Mis lágrimas se mezclaron con el café y en el reflejo te vi.
En algún momento las cosas se quebraron,
se rompió algo aquí adentro y no lo pude recomponer,
pero es tan poco evidente que casi no se ve.
No tengo mucho que contar,
pero quisiera que me oyeras y me dijeras que estoy loco y sonrieras
mientras yo me sentiría bien por saber que estás ahí conmigo.
Sin embargo, ahora solo le cuento al papel que quizá mañana no amanezca,
y que vivir en esta eterna melancolía me hace daño,
pero que es lo único que tengo después de tu partida.
Intento engañarme y ver las cosas con otros ojos,
pero el espejo no sabe mentir,
y cada día me veo más cansado,
más agotado,
menos vivo, como si la mitad de mí se hubiese apagado.
Aahhh, a quién engaño,
me apagué solo, porque la culpa era tan grande que no la podía soportar;
Y solo me dejo morir de a poco en medio de un inestable dolor,
porque esta vida sin ti para qué... para qué.
Malayerba
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