Aunque mis manos reclamen su presencia,
aunque mis labios se nieguen a besar otra boca,
aunque mi alma se ponga triste...
aceptemos la realidad de no volver a verla jamás y que estas letras serán cada vez más apagadas.
Aunque mis ganas de irrumpir en su vida y contarle que no quiero aceptar su marcha y me quede con los ojos vidriosos sabiendo que no puedo obrar así,
que ha elegido abandonarme y que hay forma de remediarlo.
Me fumo un último tabaco como despedida.
Cabizbajo camino en regreso a casa, atravieso un parque y lanzo la pelota, la perra va detrás y la trae, la tiro una segunda vez y la ignora. Unos niños que pasan por ahí miran aquello y se lanzan ellos en su búsqueda,
Me traen la pelota unos infantes y la perra gana confianza.
El resto del paseo los niños se divierten con ella, hasta que elige a uno de juguete y lo muerde cual peluche, el nene se agarra a chillar de manera violenta y el padre llega en su auxilio cual relámpago.
Le digo que solo estaba jugando antes de que me reclame por su hijo ensangrentado y lo comprende bien.
Le repite al niño que solo estaba jugando y se lo lleva llorando.
En fin, cosas que pasan.
Pero volviendo al tema, te extraño, mujer y no tienes idea de cuánto...
Malaya
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