domingo, 17 de marzo de 2024

Dragón gigante de oro


Tuve un sueño hace ya unos dos años y ha sido este uno de los más maravillosos que he tenido, aquí debajo dejo tal cual lo recuerdo como si estuviese ahí a modo de película que es como vivo los sueños, por medio de una composición de escenas que a veces no tienen coherencia, pero aquí todo siguió un hilo conductor:

Estamos pintando un mural tranquilamente. Al rato llega un policía viejo y nos molesta, alguien dice algo en respuesta, otros otra cosa agregan y yo también, aunque no recuerdo las palabras, entonces se marcha y nosotros nos devolvemos dándole la espalda, en ese momento nos dispara a todos y a mí que tirado me hallaba, me apunta a la columna y descarga por completo la metralleta .

En otra escena me siento morir, siento que me desangro, me amarró un poncho y salgo en busca de ayuda, en casa parecen no hacerme caso, pero al final de tanto joder y lamentarme, me llevan en auto a un hospital, pero no alcanzo a llegar, el auto no avanza y debo seguir mi camino a pie.

Un rato después me aproximo a un bosque y ahí encuentro a una especie de taita muy extraño, me da una bebida, parece ser Yagé, y entonces salgo de este mundo y floto hasta perderme en el infinito.

Luego regreso a casa y hay gente extraña en ella. Parece una fiesta. De pronto me veo en una cama amplia junto con una mujer totalmente desconocida, entonces llega otro tipo que deber ser su novio, se mete en la cama y la empieza a tocar, no obstante, yo también la manoseo. Se borra mi memoria y despierto frente a una computadora.

Me pongo a navegar por internet, eso ya cuando han pasado como dos o tres días, y entonces ingreso a una página y encuentro fotos, fotos y videos míos en el bosque, y ahí todo golpeado, ensangrentado, todo maltratado, aparece la foto del taita siniestro, y yo en un bosque de árboles gigantes, sombrío, oscuro, manglares enormes y luego llegando a un poblado, como una ciudadela antigua y misteriosa, y allá, al fondo, un árbol inmenso y en vez de la copa, se extiende como fundido desde el tronco un gigantesco dragón de oro finamente tallado en forma de  espiral.

Tras analizarlas y empezar a recordar cosas, en otro lado encuentro más fotos mías subiendo por la estatua del dragón junto con el taita, escalando en partes y luego ya me encuentro en la cabeza del dragón, y entonces percibo que ya no estoy herido, estoy sano y posando sobre un dragón de oro, la gente no creía, habían pensado que fue un sueño cuando lo conté a los demás, pero luego de mostrar las fotos se dan cuenta que era verdad...

Algo que recuerdo al ver las fotos es cuando el taita desaparece al inicio del camino y debo subir solo con gran esfuerzo por la titánica estatua de oro, al final encima de la cabeza hay unos cuernos como de ciervos y en medio de ellos un nido gigante y un huevo enorme. Veo alrededor en busca de algo que no sé y entonces noto al taita sobre el borde y sonriendo maliciosamente, nunca dice nada, la sensación que tengo es sumamente desconocida, es como estar en las afueras del planeta y a punto de tocar el cielo. Veo un águila gigante acercarse...despierto extasiado.

Aquél día tuve una experiencia ulterior bestial, fue hermoso saber que estuve en ese lugar extraño y sobre ese dragón magnífico, una cosa simplemente maravillosa, nunca tuve un mayor sueño con sensaciones casi divinas como esta.

Malayerba

sábado, 9 de marzo de 2024

Empeyotada

*Empeyotada*

A mi amada le pasan cosas, la drogan sin querer y lo pasa mal porque ha sido sin querer. Terrible no ser yo quien lo haga para que lo pase bien.  Pese a todo, la amo más cada día. Se convierte en mi vida, se convierte en mi felicidad.

Por otro lado este  país se llena de marchas y lo único que se me antoja es disfrutar de un pitillo, pitillo que no tengo, que no he probado en más un año.
No es como que sea indispensable, pero que bien se siente ver la existencia desde otra óptica como la que ofrece la sagrada planta cuando es bien usada, cuando la usa alguien como yo, para hablar con Dios sin necesidad de palabras, para entender al creador sin necesidad de pensar.

Somos vidas pasajeras en un paseo revoltoso y la mayoría de veces no disfrutamos del viaje, no avanzamos en el camino y llegados a viejos no queda otra que esperar el reseteo, la nueva existencia, la nueva vuelta del ciclo a ver si esa vez lo logramos, pero casi nunca se puede, mas algún día se logra y el nirvana se consigue solo estirando la mano.

Pero por ahora quiero seguir disfrutando del amor que se me ha atravesado en el camino, gozarlo tanto como me sea posible. Enredarme en sus ondulados cabellos y perderme en la suavidad de su cuerpo olvidando que existo.

Malayerba


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Hay veces que simplemente necesito estar solo. Recordar que aquí adentro hay mucho vacío por llenar y que meditando lo consigo.
Me cuesta decir que no te quiero hablar, y no hay forma de decorar tanta convicción, pese a que te ame en exceso y sin razón aparente. 

