A diferencia de mí, tú puedes contar con varias personas más;
cuando te sientes mal, ahí están todos ellos, dispuestos a brindarte su tiempo, su cariño y su amor.
Pero yo solo te tengo a ti,
y cuando no estás, tu falta se convierte en desespero, ansiedad y dolor,
al final sólo me queda resignación y quietud.
Sin embargo, dejando de lado lo que me lastima,
y sabiendo que nadie vendrá a socorrerme,
me limpio las lágrimas,
lavo mi cara,
y sigo engañándome pensando que todo estará bien,
aunque no te vea,
no te sienta,
y el amor que decías sentir, se haya marchitado como una flor en el desierto.
Escribo esto desde un corazón acribillado por el dolor,
y un costal de huesos rotos,
un alma ensangrentada,
y un niño que quisiera dejar de estar triste para estar contento.
A veces me pregunto si ha sido correcta mi elección,
si he hecho bien en dejar que decida mi corazón maltrecho;
con una mirada a nuestras fotos me hundo en la nostalgia,
se me achica el pecho,
y lloro en silencio.
Tristemente celebro navidad,
si es que a esto está bien llamarle navidad,
si es que alguna vez ha sido feliz,
si es que alguna vez no fue triste.
Esperaré a que la marea baje,
subiré a la barca de Caronte,
y me embarcaré en un viaje sin destino, sin camino ni final.
Porque me siento como un ser que se arrastra a los pies de Medusa,
desde donde grita a viva voz que no puedes tenerlo todo,
pero puedes tenerme a mí...
Yerbita
Eres la autora original?
ResponderEliminarSí, lo soy. Todo lo que está dentro de este blog, ha salido de mí.
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