miércoles, 5 de agosto de 2020

DE LA QUEBRADURA DE UNA PIERNA

Entregado a la sabiduría de los ancestros, y luego de haber gritado riendo para evitar llorar por el dolor, y que al final me dijiesen que la pierna está perdida, 
postrado en una cama me hallo.

Noto que un accidente para detener un poco el correr de las circunstancias, es menester de vez en cuando. 
A ver si no nos olvidamos de lo frágiles que somos,
a ver si recordamos que para morir, el único requisito es estar vivo.

Y ahora, andando a tres patas al atardecer como en el interrogante de la esfinge. 
Camino lento reflexionando en el por qué de mi situación tan insana;
quizás solo fue un mal cálculo en el trayecto, 
o quizá una señal del virtuoso plan divino que atañe a cada ser con la intención de enseñar y de aprender. 

En todo caso, 
mi mente que no estaba centrada sino en recuerdos, es la responsable de la no concentración del camino, 
y en todo caso, comprendo que es necesario dejar de llamar al pasado a que brinde un poco de color al presente, 
situarnos en que las cosas ya se fueron, 
y que solo te encuentras tú en el respectivo lugar debido. 
Por tanto, seguir andando, aunque sea a rastras, es lo correcto, 
dejarse llevar como hoja al viento, 
y en lo posible, no pronunciar palabra, a menos, claro, que estas sean mejores que el silencio. 

Ah, una cosa más:
...«seee que en tu vida hay doloooooor, 
que las cosas de mal en peooooor, 
lo que te hace mejor es luchar con la fuerza del amoooooor». (bis) 

—Dr. Krápula—

Malayerba 

No hay comentarios:

Publicar un comentario