lunes, 8 de julio de 2019

LE ROMPÍ EL CULO EN EL CEMENTERIO (No apto para puritanos, menores, precoces ni cardíacos)

Habíamos quedado de salir con los chicos,
sin embargo, solo llegaron dos: Joaquín y Victoria,
fuimos por unas cervezas, mas el ambiente estaba muerto,
decidimos salir a caminar y pasear por el poblado, 
nos ubicamos en una esquina del parque y nos pusimos a joder durante mucho rato,
entre risas y cachondeo nos percatamos de que Joaquín era demasiado temeroso a los fantasmas, espíritus, duendes y esas cosas, 
fue entonces que Victoria y Yo nos miramos con los ojos de la complicidad,
pensábamos lo mismo, llevar a Joaquín al cementerio y pegarle un buen susto.

Ya un poco ebrios, con insistencia y retando a Joaco llegamos hasta el aislado cementerio,
estando allí y para mitigar un poco las malas energías sacamos un par de cigarros, y entre esos apareció casualmente uno de buena yerba,
¡bendito Dios!, gracias por el milagro,
lo encendimos, el frío de la noche se puso caliente,
y las historias sobre muertos empezaron a fluir. 
En menos tiempo de lo esperado Joaco se empezó a cagar del susto y quiso huir, lo retuvimos durante otro rato hasta que no soportó más y salió corriendo,
tal vez y hasta se mal viajó, no lo supe, aún no le he preguntado, jajaja.

Quedé junto a Victoria sentados sobre una bóveda,
prendí un par de cigarros y sobre la tumba nos recostamos a ver las estrellas y hablar banalidades,
el tiempo pasaba lento,
y el frío volvía a ser su aparición,
mil ideas rodaban por mi mente, y entre ellas, el por qué nunca me habían dado ganas de cogerme a Vicky,
pero en ese entonces la miré de reojo y en breve mis ojos se pusieron en sus pechos,
la poca luz que emanaba el firmamento me permitía gozar de su delgada, pero bien delineada figura,
ella me mira y me dice: —¿qué?—, —te ves linda— le respondo, ah no jodas— replica mientras sonríe levemente,
—no miento, y te aseguro que no es la yerba, pero te ves demasiado cogible— asevero mientras llevo una mano bajo su buso, 
—¡No te pases idiota!,
—¿de qué hablas? no me estoy pasando,
—quítame las manos de encima— gritó y me zampó una bofetada (ahhh maldita manía la mía, gustarme el maltrato femenino, temo que debo empezar a aceptar mi masoquismo),
le cogí las manos y las llevé al borde de su cabeza,
con la otra mano agarré su cuello y lo enderecé a tal punto que su boca quedaba vulnerable,
en breve mis labios posaron sobre los suyos,
su resistencia duró poco, 
aceptó mi abuso y cooperó eficientemente.

Bajé por su cuello y me entretuve un rato,
mis manos subieron su vestimenta hasta que sirvieran de almohada,
una pálida y delgada muñeca se mostraba ante mí,
el sostén que traía puesto acabó siendo víctima de mis dentadas,
y sus bellas gemelas a mis manos y al apetito de mi boca dieron satisfacción,
besé y succioné cada parte de su cuerpo cual hambriento cachorro,
en su vientre sentí el placer que se experimenta al navegar por tierras que conocías solo por historias,
su pantalón no opuso mayor resistencia que sus complementos anteriores,
concedióme entonces la potestad de hacer mías ese par de contoneadas extremidades que se unían en la selva de Venus,
selva, porque la muy hija de puta no se habría cortado el bello quizá en unos cuatro meses,
mas eso no me impidió saborear su esencia,
retiré rápidamente su tanga y una abertura cubierta por infinidad de rizos se presentó ante mí,
besando sus piernas,
acercándome a su entrada, los movimientos se hacían más notorios,
le encantaba, sin embargo, me detuvo poco antes de llegar,
aún era demasiado consciente de que no había pedido eso,
apresurado, busqué algo en mi chamarra y la lotería gané,
otro porro para aliviar la tensión,
prendí aquel cigarro de sanación y se lo dí después de guardar en mi pecho un poco de esa cura contra el cáncer,
mientras se entretenía inhalando la bendición del divino regalo
aproveche y me sumergí entre sus parajes,
¡y vaya sorpresa!, olía demasiado bien,
la exquisitez se hacia sentir en el ambiente,
me perdí entre el bosque de su sexo, empero me hallé poco después, justo en la entrada del sagrado templo de afrodita,
procedí a hacer uso de mis habilidades como buen lengüetero,
y su cuerpo no tardo en reconocerme como su conquistador y amo,
los espasmos se acrecentaban en proporción a mis movimientos bucales,
y en breve el resultado del esfuerzo se hizo notar,
inundando mi boca con una ácida saladez exquisita.

Me despojé de mis prendas como acto siguiente,
de inmediato la erección que traía terminó en la boca de mi amiga,
diez pulgadas de falo se introdujeron en tres pasos hasta alcanzar su úvula:
1. con un beso de pollito inició el acto,
2. el glande fue cubierto con sus labios poco después,
3. e instantes más tarde mis bolas intentaban hallar cabida en su boca, 
la niña esta había sido una profesional mamadora.
Me lo saboreó como si se tratara de la mejor paleta de chocolate tanto que por poco y me corro ahí mismo, pero no debía, deseaba hacerlo en otro lugar.

