viernes, 1 de diciembre de 2023

Del susto


No soy de contar intimidades de quien se dispone a ocupar el título de «la mujer de mi vida», pero al lector es necesario referirle acontecimientos tan importantes e informativos como el que narraré a continuación, por si al igual que yo se ve enfrentado a situación parecida y estas palabras le tengan a bien prevenirlo para no llevarse algún susto.

Procedo sin más dilaciones a referir el asunto:

Estábamos ya en el acto que los jóvenes y la sociedad tienden a llamar vulgarmente, el delicioso, aunque no exista palabra más exacta para describirlo. La faena se pronosticaba exitosa en toda regla porque como bien he mencionado, la chica en cuestión que no es sino una hembra de esas que no se olvidan aunque la vida se extinga, y no por ser sino otra cosa que una mujer especial como lo es la antimateria para los físicos, el éter para los filósofos, el alma para los religiosos, el alimento para los hambrientos... es decir, ella es mi amor, nombre con el que la reconozco desde hace un tiempo.

La calentura del momento se dio como bien es sabido —de la nada— así como cuando las cosas salen tan buenas que mejor es imposible, sin comerlo ni beberlo. Estábamos pues hablando de todo y de nada, política, hospital, seguridad, limosnas, en fin, esas cosas que se comentan cuando se pretende adquirir más experiencia en el campo del conocimiento. Y estábamos ahí, yo cuidándola porque había salido del proceso de un control de salud, por un ligero quebranto que la había aquejado hace poco.

Entonces así como cuando las cosas tiene que ocurrir, miró a mis ojos con los suyos propios, esos bellísimos luceros que tanto iluminan mi alma, y en ellos descubrí que mi princesa quería un poco de placer, y no faltaba sino una señal como bien convenido lo tenemos, que cuando hay hambre, el otro debe estar presto para ser devorado.
Generalmente el contagio es ineludible, y así los dos terminamos más calientes que las puertas del averno.

Ya se había desvanecido en un primer orgasmo inyectado con tanto amor, que le sobró para tener el segundo sin mayor demora, y pese a que las ganas ya satisfechas estaban, llegó un tercero que nunca cae mal, pero he aquí la desventura, pues este, aún más placentero y armonioso que los anteriores, fue más catastrófico para su joven corazoncito.

Apenas acabado de correrme en ella y ella feliz de recibirme derramose conmigo, su semblante se puso tenso y el llanto asomó en sus ojos por el miedo de sentirse morir.
No tan veloz como el sentimiento de angustia que comenzaba a consumir a mi amada al ver tal cambio, inquirí el motivo del particular y he aquí que me refirió que su pecho dolía, que algo dentro quería detenerse.

Apresuré los cuidados en el acto, y un instante después ya estaba a su lado hablando con tacto y guiándola por el mejor método de conservar la calma, el poder de la respiración. 

Así pues, con inhalaciones y exhalaciones profundas, hube de guiarla a recuperar la tranquilidad de lo que anteriormente harto disfrutamos.
Poco a poco se fue recomponiendo, bebió un trago de agua para enfriar los nervios y luego ya serena se recostó en mi pecho. La abracé y la acaricié como se abraza y se acaricia a quien se ama con el mayor de los afectos. Volvió entonces el apaciguamiento a nuestros corazones, que el mío —hay que decirlo— quiso descomponerse al saber que el de mi doncella se rehusaba a seguir con su labor.

Por fortuna todo terminó bien, pero bien cierto que la recomendación que deben seguir el lector es: que no se deje llevar por las voluptuosas pasiones cuando alguno de los dos ha tenido un día largo y el médico ha decretado guardar reposo, pues obedecerle a quien sabe más, es de gentes responsables y obrar cuando la mejoría sea completa, es de sabios.

Es posible que por el desequilibrio de la presión arterial, hubiese existido cierta descompensación en el lugar importante del motor humano y esto haya hecho peligrar nocivamente su salud.

Para decir más, señorita sepa que la amo como solo un buen hombre honrado y de principios como yo puede hacerlo, mas sé que al sus ojos leer esto, se pondrá molesta por compartir con las buenas gentes nuestra deliciosa aventurilla, pero tenga bien en cuenta que no lo he hecho con mayor propósito que el de fines educativos, quizá no me dirija usted la palabra el resto del día, pero no se olvide, que yo a usted mucho la amo.

