Es de noche y tengo hambre,
hambre de saborear los labios de aquella.
Calmar mi sed con su santa saliva,
sentir el gozo entero de probar la exquisitez que se resguarda tras su boca.
Porque en las estrellas se anidan los sueños,
y la poesía del alma brilla en el corazón.
Y yo quiero que esta noche se ilumine con su presencia,
la de aquella mujer que es mi más grande anhelo;
la de esa mujer que tiene todo lo que mi ser requiere,
la de Eliza... que es la virtud
y la belleza en forma humana.
Los pensamientos emanan;
los minutos y segundos se detienen cuando estoy con ella;
y cuando su mundo y el mío se convierten en un solo universo,
sé que he alcanzado la plenitud,
y lo disfruto lo mejor posible, porque sé que acabará pronto olvidando que al otro día volverá a empezar:
yo con la misma sed,
y ella siendo manantial de amor.
Mayer
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