miércoles, 20 de septiembre de 2023

Sentires

El antidepresivo supremo se llama campo, acá te puedes sentir cansado, agobiado, con sueño, con ganas de solo dormir por el trabajo extenuante de conseguir la comida con el sudor de la frente; pero nunca triste, nunca melancólico, nunca sintiéndote mal como los estúpidos de las malparideces mentales que chillan por todo y por nada, bola de maricas. Y si un homosexual se ofende, que me chupe la vagina, porque si le digo que me chupe el pene se emociona... Malparidos.

No sé si la gente me mira raro por mi seriedad, por mis harapos o por mi forma de caminar. Pero porqué habría de andar sonriendo y saludando a cuanto estúpido se me atraviese, ni siquiera los conozco aunque los haya visto por ahí. Y qué tiene de importante la apariencia, manga de acomplejados, si lo importante va por dentro, por más que quieran disfrazarlo con ataviados vestidos y polvos en la cara. Y qué hay contra mi forma de caminar, manga de envidiosos, mi biología me impide andar erguido y con la mirada hacia el frente. No me queda de otra que echar el cuerpo atrás, los pies adelante y mis ojos al cielo para ver las estrellas y no el suelo, manga de cobardes que temen apuntar a lo alto...

Yerba


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jueves, 14 de septiembre de 2023

Sin chispa

He contraído la enfermedad de la desidia; la vagancia me secuestra ahora; y desde el futuro, la pereza me llama.

Es que nadie le ha agradecido a los lectores como se debe.
Los escritores de mierda se creen que los lectores no tienen mayor importancia, siendo que por ellos lo hacemos; esto de escribir, por ellos es que se dá. No obstante, decirles gracias, no basta, así sean mil. Así esté acompañado de un: qué Dios se lo pague, porque yo tengo cómo, no es suficiente. El lector debe ser amado por sobre todo. Que alguien se digne a leer nuestras letras, es la mayor muestra de afecto para con los que desempeñamos esta noble labor. Pero como no hay palabras suficientes, sepan que desde lo más hondo de mi ser les digo gracias por leerme, y que Dios se los pague, aunque no sea suficiente.

Sin los lectores no somos nada, aunque el lector en ocasiones, solo seamos nosotros mismos frente a un espejo.

¿Tú hace cuánto no hablas con el espejo? Yo, siendo honestos, nunca lo he hecho. Me da vergüenza encontrar unos ojos marchitos mirándome de frente. Me da miedo encontrarme conmigo mismo y ver en lo que me he convertido... Vaya cosa más triste, joder: no encontrar una pizca del amor que un día tuve entre mis manos, pese a haber prometido no olvidarlo.

No recuerdo ya qué se siente el roce de sus manos.
A qué saben sus besos, de los que, lo único que sé, es que eran dulces.
A qué olía el aroma de su piel, no he vuelto a oler algo mejor o que al menos se le parezca: olía rico. Entended que esto lo dice un niño de cinco años, «ella olía rico», y sonreía al mirarme, agarrado de mi mano me miraba hacia arriba, y luego la miraba nuevamente a ella, diciéndome a través de su rostro alegre, «quiero pasar más tiempo con ella, traela pa acá, porfis». Y yo, tonto como era, sabiendo que no había lugar en este mundo pa mí, puesto que nadie por mí daba un peso. «¿Quieres conocer mi mundo?» Le pregunté sin mayor esperanza a una respuesta afirmativa. Sí, me dijo; y entonces ya no supe qué decir, la había visto a los ojos y ahí solo había sinceridad. Pues va, lo primero que se me ocurra entonces, total, hasta puede ser una falsa alarma, y se lo dije, y entonces se rió. Joder, se rió, y su risa cumplía firmemente el propósito de su sonrisa incrustada en esa boca: alegrar la vida de quién pudiese ser testigo, y a veces eclipsarla. Yo era uno de esos eclipsados.

Pero no recuerdo sino imágenes que poco a poco se van desvaneciendo irremediablemente.
Ahora no sé con qué cara voy a llegar al otro lado, encontrarla, y tener que decirle: lo siento, mi amor, te olvidé.

Preguntaron por ahí que es el amor y a qué se le parece, y yo solo atiné a decir, es algo precioso, tanto, que cuando te llegue, lo sabrás de golpe...decía aquello, mientras de mí se borraba todo su recuerdo.


