domingo, 16 de junio de 2019

BREVE AZOTAINA (+18)

Con ella floto,
escapo a otra dimensión y me entretengo,
el tiempo pasa más rápido de lo que debería y la rabia me incita a usarla,
desearía que el reloj dejara de andar cuando estoy cerca de mi amada,
no obstante, como no sucede,
me obligo a sacarle el mayor provecho al momento mientras dura,
y opto por amarle, que es la mejor decisión que se podría tomar.
Y qué mejor manera de hacerlo sino es inundarle de intensos besos y caricias que se recrean a cada palmo recorrido.

Entonces ocurre,
se mueve y el mundo gira para ella,
y yo que hipnotizado por el ritmo de sus caderas me hallo
siento el devenir como la conmemoración  de la nueva era,
baila sensual mientras le observo llegar,
su mirada siempre pícara me dicta la sentencia,
sentencia que desearía se extendiera por milenios,
complacer su lujuria es la ley,
hacerla cumplir es mi labor.

Se acerca paulatina,
media vuelta y su voluptuoso trasero me regala una mirada,
le devuelvo una que ansía devorarlo,
otra media vuelta y termina frente a mis ganas,
le sujeto las caderas y me rechaza;
quiere tener el control esta noche también
y yo, acepto sus condiciones.

Se sienta en mis piernas,
coqueta me acaricia,
lo hace tan bien que erecto me pongo en seguida,
se percata del asunto y estoy seguro que torturarme es su objetivo,
pues me tira de espaldas y se posa sobre mí cual jinete condecorado,
con un ligero baby doll que le cubre media nalga
y unas mallas que hasta el muslo le llegan,
la sensualidad que representa esta noche no podría ser mayor.

Siento el clima de sus nalgas frías sobre mi abdomen,
y sus manos cálidas sobre mi pecho se posan,
se agacha de pronto y sumerge sus labios en mi boca,
y dentro del mundo de posibilidades que se me conceden
opto por adorarle,
enaltecer su talento al besar,
reconocer que ella hace que el mundo se vea menos feo,
logra sin mayor esfuerzo que me enamore de su ser mucho más.

Empero ya no me es posible resistir más
y mi cuerpo pierde el control bajo el cual sumiso le tenía,
el sonido de piel contra piel y un impúdico gemido divide el momento,
una nalgada bien acentuada ha sido generada,
me sonríe y le digo que es mi todo,
sonríe enorme y me muerde los labios,
yo devuelvo automático el presente,
siento la humedad de la que es víctima,
la saladez que desfoga su espíritu rebelde,
y sin perder más tiempo su cavidad es presa de mi devoradora polla,
gime y le arreo otra nalgada que sigue acompañada de una tercera,
me fascina ese trasero blanco perlado,
ella sabe que me encanta y lo mueve intenso para darme gusto,
procedo a levantar el tronco y ella se acomoda sobre mí,
ahora tengo frente a mi ardorosa boca dos obras de arte talladas por el mismísimo Dios
a las que no tardo en dejar mi huella.

Abuso inmisericorde de tal ofrenda, 
les muerdo, 
les beso,
son un manjar a las puertas de mi apetito,
un día de estos he de escribir el cúmulo de emociones que aquellos senos me provocan cada vez que pasan por mi boca.

Eliza se excita,
gime augurando un primer orgasmo,
he de resaltar que entre las zonas erógenas de esta mujer, 
su pecho es una de las más sentidas,
siento un río de salada lujuria cubriendo mi entrepierna,
a la que respondo con una arremetida incesante 
provocando excelsos gemidos por parte de mi amada.
Me encanta verle gozar,
me encanta verle feliz.

La postura varía en un momento próximo,
y boca arriba la percibo,
me hago ahora con el control del acto coital,
arremeto sin compasión ni limitación,
somos presas del encanto sin igual que implica el amor de dos,
me detengo un momento,
le arrastro al borde de la cama para mejor comodidad,
más ver aquel hogar de venus me sugiere que una plegaria de agradecimiento eleve a los dioses,
y qué mejor que hacerlo oralmente,
recorro cada centímetro de sus extremidades delineadas por la naturaleza perfecta de ser fémina,
beso abrupto las piernas y sus muslos,
se excita con cada roce que mi lengua promueve,
me acerco a su entrada,
sus pliegues piden a gritos ser embocados,
y yo sólo existo para complacer,
los hago míos en un santiamén,
minuciosas mordidas se dejan ver,
el placer extático se acerca a la puerta,
aligero su venida enfocando el órgano vigilante del placer fémino,
hago mío ese diminuto pene 
y no pasan más que segundos antes de que a beber me ponga mi dama,
apretándome contra si,
sus piernas sobre mí,
y sus manos acariciando mi cabeza a la vez que la aprisiona,
es cosa elemental para alargar el placer del que es implicada,
y yo que sediento ando, 
no paro de absorber la exquisitez de su sabor,
no permito darme el lujo de derramar una sola gota
y en la zona solo algo de humedad queda como rastro del increíble deleite.

Su rostro colorado acompañado por un poco de sudor lo dice todo,
su sonrisa me brinda la aprobación para que la batalla genital siga su curso,
y a eso me propongo,
subo una de sus piernas a la izquierda de mi cuello,
y me acerco a su pecho,
es flexible mi amada,
y me recibe con un apasionado beso
justo cuando me dispongo a entrar en sus tierras,
arremeto con movimiento mórbido,
ella se retuerce,
yo le acompaso el ritmo,
se pierden las últimas gotas de virtud
y la lascivia de mano con la perversión toma su lugar,
desenfrenados animales somos,
sin control ni restricción la pérfida lujuria se hace dueña del aposento,
siento como se desgarran mis carnes,
es mi mujer que me clava las uñas en mi piel,
gimo y ella me acompaña,
más fuerte y más rápido penetro su interior,
se corre por tercera vez y cambiamos de posición.

A cuatro patas su culo se pone como diana
y mi verga como flecha que no falla se clava en él,
lo esperaba de manera suave supongo,
no obstante, es sin decoro mi intención,
y grita fuerte por el acto maleducado,
le arreo un par de fuertes nalgadas tanto que al día siguiente seguían las huellas de mis falanges en sus cachetes,
le muerdo la espalda y gime,
no dejo de penetrar tan glorioso ojete que el paraíso lo siento cerca,
entre quejidos y lamentos,
su cara contra el blando suelo, sus tetas aprisionadas, 
y su culo siendo la única baja en la batalla extática,
pasan menos que un par de minutos,
antes de que ambos vociferemos fieros alaridos
resultado de que se obtiene cuando el gozo no puede alcanzar puntos más altos,
justo cuando el diablo sexual se aparece en la ventana y otorga la bendición
a nuestra muestra de afecto sideral,
afecto que se manifiesta en una sublime descarga que inunda la cueva de mi más grande amor.



🌹Mayer🐉

No hay comentarios:

Publicar un comentario