jueves, 27 de agosto de 2020

VALIENDO VERGA

Hay un montón de gente ahí afuera a la que le vale verga todo. 
Y hay otro montón de esperpentos, que no saben si valer verga o conservar la esperanza de ser mejores. 

En todo caso, me hallo mirando una película de terror, donde al parecer el único terror, es el terrible porno que le meten al asunto. 
No excita, no emociona, solo muestra una situación de explotación sexual en la lejana Tailandia, 
y la erección de mi entrepierna se deserecta con pena al ver como llora la chiquilla. 
No obstante, un poco más tarde, mi polla recupera el vigor al notar la transformación de la tonta en una puta muy experta. 

Pero la gracia asoma, cuando de pronto una piquiña en mi cuerpo echa a saltar, y me convierto en una dichosa víctima del placer de rascarse. 
Pocos saben cuan maravilloso es el acto de hundir la uña en la piel y arrastrarla  hasta sacar sangre, mientras la cara se retuerce de gusto. 
Una rascada en la zona perfecta es como sentir un orgasmo predilecto. 
Bueno, quizá no tanto, pero que la satisfacción es fenomenal, lo es. 

Y habrán quienes no saben, otros bien sabido lo tendrán,
pero el día en el que se rasquen bien sabroso el culo, o alguna otra cosa,
madre mía, experimentarán el bienestar de sentir algo riquísimo.

Ah, la película, sí, una completa mierda, un terror que da pesar.
Y yo, igual, pero a quien le importa de todos modos. 







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