lunes, 5 de agosto de 2019

JULIANA: MI PUTA SALVACIÓN

"Y al tercer día resucitó entre los muertos..."


Al tercer día resucité yo mucho más muerto,
con los ojos hinchados,
la boca reseca,
un malestar estomacal,
y un maldito dolor de cabeza,
además de despertar acostado en el suelo, noté que unas largas piernas asomaban en el borde de la cama;
tan solo recuerdo que quería hacer más soportable el dolor que sentía en mi dentro,
y me dispuse a cortar una serie de trozos de madera y terminé haciendo dos mesas y una escalera de lo puto que me hallaba,
la cerveza estaba al pie y ya llevaba nueve latas,
el sol era abrasador,
y ahora que bien recuerdo, un conocido llegó buscándome,
salimos,
bebimos un par de tragos,
y sin querer terminé comiendo un pastel que estoy seguro no solo tenía marihuana, pero vaya mierda, que viajesote que me di, jaja,
no recuerdo mucho más...

—Mmm, hola cariño—me dijo asomando su cara por el borde de la cama, —¿qué haces tirado en el suelo?— añadió con una sonrisa,
—¿quién coño eres tú? y ¿qué carajos haces aquí?—inquirí,
—ahhh— suspiró, —soy el mejor coño que has probado y ésta es mi casa— respondió mientras se cubría la cara con la sabana,
—¿qué putas?—pensé, observé con detalle y en efecto esa no era mi habitación,
—ahhh vale verga la vida— suspiré, me levanté, tomé un vaso de agua que había por ahí,
la miré,
le di dos palmadas en el trasero para que me diera campo, me eché a su lado, y me dormí profusamente.

Soñé tantas cosas como que vi a mi compañera y mucha gente desconocida, pero que me parecían familiares, en medio de diferentes eventos tan raros y distintos que me confundí que tanto fue real y no.
Me desperté pensativo, no recuerdo cuanto dormí, pero estoy seguro que fue bastante.

Ella seguía durmiendo abrasada a mí,
me levanté con el cuidado de no interrumpir su sueño y fui en busca de la ducha,
pero primero debía liberar la tensión abdominal y me solté una cagada tan magistral que un alivio celestial invadió mi ser,
yyyyy "al agua patos".

Las gotas eran finas,
con la cara de lleno las recibía,
intentaba pensar que había sucedido,
quién era ella y como terminé a su lado,
breves imágenes llegaban a mi memoria, sin embargo, nada certero deduje;
de pronto siento como unas manos me manosean mis tetas te varón,
son delicadas y blancas como la leche,
y percibo en mi espalda la calidez de unas endurecidas tetas de mujer,
—¿aún no recuerdas nada?— me pregunta mientras me besa la espalda,
yo no digo nada, me hallo perdido en mis pensamientos,
aahhh, pero mi verga si no,
la muy cabrona ya se había puesto tiesa durante el contacto,
y cuando me di cuenta, la susodicha dama ya me la estaba jalando con la mano derecha,
ay que ver con que calentona me había metido,
dejé de pensar en lo pasado pues sea lo que sea muerto ya está y cambiarlo no es posible,
y me enfoqué en el presente,
mojado presente me estaba mandando;
ella me rodeó y se ubicó frente a mí,
me sonrió y a la boca se llevó mi falo,
tan buena mamada me ofreció que descargué toda mi esencia hasta llenar su garganta,
un efímero paseo en los jardines de Dios fue la sensación resultante,
pero el juego debía continuar y tras un par besos volví a adquirir mi vitalidad,
a falta de caldo para mejorar la resaca,
me enganché a su entrepierna y resolví absorber todo lo que en ella se hallaba.

Jugosos fluidos recibía yo con el mayor deleite.

Poco a poco imágenes iban llegando a mi memoria,
recorrer ese cuerpo ya lo había hecho hace muy poco tiempo, podía reconocerlo aunque todo hubiese parecido un sueño.
Ella se contoneaba mientras se amasaba las tetas y se mordía los labios,
era evidente que desfogaría su elixir supliendo mi apetito, cosa que no tardó más de lo esperado para saborear la esencia que me haría recordar que una dama en una noche de domingo a mi alma rescató de caer en el abismo.


El calor emanado de nuestros cuerpos rápidamente consumió el agua que nos cubría, y a su vez, esta fue reemplazda por sudor;
el cuarto de baño atestiguó el roce de piel que protagonizaba una batalla genital que sin pudor ni vergüenza se libraba,
una pasión desmedida se llevó a cabo en aquél lugar.

Con el espíritu en calma,
y mientras reflexionaba intentando recordar a mi compañera de ducha que abrazada a mi reposaba,
la remembranza de un bar llegaba a mí,
una disputa,
sangre a mi alrededor,
gritos y sirenas,
definitivamente hubo algún lío donde yo estuve,
pero ¿y ella?;
del mentón levanté su rostro con sus labios en dirección a los míos,
sus ojos como el negro cristal me hipnotizaba y me perdía en un mar ajeno a este mundo,
cada uno de sus besos tenía el sabor de una gloria merecida,
y con una sonrisa me dijo: 
—aún no recuerdas nada, ¿cierto?,
—tan solo recuerdo que penetré a un siervo de Dios— le dije con una sonrisa pícara,
si, era evidente,
no tenía idea de nada,
y otra vez me sentía cansado, le propuse ir a la cama,
ella me miró con deseo,
pero yo, tan solo quería ordenar cada pensamiento de los últimos tres días.