Malaya



lunes, 27 de noviembre de 2023

 

No pretendía ser su héroe, su salvador, su príncipe azul o el amor de su vida. Solo quería ser el hombre que la acompañara en sus mejores y peores momentos, ser su sirviente, su discípulo y su amo, todo de acuerdo a la situación; solo pretendía ser el prospecto de varón que a una mujer como ella llenaría de satisfacción.

Pero no se puede forzar a las circunstancias, no se puede forzar la cerradura, no se puede ingresar sin ser invitado. No pude ir más allá de su sonrisas, de sus miedos, de sus sueños.

Mas no me arrepiento de nada, hice todo lo que mi corazón dictaba con la mejor de las intenciones, solo puse todo mi esfuerzo en quererla como me lo dictó la consciencia... di todo lo bonito que tenía, todo lo bueno que quedaba de mí.

Pero mis demonios jamás han podido ser vencidos, no importa cuanto lo intente, no importa cuanto los enfrente, no importa cuanto me esfuerce, solo soy un niño que huyó del aprendizaje, un niño que se extravió del camino por seguir a una mariposa y no pudo volver a encontrar el sendero. 
El niño se perdió en la inmensidad de lo incomprensible y tuvo que aprender a sobrevivir a lo tonto, y más tonto me he vuelto con el tiempo. Vivo envidiando a quienes todo lo poseen aunque no tengan más que harapos sobre sus carnes, pero sonríen de corazón. Vivo envidiando a quienes siendo nefastos como lo describe el diccionario han encontrado un amor que les sostiene y les anima a seguir.

Y al final aunque intente salir siempre vuelvo a caer en el pozo, profundo y solitario, oscuro y doloroso, triste y vacío. Me voy al rincón, abrazo mis piernas, escondo mi cabeza y lloro hasta quedarme dormido.

Te he buscado en sueños, en las drogas, en las estrellas, pero ya no hay ningún rastro de ti, han pasado años y aún no acepto tu ausencia, eras la luz y yo la mariposa que no te pudo alcanzar...


Yerbita

domingo, 26 de noviembre de 2023

No hay razón



Tengo que escribirlo, porque si no lo hago ahora no lo haré nunca. Quién sabe si mañana será igual que hoy, puede ser mejor, quizá peor; la verdad no me quiero arriesgar. 

Quiero que ella sepa que se está convirtiendo en lo que jamás pensé que volvería a vivir. Que poco a poco ella es la fuerza del mar que choca contra la roca y la erosiona a cada golpe; yo soy esa roca y ella es el mar que con cada cosa nueva que me enseña me va figurando a su ritmo y a su antojo.

Me voy haciendo suyo no importa cuanta resistencia le ponga. Me voy haciendo suyo por puro gusto, porque no veo otro mejor lugar en el mundo para apoyar mi cara que su pecho, ni cobijo más cálido que sus brazos. Le he dicho «te amo» como respuesta al suyo sin pensarlo, de manera impulsiva y sin temor, porque quiero que sepa que lo hago aunque en realidad no entienda la razón del particular; la he buscado y no la encuentro; 
quizá es que soy idiota, supongo que nunca he dejado de serlo,
quizá es que me encanta amar hasta que duela y se me hagan llagas en el alma, 
o quizá y a lo mejor la razón no la hay...
o quizá es que simplemente ella es la mujer de mis sueños más profundos, esos en los que he sido eternamente feliz.


Malayerba

viernes, 24 de noviembre de 2023

La elegí primero

Y de alguna manera que no he pronosticado empiezo a amarla. Nace en mí el sentimiento de la gracia eterna, ese que te obliga a sonreír de estúpida manera cuando vas por la calle.

