viernes, 24 de noviembre de 2023

La elegí primero

Y de alguna manera que no he pronosticado empiezo a amarla. Nace en mí el sentimiento de la gracia eterna, ese que te obliga a sonreír de estúpida manera cuando vas por la calle.

Se acrecienta en mi corazón un apasionado fuego en base a la obtención de su cariño, a la comprensión de sus arranques de ira, de llanto, de risa, sus cambios de humor tan repentinos, en fin, todo aquello que la vuelve humana y también vulnerable. ¿Cómo no quererla así? Es perfecta para mí: a veces tonta, a veces ingenua, a veces muy seria y a veces demasiado lista, tanto, que me quedo tonto ante su belleza porque no posible concebirla en un cuerpo si no existe primero en la cabeza; y ella tiene mil y una ideas a la vez, cientos de historias que contar, millones de poemas qué plasmar.

Me gusta, la quiero, me enamora y no puedo evitarlo, no quiero evitarlo. Me paso el día pensando en ella que cuando vuelvo a casa quiero toda su atención para mí y no se me antoja compartirla con el mundo, para qué, el mundo no se merece tanto, bueno, yo tampoco, pero soy egoísta y la elegí primero...

¿Me hará sufrir? Es probable. 
Que venga todo el sufrimiento posible, no le tengo miedo.
Gracias a ella vuelvo a creer en el amor, lo demás, puede irse a la mierda.


Malayerba

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