sábado, 25 de julio de 2020

MI ESPERANZA SE DESESPERÓ

—¿Y tú has llorado últimamente? —me preguntó—
Yo con la rudeza del hombre le dije satisfactoriamente que no, 
pero bastó que la mencionara a ella para que mi alma se quebrara y una lágrima escapara de mí. 
Y a fin de cuentas a quién iba a engañar, 
si lo más triste de mentír es que tu mismo no puedes creer tu propia falsedad.

La echo tanto de menos como no tiene idea, 
que aunque no me guste leer, me he devorado varios libros en las últimas semanas, solo para escapar a mundos desconocidos que me hagan olvidar que sigo vivo;
que obligo a desgastarse a mi cuerpo en el trabajo hasta que cae la noche, 
solo porque no quiero llegar a casa con la esperanza de encontrarla y saber que no estará allí. 

Pero bueno, todo mundo obtiene lo que merece,
y los sinceros de corazón merecemos el desprecio por no saber callar lo que sentimos. 

Oigan ustedes, buenas gentes, 
si un día la ven, 
díganle que no llore por este idiota, si es que la ven llorando todavía,
porque lo dudo, pues de seguro estará feliz en otros brazos más fuertes, en unas manos más suaves y con otro varón que habrá de brindarle seguridad, que teniendo los innobles sentimientos y las ásperas caricias de este fracaso de hombre. 

Así que si la ven feliz, díganle que me alegro mucho por ella,
aunque en realidad, esta sea mi más grande mentira, 
porque mi alma, desde un rincón de mi corazón, muere de ahogamiento en el mar de la tristeza.


De Malayerba para E.A

https://youtu.be/hnZGR97YRPI

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