jueves, 2 de julio de 2020

FIESTA DE LA Y (+16)

Hay tres protagonistas para esta obra:
Yesika, Yino y mucha yerba.

Fumando un porro a las doce de la noche,
y a las dos de la mañana tras coger un buen rato entre primos,
derraman sus orgasmos en la madre tierra. 
Ellos son un par de amantes que se follan, cuando dormimos, al planeta.

Yesika, Yino y mucha yerba el domingo de ramos, 
en la azotea que da vista al pueblo, 
provocan una humareda que sale de un bong,
y entonces la niña y el niño entran en contacto con Dios. 

Algunos años antes:
—¿Qué es esto primito? 
—No sé, ¿tú tienes? 
—No, mira, tengo un hueco ahí. 

Quince años después:
—Mételo todo, ¡oh sí!, no te atrevas a parar, ¡hijo de puta!
—¡Puta zorra!, ¡sí!, ¡te voy a reventar ese  maldito culo!...

Yesika, Yino y mucha yerba bajo el sol de junio, se frotan los labios entre sí;
ella se retuerce de placer blanqueando los ojos, pues Yino aprendió de la mejor maestra a mamar un coño y sabe bien como le gusta que hagan sentir a su amada. 

En la montaña desde donde se divisa la ciudad, Yesika encendió el fuego entre unas piedras, 
y Yino puso a hervir hongos de buena pinta;
un caldo primigenio afloró en la olla;
una bebida y a volar, para celebrar el año nuevo como es debido. 

Yesika, Yino y mucha yerba tienen historias que se salen de control, 
el milagro de poder disfrutar de lo que brinda la tierra, no tiene igual. 
La fumada antes del llegar al centro comercial en la zona de salsas. 
El brownie de marihuana antes de meterse a la piscina de niños. 
El bong con los compas el miércoles de ceniza, y la treceava corrida de siete vergas en la garganta de Yesika. 
Y el tercer caldo de hongos, la octava fumada juntos y la llegada de sus padres después de la misa de domingo, día que se enteraron de lo que sus hijitos hacían, esas y más historias peculiares constituyen la vida de estos dos personajes y un poco de cannabis. 

Continuará... 


Mayawell

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