tanto la que cae como la que florece,
el cerezo no se amarra a sus frutos de color violeta,
pues sabe que hasta morir no dejará de brindar su autenticidad.
¡Si, gran imbécil! ningún maldito árbol habla,
no obstante, esto no es un poema convencional,
son los gemidos de un corazón que se recrea así mismo,
que libera su sentir a través de palabras mal utilizadas.
Y es que hay que ver como andamos de mal,
queriendo encerrar estrellas en cofres de arena,
creyendo tener suficiente corazón para resguardar amoríos cósmicos,
cuando aterrizando los pies, es evidente que lo único que podemos es ser observadores de la genialidad.
Decolorada existencia es ahora mi situación,
violada y sin saliva por la realidad ha sido mi ilusión,
bajo el péndulo de la muerte me recuesto a descansar,
lo demás se lo dejo a la providencia,
ya ella decidirá si es la hora de encontrar mi paz.
🌹Malayerba🐉
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