lunes, 27 de noviembre de 2023

 

No pretendía ser su héroe, su salvador, su príncipe azul o el amor de su vida. Solo quería ser el hombre que la acompañara en sus mejores y peores momentos, ser su sirviente, su discípulo y su amo, todo de acuerdo a la situación; solo pretendía ser el prospecto de varón que a una mujer como ella llenaría de satisfacción.

Pero no se puede forzar a las circunstancias, no se puede forzar la cerradura, no se puede ingresar sin ser invitado. No pude ir más allá de su sonrisas, de sus miedos, de sus sueños.

Mas no me arrepiento de nada, hice todo lo que mi corazón dictaba con la mejor de las intenciones, solo puse todo mi esfuerzo en quererla como me lo dictó la consciencia... di todo lo bonito que tenía, todo lo bueno que quedaba de mí.

Pero mis demonios jamás han podido ser vencidos, no importa cuanto lo intente, no importa cuanto los enfrente, no importa cuanto me esfuerce, solo soy un niño que huyó del aprendizaje, un niño que se extravió del camino por seguir a una mariposa y no pudo volver a encontrar el sendero. 
El niño se perdió en la inmensidad de lo incomprensible y tuvo que aprender a sobrevivir a lo tonto, y más tonto me he vuelto con el tiempo. Vivo envidiando a quienes todo lo poseen aunque no tengan más que harapos sobre sus carnes, pero sonríen de corazón. Vivo envidiando a quienes siendo nefastos como lo describe el diccionario han encontrado un amor que les sostiene y les anima a seguir.

Y al final aunque intente salir siempre vuelvo a caer en el pozo, profundo y solitario, oscuro y doloroso, triste y vacío. Me voy al rincón, abrazo mis piernas, escondo mi cabeza y lloro hasta quedarme dormido.

Te he buscado en sueños, en las drogas, en las estrellas, pero ya no hay ningún rastro de ti, han pasado años y aún no acepto tu ausencia, eras la luz y yo la mariposa que no te pudo alcanzar...


Yerbita

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