Un piel roja en los labios para calmar la ansiedad, el frío y el abandono,
los pasos de un vagabundo cruzando la avenida
y dos perros que no dejan de ladrar, otorgan vida a la escena nocturna.
Un gato, negro como esta velada, ronronea a mi lado;
estrellas titilando en la lejanía dan paso a otra noche sin sueño,
y mi mente se queda en blanco.
Todo es tan magno más allá de lo que mis ojos alcanzan a ver que no hallo sinergia en esta situación común;
ostento una cara de perdido bajo la bóveda celeste,
y el frío de mi piel avisa que la Muerte me visita de nuevo.
Se sienta a mi lado con su leño encendido;
el silencio se torna pesado y le indagó sobre su visita;
ella no pronuncia palabra,
es de poco hablar;
se queda inmutable;
sin embargo, antes de que se extinga su cigarro me dice:
—Te estas has acobardado pequeño, ¿quién te ha hecho este daño?—,
—una mujer se ha cruzado en mi camino—, le digo;
—esa mujer, no quiere que vaya contigo; vuelve cuando te llame—, añado;
asiente con la cabeza,
se retira con paso tántrico y desde la lejanía escucho una leve risa,
y en un susurro que deja en el aire, me dice:
—te veré luego... aún eres muy débil—,
y desaparece.
🌹Malayerba🐉
No hay comentarios:
Publicar un comentario