miércoles, 25 de abril de 2018

AMANECÍA

Y era tal el paisaje que todos atónitos quedaron al verlo;
testigos de lo grotesco;

sus cortas vidas presenciaron la mutilación de sus padres;
el azote en los cuerpos bajo el filo de las púas que envolvían el alambre;
desgarrados rostros por las manos de aquel engendro para unos, dios para otros, salvador para los oprimidos.
14 niños y 10 niñas salvadas por su igual.


Siempre martirizados, 

siempre humillados y pisoteados,
sus familias no eran verdaderas,

 no otorgaban amor, 
no valía llamarse seres queridos.

Impulsados por el odio y liderados por Sebastian, l
a noche del 22 de junio fue para el pueblo su mayor sadismo;
gritos desgarradores, 
gente perdida en la espesa niebla,
golpes y sangre por doquier,
niños armados con más manos que herramientas, emprendieron la revolución;

atados de pies y manos, algunos de cuello, padres y madres llegaban hechos trizas al centro de la plaza.
En esa noche el espíritu de aquel niño Sebastian se refugió en los cuerpos de sus semejantes,
todos poseídos por la ira y hambre de libertad,
extinguieron la vida de quienes se las otorgaron,
todos sin excepción golpearon y desgarraron con sus frágiles dientes y uñas cada centímetro de sus padres.

Al amanecer del 23 de junio, estaban conscientes de si, y apreciaron atónitos la matanza,
Sebastian un paso al frente dio, 

miro a sus compañeros, y con una sonrisa les dijo:
el próximo sábado seguimos por el resto del pueblo

y se desvaneció bajo la endeble luz del nuevo sol.
🌹Malayerba🐉

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