Y todo sigue su curso, mi voz se silencia,
la gripe ha ganado mucha fuerza,
la lluvia empapando mi cuerpo potencializó la molestia,
el frío aire del lugar empeora la situación;
pero es el frío de sus palabras las que entristecen mi corazón, ya no siento su amor, ya no contemplo su calor,
se apaga su sonrisa,
y mi alegría se va en la brisa de la depresiva caricia;
con hambre mi estado anímico baja a niveles exasperantes,
amargado y con el odio en los ojos cuestiono lo que ya se da por sentado,
lo que está más que claro,
el enfado quizás es por entender que esta vida no sera mía,
que en servicio y pago debe ser usada,
que la felicidad no podrá ser alcanzada,
que tendré que aprender y sobrellevar cada cosa que en un futuro serán solo situaciones pasadas.
Mayer
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