Recostado con ella a mi lado, 
cerré los ojos queriendo encontrar respuesta,
—Malayeeerbaa...Yerbiiiitaa..Maaaayeerr...¡YERO!— gritó, —me encanta el Yero— añadió con una sonrisa,
el grito casi me paraliza y ella rió,
la miré con ternura,
era un ángel por donde la observara,
trozudita y con un aire infantil,
o una pequeña diabla quizá.

No me aguanté las ganas y la besé,
ella correspondió finamente,
mas la extravagancia fue haciéndose más fuerte,
y la pasión se generó nuevamente,
caricias y arañazos invadieron la habitación,
suaves gemidos se tornaron en gritos de placer,
se enganchó a mi entrepierna cual jinete,
cabalgó sobre mi erguida polla por un buen rato,
no dejaba de irradiar brillo,
era luz, tanta como la que jamás había visto,
se dio media vuelta y por el hombro no dejaba de sonreírme,
yo feliz me hallaba,
¿cómo no la había encontrado antes? me preguntaba.
Con más agresividad saltaba sobre mi falo,
le pedí un poco de más cuidado, pero se hacía la sorda,
y más duro me presionaba,
sentí temor de sufrir una fractura en el pene,
y por obviedad no iba a permitirlo,
la sujeté fuerte de las caderas y me levanté de golpe,
en cuatro la ubiqué y a morder el colchón la obligué,
un par de nalgadas fuertes le agregué al asunto,
—haz de pagar tu inconsciencia pequeña perra— susurré,
—dámelo todo— exclamó, —si te detienes te mato— aseguró, —jálame el cabello y dime que soy tu puta— determinó,
de pronto un sin fin de imágenes atravesaron mi cabeza,
tantas como que el inicio había estado bebiendo aguardiente en un bar, y luego comiendo algo en una esquina,
en una disco mucha gente y luego una trifulca muy violenta,
tal vez fue la última noche esa,
o tal vez la primera,
pero algo era evidente,
cuando estaba caído a la orilla de un puente con dos tipos apuntando a mi cara,
la sangre me tapó los ojos,
y una voz femenina me sacó de ahí...Julinaaa..su nombre vino a mi memoria, así se llamaba y supe que estaba en buenas manos,
—¡eres mi puta, Juliana!— y le arreé cuatro azotes más,
gemía con gran placer,
y sonreía a su vez,
—vamos hijo de perra, ¿es todo lo que das?— me provocaba,
—vas a pagarlo caro maldita— pensé,
y con una arremetida tan salvaje como me permití,
la extasié como para que alcanzase tres orgasmos seguidos y me diera pie rematar en su ojete que tantas ansias le tenía.

Con el placer a flor de piel no reparé en perder tiempo, 
sus jugos sirvieron de lubricante y con mi verga endurecida le introduje el miembro hasta que mis huevos parecieran carteros,
golpeaban, pero no entraban en su aposento,
su culo estrecho fue víctima del dolor,
y ella suplicó perdón,
pero yo no estaba para bromas y sin compasión proseguí mi hazaña,
un deleite sin igual, la estrechez de su desvirgado culo me ofrecía ,
ella sufría, pero bien merecido lo tenía,
no obstante, el dolor se convirtió en gozo y poco después remató con dos orgasmos seguidos mientras yo descargaba toda mi vitalidad en su ano.

Cansados y agobiados dormimos inevitablemente,
en el sueño las cosas se aclararon,
y fueron tres días tal como lo había pensado;
dos llenos de alcohol barato,
drogas y demás,
calles oscuras y puteríos,
mi meta era olvidar a una mujer,
o que al menos doliera menos su partida,
pero fue la noche anterior en la que terminé en alguna disco dónde fui el causante de la pelea,
tal parece que estuve con una chica que era el mayor tesoro de un novio celópata,
y por malos entendidos se armó una batalla,
pero en algún momento conocí a alguien más,
y que como ya dejé ver, me salvó de morir quizá.

—Estabas muy mal— me dijo, y fui despertando, —llorabas como un niño perdido que ha sido abandonado por su madre— prosiguió, —¡maldita gorda de mierda!— gritabas, hija de puta— ojalá te mueras, fue lo que más habías repetido, 
—temo que fue alguien muy especial— me dijo con algo de melancolía,
—nunca había visto a un hombre tan mal, ¿cuánto la amabas?— me preguntó,
—de amarla no hablemos que eso se queda en veremos, tal vez fue solo una gran ilusión, o tal vez un amor que no entendía de razones— fue lo único que le dije con voz calmada,
—pasaron muchas cosas después, intentaron hacerme daño y lo evitaste, luego te salvé yo y quedamos a mano, pero no podía dejarte allí y de alguna forma terminamos follando en los baños, fuiste demasiado bueno, y si te contara el resto de la historia arruinaría todo esto, pero una cosa si te diré: envidio profundamente a aquella mujer...
daría lo que fuese por probar tan solo una vez aquel amor que emanabas por Elizabeth—, y con eso terminó.

Yo no sabía que pensar,
qué tanto esta mujer se llegó a enterar,
en qué momento conecté con ella de manera tan real,
lo único cierto es que, 
lo pasado ya está muerto y sólo han de quedar los buenos recuerdos.

"De experiencias se forja la vida,
y es hora de escribir una nueva historia".



🌹Yero🐉

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