Se acrecienta en mi corazón un apasionado fuego en base a la obtención de su cariño, a la comprensión de sus arranques de ira, de llanto, de risa, sus cambios de humor tan repentinos, en fin, todo aquello que la vuelve humana y también vulnerable. ¿Cómo no quererla así? Es perfecta para mí: a veces tonta, a veces ingenua, a veces muy seria y a veces demasiado lista, tanto, que me quedo tonto ante su belleza porque no posible concebirla en un cuerpo si no existe primero en la cabeza; y ella tiene mil y una ideas a la vez, cientos de historias que contar, millones de poemas qué plasmar.

Me gusta, la quiero, me enamora y no puedo evitarlo, no quiero evitarlo. Me paso el día pensando en ella que cuando vuelvo a casa quiero toda su atención para mí y no se me antoja compartirla con el mundo, para qué, el mundo no se merece tanto, bueno, yo tampoco, pero soy egoísta y la elegí primero...

¿Me hará sufrir? Es probable. 
Que venga todo el sufrimiento posible, no le tengo miedo.
Gracias a ella vuelvo a creer en el amor, lo demás, puede irse a la mierda.


Malayerba

martes, 21 de noviembre de 2023

Quererte

Y si al decirle que la quiero pregunta para qué, díganle que para todo lo que se imagina y también lo que no.

Todo, claro. Porque a medias solo la temperatura de la leche pal cereal.

Si después de aquello sonríe, entonces díganle que la quiero con su malgenio y sus odiosas muecas.

Con sus llantos y berrinches.
Con las mil y una pecas en su piel.
Con los tres lunares de su vientre.
Y con el millón de alegrías que le genera a mi corazón cuando sonriendo me dice que le encanto, que le gusto, y quiere hacerme suyo.

Díganle que para eso es que la quiero, y también para sentir lo que es tener a lado a una mujer que es tan madura y niña al mismo tiempo.
Tan simple y compleja a la vez.
Tan dulce y amarga en la misma línea.
Tan mágica al cerrar y tan real al abrir los ojos...


Malayerba


domingo, 19 de noviembre de 2023

¿Qué será?


Y para cuando te des cuenta de tu error, habrás de suplicarme perdón, pero será ya tarde porque el orgullo me habrá dominado y habrás pasado a ser una basura en mi trayecto.

Puedo echarte de menos, cómo no, claro que puedo hacerlo, si te extraño ahora mientras escribo esto.
Puedo echarte de menos, claro sí, es imposible es evitarlo.

Oculto en un claro del apinado bosque observo a lo lejos caer la noche en la ciudad.
La montaña se enfría y mis miembros se entumen.

Enciendo un cigarro para combatir el insulso clima y canto letras muertas para aliviar el alma: ¿Y qué será de mi vida sin ti?, ¿qué será de mis sueños sin ti?, ¿qué será de mi mundo sin ti? ¿Qué seráááááááá?

( "._.) ( ._. ) (._." )


Malaya

miércoles, 15 de noviembre de 2023

Barca


Y cuando seas mía te haré el amor de una manera tan increíble que no sabrás si fue obra de un hombre o de un dios. En efecto, esos dos minutos de placer solo podrán achacarse a la divinidad que soy yo.

Muy bien, ahora que ya te has reído podemos avanzar a temas de mayor impacto, como el saber si la Coca-Cola podrá destapar la obstrucción en la cañería, o es un mito de tantos que abundan en el jolgorio de la gente, como ese que dice que todavía hay políticos honestos en la vida real. Joder, el mundo está negro con tanto engaño disfrazado de verdades.

Salí a caminar y me quedé un buen rato en un amplio campo desde donde vi caer la noche. Los truenos cantaban con rudeza, mis perras corrían velozmente intentando morderse las colas y uno que otro relámpago caía iluminando el lugar.

Mas frío no hacía, pero harto evidente era que se aproximaba una tormenta de esas que te hace preguntar, ¿si lloviera cuarenta días así, se inundaría la tierra? Y la verdad es que no.
Pero por si las moscas, ya tengo lista la barca, a ver si nos vamos de paseo a navegar por el extenso mar en busca de Caronte para echarnos una buena plática, de esas que solo los condenados saben contar.

