sábado, 8 de junio de 2019

TENUE LUZ

En un día más de la vida,
la ancianidad en charla con la juventud decía:
—El ciclo, hijo— le dijo,
—el ciclo es hoy—.

Aquel muchacho jamás entendió a qué se refería exactamente
sino hasta que se hizo mayor;
en hurgar por aquí y por allá consistía su existencia,
no obstante, pocas veces atinaba conseguir algo que le llenase.
Pero un día inesperado, como los días donde los grandes cambios suceden,
el chico experimentó la percepción del sabio gracias a la planta sagrada,
en aquella fumarreta, cada sentido expandiose hasta lugares insospechados,
la visión del mundo y su gente se volvieron una plasta de mierda,
todo lo enseñado hasta la fecha no era más que una falsa hegemonía,
cada supuesto desarrollo nunca le hizo bien a la madre tierra,
el humano como actor principal de las malas acciones,
dejaba por sentado el advenimiento de la destrucción.

Son seres con la capacidad de llegar a Dios sin mayores complicaciones,
un potencial infinito dentro de si guardan,
más son demasiado pocos quienes decidan explotar tales capacidades,
y el día que cada persona logre conectar realmente con el resto de su especie,
aquel día la magia que tanto se anhela se hará notar.
Pero hasta entonces el ciclo se habrá de repetir una y otra y otra vez hasta que se comprenda la verdadera razón del porqué nos encontramos aquí.

Aquel hombrecillo de baja estirpe,
de rasgos no gratos,
de estupidez en altibajos,
entendió al fin que su labor no era la correcta,
que algo habría que hacer,
y el momento era ya,
procedió entonces a coger un lápiz, un papel y en letra grande escribió:

"La vida es mejor sonriendo,
y mucho más cuando te encuentras lleno no por empanadas,
sino por algo llamado amor sin discriminación".

Si, él estaba pendejo.


Malayerba

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