Quizá sea por eso que a veces inconscientemente me alejo, para que duela menos, aunque sea una labor imposible al final de cuentas.
Un día hablando le dije que ella podía mandarme a la mierda si quisiera. Abandonarme cuando le plazca, pues es su decisión hacerlo si lo siente, y dijo sí, puedo hacerlo claro que lo sé, claro que lo he pensado. Aquellas palabras me calaron hondo, no lo dudó ni un instante... Es una desalmada.
Malayerba
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