lunes, 17 de septiembre de 2018

BELLATRIZ

¿Y si te escribo un poema  con la torpeza de mi ser?
¿Y si te hablo con la honestidad de este corazón sin evocar un sentimiento celoso?

No malinterpretes el mensaje que te voy a dar, esta no es una declaración de amor, quizás un pequeño soliloquio lleno de pasión o tan sólo una breve oda a tu persona.

Digna flaca que me alegra cuando estos ojos te observan,
¿cómo no deleitarme contigo si tus caderas al contoneo de tu caminar vislumbran la sensualidad de la existencia?

Te veo y reflexiono sobre si vale la pena seguir en el silencio, y asiento afirmativo a la cuestión, y en efecto vale la pena, pero no la gloria, y quiero esa gloria disfrutarla contigo.

Te veo y mil respuestas cruzan esta mente al deducir tu comportamiento,
pero entre más te observo, más me pierdo en lo que veo y más ignorante me siento.

El cambio en la estructura exige mi atención, sin perder la compostura del texto en la oración;
jugarretas de niña en cuerpo de mujer,
hipnótica visión es tu imagen como una buena fumada al atardecer, en un día de septiembre.

Una prosa ridícula y sin sentido es lo que siempre escribo,
buscando la inspiración que me lleve a crear el mejor texto te sigo, pero desde la lejanía para no perder la magia de la ilusión.

Si tu aurora carmesí se despierta con los rayos del sol atravesando la ventana,
y tu mirada refleja el espíritu del astro rey en tu pupila dorada,
yo no puedo más que regalar un suspiro en agradecimiento a la vida por tenerte en mi camino, por despertar cada mañana.


Malayerba

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