lunes, 30 de abril de 2018

QUIÉRETE

—Debes quererte más, permítete querer —me dijo—.
Pero yo solo la quería a ella, lo escaso de mi amor solo era para ella,
giraba en torno a su vida,
giraba entorno a su ser.
Tan cegado estaba que no podía pensar en otra cosa más que verla sonreír.

Me encantaba esa sonrisa ronca que exhalaba.
Me encantaba que dijera que no me le burlara, aunque sabía que lo haría y un reclamo vendría al final.
Fría su alma,
fría su mirada,
pero lograba sacarle una sonrisa y eso era suficiente para mí,
era suficiente para ella,
la enamoraba poco a poco.

Su corazón volvía a recobrar el calor perdido;
estaba logrando lo impensable,
se estaba enamorando de mí...
y yo pude sentir su calor.


Malayerba

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