martes, 19 de marzo de 2019

HARTAZGO (Suicida II)

«Un día más en el calendario,
día fundamental en esta desolada vida,
la copa se rebosó con la estupidez de aliada,
porque antes que dolor, mejor no sentir nada.

No se juega con los sentimientos de quien te ama,
no se apuñala el corazón que está dispuesto a brindarse,
no se decepciona a la persona a quien se prometió no fallar.

Elevo al cielo una mirada antes de terminar esta carta,
somos polvo estelar y a los ojos de universo, partículas nada más,
no me odies por no estar en un futuro,
ódiate por perder a quien te amaba».




Llegué a la escena un sábado en la tarde,
poco después de que se me llamara para ir a tomar unas cervezas,
escogí atravesar la escuela de la localidad, inocente de lo que ahí ocurrió,
hace a penas una media hora quizás había sucedido, y yo era el segundo inevitable testigo,
la aseadora era la primera y traumada se hallaba,
no había visto nunca antes un cuerpo sin vida,
y más aún en tales condiciones,
debo aclarar que yo tampoco,
sin embargo, fue cosa de controlar la situación y de comprender que todo lo que tuvo un inicio tiene un perecer.


Mientras esperaba por la asistencia de las autoridades,
en la mano de la niña noté muy apretada la nota que en el inició habrán leído,
era un bello poema la verdad,
tal parece que en momentos de crisis es donde los escritos más amenos se llevan a cabo,
bendita tristeza, espero sigan sucediendo, deseo seguir leyendo,
no me tomen a mal, pero deben saber que después de ver tantos suicidas, estos pierden su valor como persona.

Ahora procederé a contaros las condiciones del singular caso tal como lo vi:

Fue un ahorcamiento para ser exactos,
tendría unos 15 años aproximadamente,
tez perfecta, piel blanca, cejas pobladas y un cuerpo bastante desarrollado para su edad;
no sé que estaría pensando aquella,
pero quizá no esperaba ser encontrada a la primera,
pues se había colgado con una soga de una pulgada de grosor de la saliente viga del techo de la pared trasera del comedor,
lo extraño del asunto es que no le bastó con mantenerse suspendida en el aire,
sino que con un cuchillo aceleró su muerte.

Le explico amigo lector:
según pude apreciar, 
el hecho, es que mientras pendía de la cuerda,
con una mano se cortó el cuello,
y debieron ser unas tres pasadas del filoso cuchillo,
ya que se encontró la cabeza prácticamente separada del cuerpo,
y se hubiese despegado por completo a no ser por las vértebras cervicales que la mantenían unida.

Sin embargo, lo que llama la atención es la sonrisa con la que el cadáver quedó,
una sonrisa suave y para nada forzada,
una sonrisa que daba por sentado la consciente decisión de partir de este mundo lo antes posible.

La personas no se muere de amor literalmente,
no obstante, siempre hay gente que no puede comprender que hay vida más allá después de una ruptura amorosa,
y eligen la salida más rápida,
no obstante se matan adultos con años de experiencia y fama,
una niña desilusionada no sería la excepción.

Desgraciadamente se me dañó la noche de bebercio de aquel sábado,
pensé en desquitarme el domingo,
sin embargo, la maldita providencia tenía más trabajo para mí el día siguiente,
un muchacho de unos 17 años decidió acabar con su vida en una de las principales calles de Brasilia de un modo bastante peculiar, 
los detalles de este último caso, por supuesto ya os contaré en la próxima memoria.


🌹Yerbatero🐉

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