Si a pesar de todo seguimos vivos,
si a pesar de todo nos movemos y la cabeza no ha dejado de pensar,
no queda más que hacer sino lo que se pueda con lo que se tenga.
Haré lo propio entonces y desde mi cueva de los lamentos habré de transformar el dolor en algo mejor,
en matar y masacrar gente para limpiar un poco a este bello planeta, por ejemplo.
Pero resulta que tengo pereza de hacer ejercicio, así que me propongo entonces construir mejores poemas, que es lo último que me queda: Palabras... Solo palabras.
Otra calada y el humo sale blanco, resultado de una buena elección.
Ahora inhalemos y exhalemos, hondo, bien hondo, porque hemos perdido gente, por pendejos o por la muerte.
Que todo ocurre por alguna causa, por alguna razón; encontremos el sentido de tales circunstancias como tarea también.
Sí es nuestro último año, si mañana es nuestro último día, que la muerte nos encuentre ocupados, tenga compasión y pase de largo, y decida venir para el próximo y así aguantar un veintena de lustros ojalá.
Para este año:
Bailemos mientras los pies aún funcionen.
Bebamos mientras el hígado no colapse.
Pensemos mientras aún queden neuronas,
E incendiemos está tierra con el fuego de la verdad y hagamos justo el placer de vivir.
Malaya
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