domingo, 29 de septiembre de 2024

Meditación de domingo VI

Confesiones 1.




No somos de los que se van del barrio, si no los que queden para verlo crecer. Me alegra que otros recorran el globo y dejen conocer sus aventuras, siento que las he vivido alguna vez.

A veces me pregunto si es cobardía o simple pereza de conocer el mundo en una vida más. Cuántas veces no habremos venido ya a este plano. A veces en sueños rememoro esas existencias. Las atesoro y les agradezco la visita, las despido con un beso antes de regresar a la biblioteca. 

Porque al final se trata de conocimiento, de ir tras la búsqueda de la gnosis divina, conectar toda la información universal en una biblioteca y crecer, crecer en el basto espacio sideral. 

Durante cuántos milenios no habré estado ya en este plano, me pregunto y me da risa no saber si he variado un poco la cosa o sigue el plan original. Al final, vale verga, solo hay que reírse. 

Sé que moriré en algún momento y desaparecerá todo rastro de mí. Pero las letras tienen el poder de traspasar la historia y en ello pongo mi esperanza.

Escribo por la necesidad de sacar esto que llevo aquí adentro. Y de necesitarlo pasé a obligarme cuando ya no era necesario, pero ya me había vuelto adicto a hablar mierda, y ya que los que se dicen a sí mismos inteligentes me van a ignorar, que más da mandarlos a la mierda y reírnos de ellos entre los pocos que se atreven a leerme, jajjajsjakak. 

No moriré sin haber intentado ayudar al mundo por cuarta vez. 

Voy a escribir hasta que la última célula se mi cuerpo se seque intentando mejorar esta mierda. Un sueño demasiado ambicioso para tan ridículo ser, este de cambiar al mundo con unas cuantas palabras... Y me da una risa.


Malayerba


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