Cuando seas mía, sabrás cuánto puede querer un hombre sin principios ni moral. Cuánto puede amar un salvaje flotando en la inmensidad. Lo último no tiene sentido, pero esta vida ¿desde cuándo lo ha tenido? Somos débiles seres fortaleciendo nuestras almas en el candor de la batalla diaria, algunos más jodidos que otros, pero al fin cada cual con su lucha.

Hoy solo quiero flotar entre ideas y versos límpidos, hoy solo quiero volar y perderme en el infinito brillo de tus rizos.


Malayerba

martes, 14 de noviembre de 2023

Garzas al viento


Me quiero enamorar de ti. 
Tengo ganas de volverme pendejo, porque el amor sin un estúpido que lo sustente no existe, y se me antoja ser uno de ellos.

Los que cambiaron el mundo lo hicieron por amor a su mujer, a su hombre, a sus huevos, a su guerra, a su dios, a su causa maldita, a su tontería... Pero al fin y al cabo, por amor a lo que creían correcto.

Quiero yo también cambiar el mundo por mi convicción en el amor. 
Que sacarte mil sonrisas al día se convierta en mi única adicción.
Que mis letras dejen de ser vulgares y superfluas.
Que adquieran por fin el matiz de sabio poeta... 
ese que soy yo bajo esta capa tan espesa de incongruencias.

Quiero enamorarme de ti en la dosis correcta para disfrutarlo tranquilo y sereno, o inyectarme más allá de la cuenta y perderme en tu tormenta.

No quisiera tomarte por excusa, pero no tengo mayores sueños que crear para la historia una obra maestra,
alcanzar el zenit con las palabras perfectas,
y pararme en la cima ondeando una bandera con tu nombre en ella.


domingo, 12 de noviembre de 2023

Segundo capítulo

 

Me gustaría decirle que es mía, que me pertenece, que su corazón debe venir conmigo, pero no está bien intentar desviar el destino ya trazado.

Si ella me va a querer, lo hará a su tiempo, a su ritmo, sin cortarle la libertad a su espíritu, sin enjaular su amor, su amor que es del universo.

Dejé los cigarros hace ya mucho rato, pero de vez en cuando fumo alguno porque el poeta sin vicios no existe. Mi vicio eres tú, dicen los ridículos... No, tú no eres mi vicio, serás la razón mi vivir, pero no mi vicio. La diferencia es abismal, el humo no te mata, las razones por las que lo haces es lo que te aniquila. Generalmente la razón mayor se convierte en dos letras, «tú». Porque achacar la culpa al otro siempre ha sido la salida fácil. No aceptar que se es débil por cuenta propia, que caemos por el gusto de caer, que levantarnos nos da pereza porque requiere esfuerzo, esfuerzo que vemos inexistente cuando las dos palabras ya no existen: «tú». Tú... tú, cuánto poder abarcan cuando el pronombre se convierte en un rostro con labios carmesí, unos ojos penetrantes y una melena rizada en forma de tormenta.

Me gustas, eso es indiscutible, cómo no me vas a gustar si eres mejor que yo en todo sentido. Cómo no sentirme atraído si eres todo lo que me gustaría poseer.

Pero tan solo soy un hombre solitario que ha caminado varios kilómetros para poder leer el mensaje de las estrellas junto a un riachuelo y solo, para poder escribir estas palabras carentes de toda sustancia, a menos que las aceptes como tuyas.

Me gustas sí, y qué se le va hacer. Yo es que soy muy bruto, pese a fingir inteligencia. Porque me lanzo de cabeza cuando veo un pozo de felicidad en el cual sumergirme. Un oasis maravilloso que noto a través de tus ojos.

La gente en la ciudad duerme, mientras yo camino por las silenciosas calles sin propósito, pero con la ilusión de posar mis labios en los tuyos, una, dos, tres y las veces que haga falta en lo que me queda de vida.


Malayerba


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jueves, 9 de noviembre de 2023

La última prueba: El granero



Ahí estaba el gato lunar, observando todo 
desde las vigas que sostenían el techo del inmenso granero.

La prueba consistía en no tocar el piso, ni dejarse agarrar por un demonio, que era grande y feo como suelen ser los demonios mal alimentados y sufridos, pero tenía restricciones, puesto que era la parte final de la prueba: no podía saltar ni ponerse delante de la puerta para que no sea atravesada.