El efecto de la "punto rojo" era el esperado, 
sensaciones elevadas al 10 y un poco más,
su cuerpo se convertía en un mar inmenso de azules degradados, 
mi falo en su vulva se sentía como la satisfacción de haber conseguido el mayor éxito conocido,
me parecía tener poco más de ocho manos que la pudieran acariciar, 
y en efecto no era una alteración mental,
pues fue ahí cuando de una respiración helada mi cuello fue victima,
supuse era el frío y por lógica arremetí apresuradamente en la cavidad de mi compañera para aumentar el calor,
yo había cerrado los ojos en aquel transe para disfrutarlo mejor,
ella por tanto gemía con tal alborozo que agradecía inmenso el servicio prestado,
aseguró que nadie se la había cogido como yo aquella noche,
incluso felicitó mis habilidades, pues que mis manos acariciasen como si fuesen una docena más era algo que no había experimentado jamás,
en medio de la traba quise profundizar en el asunto,
aquello me causo cierta perturbación que ya venía presintiendo,
abrí los ojos y en efecto no solo mis manos acariciaban su maravilloso cuerpo, sino otro par palpaban asiduamente a mi compañera,
esos negros brazos se desvanecieron en instantes,
la alerta de peligro me produjo un efecto inesperado, ya más adelante os aclaro.

Vicky se levantó y se abrazó a mi cuello, me besó intensamente, me dijo que me haría pagar mi abuso de confianza,
y cuando abrió los ojos estos se expandieron más de lo normal,
se quedó sin habla,
pálida como la luna que nos observaba, el temor en sus ojos se hizo evidente,
yo no fui capaz de voltear a mirar,
pero era más que claro que nuestra ardorosa muestra de afecto a algún visitante del inframundo despertaron,
ella lanzó un chillido tal que un escalofrío recorrió mi cuerpo poco antes de caer desmayada,
ahora yo estaba con una chica inconsciente y con lo que creí era la muerte que nos acompañaba, o tal vez algo peor,
no ha de creer el lector, pero ni por el putas iba yo a perder la consciencia también,
y como dije anteriormente, el peligro al que me sentí enfrentado produjo una reacción majestuosa, 
mi pequeña polla de diez pulgadas se puso tan dura como una viga de concreto,
no pensaba en otra cosa más que usar aquella fiel arma con tal poder despertado.

Preso de la confusión de pensar que tal vez solo era una alucinación, o que quizá todo era real,
bien sabía que la muerte un día me vendría a buscar,
no obstante, si debía hacerlo ¡pues que me encuentre follando como Dios manda! ¡maldita sea!,
haciéndome a la idea de que solo era un efecto de una droga vencida,
aunque no podría negar que sentía una fuerte presencia acariciando mi espalda y suspirando en mi cuello,
di media vuelta a mi compañera muerta...del susto,
y puse su pequeño ojete a mi disposición,
no iba a perder el tiempo insertando dedos cuando sabía que tenía las horas contadas,
proseguí a clavar mi dureza picha en aquel ojo del placer,
sin embargo, no entró, 
seco el ambiente estaba,
solo una forma de lubricar eso existía,
y tres escupitajos justo en el centro le clavé,
intenté una vez más y rompiendo aquel buen trozo de carne,
mi verga penetró abriéndose paso por la paredes musculares de tal estrechez,
y con tal fuerza que el dolor resucitó a mi compañera,
pero ya era tarde, bien adentro estaba,
manoteando, lanzando mil improperios, y maldiciéndome de por vida, se resistía a la bella danza que ahí se inauguraba,
me detuve diez segundos y proseguí,
—cálmate que ya pasará el dolor— le susurré al oído, —y no hagas mucho escándalo que nuestro visitante se puede enfadar— añadí,
ella miró de reojo desconcertada y una vez más su semblante se puso mortal,
se desmayó por segunda vez,
y yo que seguía fiel a mi tarea no observaba otra cosa que no fuese ella,
pues de hacerlo seguro que moría del susto también.

La estrechez de su ano era un total deleite para mí,
tanto que descargué un buen chorro de esperma que de seguro le llegó hasta el intestino delgado,
quedé recostado sobre la figura de mi complaciente fémina con una sonrisa que se borró poco después de escuchar una voz gutural que me decía:
—"buen polvo te has jalado querido, ahora es mi turno de vanagloriarme, pero contigo"—, 
advertí como unas enormes manos aprisionaban mi cadera,
giré la cabeza y me quedé perplejo ante lo que estaba en mi frente,
no lo podría describir claramente, era absolutamente terrorífico, 
de hecho no se me antoja recordar,
es más, quisiera borrar por completo aquella imagen, 
menos mal luego de ver una enorme sonrisa impregnada en algún lado de lo que parecía ser su cara, yo perdí el sentido,
me desperté cuando creí que los primeros rayos del sol me golpeaban el rostro,
pero en realidad era los golpes de Victoria que descargaba una furia sobre mí,
tanto que con una piedra me atacó,
alcancé a reaccionar y la detuve,
pero olvidé protegerme y una patada que hasta el sol de hoy me duele como si me la estuviera dando justo en las bolas, me dejó de regalo,
no sin antes decirme:—¡ya me las vas a pagar hijo de perra!—, y vi como se alejaba mientras yo trataba de conseguir algo de oxigeno para no perder de nuevo la razón.

Y bueno, era todo confusión, pero al menos no morí.





🌹Yerbatero🐉

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