Como la brisa fresca bajo la sombra del manzano,
como el abrazo de un infante en momentos de necesidad espiritual,
como una madre besando a un hijo,
así llegaste tú, curando heridas por montones,
levantando un moribundo que se desvanecía,
asfixiando de cariño a un ser insípido,
así llegaste tú,
recordándome que aún puedo volver a amar...
Yerbita
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