlos no hay que buscar más de un segundo.

Entonces me pregunto,
¿qué problema tiene en la cabeza esa mujer para atreverse a decir que me ama?,
debe ser que no me conoce del todo;
debe ser que se ha olvidado de quien soy.

Cada vez que me dice que un pretendiente le ha regalado algo,
que la han invitado a salir,
que han hecho por ella esto y lo otro,
y me cuenta quienes son,
yo, yo me siento un inútil;
es inevitable no compararme;
los hombres siempre buscan competir, lo llevan en la sangre;
y yo, solo de pensarlo ya sé que he perdido,
entonces no le digo nada más,
y una breve risa de regreso le ofrezco.

Sigo sin saber por qué habiendo tantos tipos increíbles ahí afuera se fijó en mí.
Sigo sin entender por qué elegirme a mí.
No estoy en condiciones de darle todo lo que se merece,
a penas si solo sé quererla como mejor puedo,
sin embargo, mientras dure su amor,
seguiré mejorando,
seguiré avanzando,
seré mejor persona,
y lo seguiré haciendo hasta que ella se canse,
hasta que me olvide;
y yo, solo sea otro más que pasó por su vida regalándole todo el amor que en el camino me sea posible recoger.


Mayer

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