Así estábamos: Ya varios habían pasado y me tocaba a mí que era el penúltimo, detrás estaba Alicia. Los dos hicimos equipo desde el inicio de la competencia y ya nos faltaba poco. Sucedió entonces, ella se adelantó y se metió antes de que pudiese yo reaccionar. 

El granero no era realmente enorme, pero podría decir que era de piedra y argamasa, de unos diez metros de ancho por unos veinticinco de largo, y unos seis a ocho metros de alto. Estaba vacío para ser honestos, solo algunas cajas de madera en un rincón. 

Había una entrada y una salida. La entrada era una ventana a la mitad de la altura total en un extremo, y la salida estaba en la misma pared, pero al final, justo en la esquina donde había una puerta de madera tallada en forma de árboles. Habían unas ventanas pequeñísimas en fila por la parte de arriba por donde ingresaba la luz, como de una cuarta por cada lado, serían unas cinco o seis de aquél lado, ya no lo recuerdo. Y el techo constaba de vigas enormes cruzadas de lado a lado que sostenían toda la estructura de tejas de barro que cubrían el edificio.

Así pues, el ejercicio era sencillo, entrar, atravesar el granero y salir, pero claro, el pequeño detalle, ese diablo de cuatro metros de alto, dos de ancho, sus filosas garras, sus colmillos cual tigre dientes de sable, la agilidad, su fuerza y sobre todo, suelto.

Los que cruzaron antes dejaron trazado el camino, solo era irse por un lado, sujetándose de los salientes y brincar cuando había la oportunidad de hacerlo, aterrizar cerca a la puerta y correr a la salida. A todos se nos daba un cuchillo de carnicero por si hacía falta combatir, pero lo ideal era esquivar y salir lo más rápido del salón. 

Era sencillo y el demonio ya estaba cansado. Pero entonces Alicia cometió una ligera falla, adelantarse. Su emoción era mayor, se arrojó por la ventana y de un salto estuvo agarrada a una viga mientras pisaba una saliente. El demonio se percató y arremetió contra ella con las garras en alto. Ella siguió su camino con rapidez, pero cerca de llegar al final del trayecto no alcanzó a cogerse bien y cayó. Entonces tuvo que enfrentar al demonio que ya estaba encima, sacó su cuchillo y se desató una batalla que no duró más de diez segundos, porque bastó una manotada de aquél diablo para mandarla a volar, por fortuna apuntó a un lado de la puerta, a donde no podía llegar él con su apetito. 

Los demás hacían bulla asomados detrás de la puerta. No perdí el tiempo y aproveché la distracción para atravesar el granero. Rápidamente lo hice y llegué hasta el final, entonces me iba a soltar, cuando miré a Alicia saltando muy alto con el cuchillo en su mano y directo a mi entrepierna, por lo que en un reflejo automático me volví a colgar de una viga. Todos nos quedamos perplejos al verla, yo aún más, no recuerdo qué le grité, pero bien cierto fue que sus ojos no eran ya suyos, eran gatunos y pálidos, y de su boca salían unos pequeños colmillos. 

Ella había sido contagiada por el demonio del granero y ahora eran dos contra mí. Siendo que ahora era una prueba con un plus añadido que no pasa casi nunca, tuve que enfrentar a aquella chica con la que tanto había compartido antes. No hubo mucho qué pensar, la noche se estaba acercando y el tiempo se estaba agotando. Tuve que sacar mi cuchillo y atacarla. Pese a que se estaba transformando, era más débil.

Salté directo hacia ella, pero una mano intentó agarrarme, la apuñalé, me deslicé por su brazo y escapé del demonio, luego con mi cuerpo cargué contra Alicia mientras le enterraba el cuchillo en el vientre, a penas si alcancé a llegar a la puerta empujado por un rayón que me propinó el arma de Alicia. 

Me jalaron desde el otro lado y los pocos que seguían ahí se alegraron por mi victoria, pero entristecieron al ver a la chiquilla como se iba convirtiendo en demonio poco a poco.

Pronto serían los dos los encargados de hacer la prueba del granero más difícil para los que llegasen el siguiente año.


Mayawell