domingo, 18 de agosto de 2019

BAÑOS DE CERVEZA (no apto para castos ni puritanos)

Se tiró boca arriba con las piernas abiertas y las manos recogidas, sobre la alfombra;
me miró sonriente y jadeó imitando a una juguetona perra,
sabía que esa carita de niña inocente me ponía cachondo a más no poder.


Me quedé observando el panorama,
ese cuadro que mi a vista deleitaba,
y con ese paisaje que aquellos senos me ofrecían, tomé la decisión del pendejo.
La levanté del suelo y la subí a la cama,
luego fui al baño y llené la tina,
regresé por ella y en brazos la llevé al cuarto de baño.

July me miraba con una leve sonrisa,
quizá es que nunca le habían hecho eso,
o quizá es que me hallaba haciendo el ridículo;
de todas formas le di una buena enjabonada,
más no aguanté las ganas y el romanticismo se fue al carajo,
me desnude en breve y me metí a la bañera resbalando por su espalda;
acto seguido: la enculé con ferocidad poco después de recorrer sus parajes.

Más tarde, abrazada por la espalda la sujeté durante largo rato,
hablábamos pausadamente pues el dialogo lo establecían nuestras almas al contacto de nuestros cuerpos,
vaya mujer la que había encontrado,
y pensar que no creí que existiesen chicas como ella por aquí.
Cervezas y un par de cigarros acompañaban el momento.

Últimamente no tengo mucho amor para dar si hablo con honestidad,
y ella bien lo sabe,
una relación sexual es la clave del buen vivir,
del buen gozar,
y del bien estar.
—¿Por cuánto tiempo mantendrás cerrado tu corazón?— me preguntó con una mirada que rozaba el infinito,
en sus ojos podía notar la belleza de la flor que ha sido maltratada por manos despiadadas y sin embargo aún se atrevía a ofrecer su más vivo color, su más bella esencia.
—No lo sé, el tiempo lo dirá—, respondí con serenidad,
—no, el tiempo sólo es la excusa que se emplea para evadir responsabilidad— me replicó, mientras sus pupilas se tornaban fuego pasión,
no supe que decir, tenía mucha razón,
y me sumergí en la inclemente suavidad de sus labios rosados como la madura frambuesa que urge ser devorada.

No sé cuánto duró el rato, pero con ella el tiempo perdía su razón de ser,
sin embargo, era suficiente de estar en medio del agua y ya un poco ebrios salimos del cuartito.

Caminando y tambaleándose con una risa de loca mientras me regalaba tiernas miradas se dirigió al balcón,
fui detrás con un par de cervezas más,
la ciudad se apreciaba descansada,
había paz en sus alrededores,
había tranquilidad en las calles;
me senté en el sofá y ella sobre mis piernas se posó,
juegos de palabras y chistes malos hacían su aparición,
y a la vista del sol del atardecer las caricias se incrementaron.

Despojé la toalla que la cubría,
ella quitó la mía también,
niños en un piso diagonal emocionados observaban la escena;
no hay de malo en demostrar lo que en grandes también harán,
y mejor que se vayan empapando desde ya.

Se meneaba complaciente sobre mis muslos al tiempo que yo me ahogaba en su pecho,
poco a poco fuimos conectando y mi entrepierna disfrutaba con deleite el encaje con la suya,
arañazos en mi espalda,
cachetadas en su trasero,
movimientos extáticos al borde de la locura,
un eterno placer es el resultado de la batalla.

Un cigarro enciendo para completar el momento,
y una bofetada manda lejos el tabaco,
—no arruines el momento, estúpido— me dice, mientras se acomoda en mi pecho,
la abrazo sin decir palabra, 
solo obedeciendo sus mandatos,
me encanta y debo decírselo ,
está haciendo algo que no debe y debo dejarlo claro,
si se enamora perdería,
y sufriría mucho más que antes, 
estoy seguro.
—Voy a ser tu musa, tu inspiración, tu lugar de esbeltos poemas, la tinta de la mejor historia, ¿entendido?— me dice con seriedad en su rostro, 
yo tan solo sonrío,
no te creas tanto mujer— pienso para mis adentros,
—yo no mando en mi corazón, si él te elije ya es otra cosa— le respondo con una sonrisa.
Ella me mira con suspicacia. 

Volvemos adentro tras la puesta de sol,
la noche es cálida, 
enormemente calurosa,
vamos por más cerveza, y entre eso una botella de vino,
celebramos que estamos vivos,
celebramos que nos hemos cruzado en el camino,
pero la noche no puede terminar ardiendo hasta el fastidio,
así que se abalanza sobre mí,
la cargo sobre mi tronco,
y vamos directo a la ducha,
hay que bajar la temperatura,
el agua está fresca.

Los besos con aliento de gozo se presentan,
y una tercera vez nos entregamos a la satisfacción que brindan dos cuerpos jóvenes ansiosos uno del otro.



🌹Malayerba🐉

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