Te amo, te adoro, te quiero, pero a veces necesito estar solo y nada más. Espero me puedas comprender.

Tengo miedo de perderte y no saber qué pasará conmigo si sucede, pero no puedo estar todo el tiempo para ti aunque me gustaría, tengo una vida y necesita estar en orden. 

Que hayas llegado a desordenar mi existencia no significa que no me guste que lo hagas, porque me encanta eso, que armes berrinches y me reclames para ti, porque al final soy tuyo, todo todito, soy de ti. 

Te amo, mi bebesota hermosa. 

Mayer

viernes, 23 de febrero de 2024

El buen Abad


—¿Por qué andas tan enfadado con la vida, muchacho? ¿Qué es lo que pone esa cara de odio en tu rostro?

Y el muchacho contestó: la muerte, señor... es la muerte la que no me llega, llevo toda la vida esperándola y no viene por mí, quiero volver a casa y no puedo, eso me frustra, eso me molesta.

Ya veo —dijo el Abad—, no veo razón para que siendo tan joven y bello busques la aniquilación del ser. —Come, pequeño, come y dadle satisfacción a tu estómago —agregó mientras le arrimaba un plato rebosante de comida, había lentejas, buena carne, aros de cebolla crujiente, algo de arroz y mucho más que se antojaba un manjar.

Y el jovenzuelo se agarró del plato con la voracidad del naufragó, comió y comió como si la vida se le fuese en ello. Entre las pocas cosas de las que gustaba, alimentarse era de sus preferidas. A medida que se llenaba, su miseria se opacaba, se olvidaba del mundo, se olvidaba de sí mismo.

El abad lo contemplaba apacible, no era odio lo que refulgía a través de sus ojos, solo hambre, se dijo para sí mismo y sonrió.

El pequeño sonrió igual, estaba satisfecho y su corazón se había puesto contento. Pero bien en su interior sabía que llegaría el día en que el vacío sería tan grande que no habría alimento suficiente para llenarlo y su mirada entristeció.

El Abad, viejo en los embates de la vida, percibió el asunto con la claridad del agua del manantial. Le ofreció un jugo de mango que el chico no rehusó. Bebió todo, le agradeció y se sintió somnoliento, el abad le ofreció un lecho confortable y el chico se dejó vencer, cerró sus ojos y una ligera sonrisa se dibujó en su rostro.

Nunca más se supo del chiquillo, no volvió a despertar y el Abad se dijo que ya había hecho su tarea, el resto ya Dios verá cómo le hacía... no era justo traer al mundo seres sin amor por la vida.

viernes, 16 de febrero de 2024

A ella le encanta leerme historias antes de dormir y seguirme hablando aún después de quedarme dormido.

A mí me encanta que me hable mientras me traslado a un mundo onírico sin fin y con miles de vidas sin sentido donde eventualmente la encuentro en alguna que otra y sin pensarlo la hago mía, me hago de ella, me dejo llevar tal como lo hago en esta realidad.

La amo sí, con toda la gana.
A veces me saca de quicio sí, nunca se lo digo, no hace falta, es algo que me irrita pero dura tan solo un instante porque sé que siendo así es que me enamoré y siendo honestos, cuando se enoja y saca ese carácter no puedo hacer más que reír, sea por miedo o por gozo, no lo sé, me da risa, creo que de tenerme en frente podría matarme, pero si es el caso, no importaría, no si es su mano la que acaba con mi vida... Me iría contento y con una sonrisa.

viernes, 9 de febrero de 2024

Un mundo «xd», en efecto, le dije.
Porque su video era evidente.
Este mundo se va a la mierda, a la mierda más profunda y no podemos evitarlo.

Todo cuanto han pronosticado los que se saben visionarios, es posible cumplirlo a cabalidad ¡joder!: apocalipsis zombies, robots asesinos, invasiones alienígenas, todo puede ser tan real como lo que comemos en el almuerzo, y solo en pocos años en el futuro.

A veces quisiera vivir en la época de las cavernas y no preocuparme por nada más que buscar comida y echarme a dormir sin miedo a represalias por cruzar una frontera inexistente.

Malparido hijo de la gran puta el hambriento que se adueñó de lo ajeno, lo catalogó como suyo y corrompió al mundo... La propiedad privada se cagó todo.

*_Yerba_*

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domingo, 4 de febrero de 2024

Desalmada

No importa cuanto me prepare para su marcha, sé que cuando lo haga de verdad, no voy a saber qué hacer. 

Quizá sea por eso que a veces inconscientemente me alejo, para que duela menos, aunque sea una labor imposible al final de cuentas. 

Un día hablando le dije que ella podía mandarme a la mierda si quisiera. Abandonarme cuando le plazca, pues es su decisión hacerlo si lo siente, y dijo sí, puedo hacerlo claro que lo sé, claro que lo he pensado. Aquellas palabras me calaron hondo, no lo dudó ni un instante... Es una desalmada.

