el malestar del que eres prisionera habrá muerto,
bendecida por el universo te irás.
Mas no gires tu mirar por más que lo desees,
no des vuelta atrás,
no quiero que me veas llorar.
Llévate contigo las alegrías y las molestias que nos dieron satisfacción;
no quiero que veas mi rostro triste
ni mi llanto amargo.
Solo sigue el camino que la Divina Providencia te muestre,
a otros brazos tal vez,
a otras bocas quizá,
pero no te olvides de joder otras vidas,
causar mil penas y tres mil alegrías,
y sobre todo de volar;
vuela tan alto que ya no te pueda ver,
y tan lejos que ya no te pueda sentir;
no obstante, si un día decides regresar,
no te olvides de traer un poco de buena yerba,
o una docena de tus besos...
que consiguen el mismo efecto.
Si, te amo inmenso mi gordita hermosa,
pero es ya hora de partir.
Mayer
No hay comentarios:
Publicar un comentario