viernes, 4 de enero de 2019

Y DOLIÓ

Es inevitable que suceda,
es inevitable que duela;
debe ocurrir para que sientas y reacciones,
debe ser ocasionado para que tomes consciencia y avances,
lo necesitas y te va a servir.

Querido lector, en la vida pasan cosas que no gustan para nada,
y la atmósfera del amor es una de las que más representación tiene,
y aunque son contados los casos en los que se muere de amor,
pasar un mal rato es cosa de preferir la muerte antes que sufrir.
Así que aquí me hallo, escribiendo esto sentado en las escaleras de algún lugar en el espacio conocido,
otorgando la muerte a la vida útil del explotado tabaco,
ojalá fuese un puro, al menos medicinal sería,
pero es un cigarro barato que más que beneficios, cáncer provocaría,
y lo llevo a los pulmones lo más adentro posible para que se aloje y haga real su etiqueta de alejamiento,
morir con un tumor, morir con un terrible dolor, morir con destrozos en el organismo, pero morir al fin y al cabo,
morir es mi deseo, pero vamos, eso no ocurrirá, aún si me acabo toda la cajetilla de golpe,
no morí ayer, y no moriré ahora,
porque soy fuerte aunque no lo quisiera.

Me jacto de demostrar cobardía, de parecer humilde y compasivo,
de ser tierno y amigable,
solo para agradar al prójimo,
pero ¡venga mi compañero de lecturas!,
yo no soy así,
soy mucho mas fuerte que el promedio,
soy más arriesgado que el minucioso gentío,
me lanzo a la mar sin saber nadar,
me introduzco a la jaula sin saber pelear,
conquisto cada miedo con sutil facilidad, porque soy imparable,
porque la obstinación más que resiliencia me obliga a ejecutar la contradicción y superar cada desafío por imposible que se vea.


Pero vaya mierda,
aparece ella, con su mirada tierna,
y hoy ella no es una sensación,
no es una señal,
es solo una mujer, y ni siquiera especial,
es una ¡maldita mujer sencilla y natural! sin adornos y destellos,
¡es una puta fémina nada más!,
un sólo ser que con solo hablar me domina por completo,
¿y que por qué logra tal efecto?
A saber la razón mi apreciado,
yo dirijo mi vida, y mi razón,
pero este puta corazón jamas mis dictámenes obedece,
actúa por si solo y cuando se ha cansado,
me deja con el problema y el dolor en mis manos,
altera cada sentido, me obliga a amarla, me obliga a servirle,
me obliga a quererla aunque mi mente y yo protestemos a todo pulmón desde el encierro en el que nos somete durante el tiempo que el maldito órgano vital se atreve a jugar, a divertirse, a gozar del calor y la felicidad que esa mujer simple y natural se propone brindar.

Y acabó de soltarnos, porque decidió aceptar que ese amor no lo quiere acariciar más, le ha gustado en verdad, pero quiere respetar la decisión de la contra parte tomada,
de aceptar que aunque ella lo ame, en ella la razón si pudo gobernar, y alejarle la calidez que le ofrecieron un día.


Y aquí estoy yo analizando con mi razón que decisión tomar,
si aprovechar ahora que tranquilo se allá el mendigo corazón y encerrarlo en los calabozos más oscuros para que nos vuelva a fastidiar,
o dejarle actuar hasta que se aburra de palpitar y nos deje descansar en paz,
pero miro de reojo y noto que se ha aparecido la más desgraciada de todas las malparidas, y vaya mierda no podría ser peor, —¿te has dejado contagiar por la puta locura maldita sea? ¡No me jodas hija de perra! eras la única que estaba de mi lado, no puedo creer que este pasando, debes estar bromeando— le reclamé.
—No Yerbita, no bromeo, me he cansado de ser tan seria, deja que te guíe la locura como antes, había mucha más diversión y menos dolor en ese entonces— se atrevió a decirme la inmunda.

Supongo que ahora solo, y con éstas putas en contra, tendré que seguirles el paso,
sin embargo vendrán más lloriqueos y más besitos de pollito con la muerte, ¡y les aseguro que eso será mucho peor que hasta ahora!
—¡Ya calla malparido!, ¡deja de renegar cabronazo!, que vas a asustar a lo que se aproxima, y ésta cosa tiene la sonrisa de una diosa, ¡levanta el culo y no lo eches a perder!— me gritaron.



<<—Hola, disculpe, ¿por aquí hay alguna farmacia?— me preguntó con mucha amabilidad,
—Hola bonita, que ricas tetas las que posees, déjame chuparlas— respondí mientras la miraba con extremo morbo y esperé la bofetada para irme rápido,
pero la susodicha sonrió; y me quedé perplejo anonado en su destello; y encima, se atrevió a regalarme una respuesta con unas palabras más que precisas que estremecieron mi alma. ¡Puta vida!, cuando esta historia termine habré gozado más que en el paraíso y entenderé lo que es la felicidad, ó quedaré más muerto que el gato que acaban de aplastar los carros>>

"mierda...empezamos mal el año".


Malayerba

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