Malayerba

El temerario de la montaña




Un caballo malparido que no huye, es más, se acerca y nos mira fijamente, aunque las perras le ladren asiduamente el muy desgraciado se acerca, y es tanto el acercamiento que me pone nervioso. Echa patadas de vez en cuando y eso me preocupa, he visto animales más nobles atacar con fiereza. Eso es lo me preocupa, que se pare en dos patas y me las ponga dulcemente en la cara y me mande de regreso a casa, casa que he olvidado en qué lugar del universo se encuentra.

La niña de mis ojos no se reporta y eso agrava más el preocupamiento, me inquieta saber lo que le ha ocurrido y no hay otra cosa más que hacer que esperar a que aparezca y que de su rostro no se haya desvanecido su sonrisa.

Mirando otros cuadrúpedos en la lejanía hace que a mi mente lleguen pensamiento nocivos, saber que tendrá que suceder la partida de quien se ha querido es algo para lo que la preparación no alcanza.
Pero esa cosa llamada vida es así y no es posible cambiar lo eterno.
Solo queda aceptar lo que haya de suceder.

Tan sencillo es hablar de las experiencias ajenas, tan difícil de sobrellevar las propias.


Malayerba

viernes, 19 de enero de 2024

Sabueso


Siento un extraño dolor en la caja torácica. Va y viene; hay algo que está mal. Es intenso, me duele mucho, no sé, seguramente voy a morir pronto, ojalá...

Me pregunto qué razones me sostienen aún respirando, cuando hace mucho que debí dejar de hacerlo. Para tan avanzada edad sigo cometiendo errores de principiante.

La inteligencia sigue escapando y yo voy tras su rastro como un sabueso, cuando estoy a punto de atraparla, salta un par de metros más allá. Pero en ese salto deja caer un libro, siempre deja un libro, y yo, tonto como soy, me entretengo a leerlo en vez de avanzar y así, cada vez más siento como la ignorancia que viene detrás, me alcanza y me pone un brazo encima. Para cuando me doy cuenta, la inteligencia lleva más de un kilómetro por delante y debo volver a empezar, con más fuerza, con más ganas pensando que esta vez sí lo lograré, pero cuando estoy cerca, vuelve a saltar y el ciclo se repite.

Hay veces en las que me canso y quiero dejarme ahogar en algún profundo charco del camino, total, para qué seguir si no podré lograrlo. Pero supongo que no hay de otra, a falta de amigos y de amor siempre tendré las palabras, aunque muchas veces no las entienda. Y de todas formas hay quienes me siguen en el recorrido, a veces son un par, otras veces son más de diez, pero siempre me acompañan en el camino, de vez en cuando ladran, sino, solo lo hacen en silencio, y a la hora de dormir les cuento lo que he aprendido en los libros, me miran con la cabeza ladeada, dudo que me entiendan, solo se acuestan a mi lado y nos abrigamos entre todos.

En el fondo, supongo que soy como ellos, un simple animal que busca afecto, estar junto a quienes lo aceptan como es y, en lo posible, jugar, comer y dormir sin más preocupaciones.


Yerbita

domingo, 14 de enero de 2024

Lluvia de relámpagos

Porque no es posible dar otro título a la maravilla de la que he sido testigo en esta noche.

Hablando con la mujer que amo, he llegado a un campo desierto y desde ahí sin imaginarlo vi luces en el horizonte, luces creadas por la intensidad de serpientes electrizantes. Tremendo, hermoso, divino, precioso. Mis ojos se hipnotizaban al ver aquellos relámpagos apareciendo cada tres Segundos; han sido más de los que he podido contar.

Mi chica se reía al saberme emocionado como un niño descubriendo el mundo y yo la amé una vez más, porque siempre la amo una vez más cada vez que se ríe.

¿Por qué tienes miedo de gritar un «te amo» sincero a los cuatro vientos, cabroncete?

¿Acaso tienes miedo de no tener la certeza de que tu amor está bien guardado y que al gritarlo se pierda toda su valía en la persona incorrecta? Sí, eso debe ser y entonces te noto jodido porque así no se puede vivir.

Yo, por otro lado, no tengo idea de si es la persona correcta ella, pero tengo toda la certeza absoluta de que la amo con todo el corazón y por ahora nada más importa. Se enoja sí, muchas veces, y a lo mejor es culpa mía, o a lo mejor de ella, pero supongo que eso es lo que nos encanta. A ella enojarse y armar berrinche; a mí, verla enojada y buscar la manera de volver a hacerla reír, porque al final todo desemboca en lo inevitable: besos, besos con ganas, besos llenos pasión añejados con caricias, tantas, como si fuese la última vez que se las pudiese sentir.

Así funciona esto: la quiero, me quiere, la amo, me ama, la extraño, me extraña, me ocupo en algo y tardo un poco en llegar a su lado, y ella me manda a la puta mierda, aunque nunca sea grosera, pero cuántas ganas no le deben dar...Y nace entonces la obligación de buscar otro camino, otro sendero que me lleve a atravesarme en su día porque a esta altura no le veo sentido a la vida ni a la felicidad si no está ella.


Malayerba