Malayerba

lunes, 4 de septiembre de 2023

El Musguito


Él también ayuda a espantar las malas energías. La primera vez que se dejó ver, anduvo con su garrote de chocolate moviéndolo ora un lado, ora el otro. Tenía como dos metros y era tan gordo como Fêtard Loulou, el toro francés ganador en la competencia mundial del más pesado. Ostentaba una cabellera larga desde la
 mitad de la calva hasta poco más abajo de la espalda  y una barba espesa que le llegaba a la barriga. Todo él cubierto de musgo y una que otra flor. Era un gigante enternecedor cuando lo conocí por vez primera, y todavía lo sigue siendo muchos años después, aunque para él no hayan sido más que un par de días. Me pregunto desde hace cuánto está aquí, pero nunca me ha dado respuesta, aunque bien cierto es que, tampoco le he inquirido lo suficiente, porque ya la sé y solo quiero corroborarla.

Entonces en la meditación sale corriendo de entre los árboles como lo hacen los enanos, con el garrote en alto y gruñendo fuerte. Lo hace una sola vez por sesión y a veces dos, cuando alguna cargada presencia asoma para contagiarme con su gozo, tan delicioso que es, pero bien peligroso también. Pero cuando ya va a llegar a la entidad, esta huye rápidamente antes de dejarse dar alcance... Entonces él se detiene, se pone las manos en la cintura y espera un momento antes de regresar con paso tranquilo. Señal de que ya todo acabó y ha cumplido con su deber, mientras su voluntad de poder se mantiene intacta.

El guardián del caminante natural, me dijo que era, o eso me llegó por un susurro en el viento, luego de tanto insistirle. De ahí nunca más volvió a hablar, pero de vez en cuando lo veo cuando la meditación es muy fecunda y el viaje no debe ser alterado, como ahora.

Entonces primero son mis perras, que bajo el cielo nocturno, un par de veces durante el trance se levantan y arrancan a ladrar con ferocidad contra la presencia no bienvenida, hasta conseguir que prosiga su camino. Son el primer y único anillo de seguridad en el que confío siempre. Son la guardia real. La protección privada del señor imperial. Son guardianes natos.

Y luego está él, que ahora mismo acaba de irse hacia el bosque con paso tántrico de su segunda venida. Me vuelvo a preguntar desde hace cuántos milenios anda acá. Los grillos me contaron que hubo un tiempo donde le apodaban, el Musguito, porque 
cuando lo depositaron en el jardín del juego, era pura inocencia y solo espantaba las más simples energías, no las más pesadas. De ahí hasta esta noche han debido de nacer algunos planetas en la siguiente calle de la vía láctea. Mucho tiempo seguramente. 

Así que eso. Tengo buena protección cuando la necesidad lo amerita. Acabo de recordar que fue hace un par de años ya cuando lo vi por vez última, y ahora donde estaba la flor morada en su hombro que tanto me había encantado cuando se agitaba por el movimiento y dejaba un rastro hecho de un polvillo brillante, hay un pequeño arbusto donde unos traviesos pajarillos han cimentado su nido de finas telarañas.


Yerbita

lunes, 28 de agosto de 2023

La clave para la unión latinoamericana

Con mi propio puño y letra, nunca ha sido posible engendrar un verdadero poema, más que un par de veces, y la verdad es que no ha sido de un totazo (¡paaah!), sino que, más bien, varios pensamientos atravesados y enredados los unos con los otros que tenía por separado.

De gamberro a erudito,
de estudiado a gamín,
ida y vuelta y también en viceversa.
De aquí y de allá.
Yo sí soy de aquí y también de allá, porque el mundo es de todos y la calle de nadie, Cabral.

Hay personas a las que nos miran como locas cuando decimos cosas que habitan en nuestro dentro, pero obramos de corazón y jamás nos equivocamos, porque esos errores son aciertos en el aprendizaje honesto.
Alguien, además, debe tener el deber moral de decir las cosas sin reparos ni temor dentro del sistema de creencias de la última era, de ser la voz de los oprimidos por las falsas verdades.
Ese no soy yo, pero alguien también ha de tener huevos aparte Bukele, el primer varón al que veo que los tiene bien puestos, después de mi padre. 
Bien varón el hijo de su puta madre. 
El puto amo Nayib.

Sirvan de algo, gorsovias y hagan que Bukele lea esto:

El primer presidente que muestra la diferencia. 
La clave crucial a la evolución del superhombre. 
La representatividad de la generación de los primeros milenianls, sí, señor... Ese es Bukele.

Demostrando que así es como se despierta más gente con ganas de cambio. 
De cambio real.
De cortar a la mitad el 360°.
De pasar del lado feo y temor, a ser la cara de la más cochina envidia de las naciones y con ganas tremendas de irse para allá... porque acá los dirigentes no nos quieren ver mejorar.

Un hombre como Bukele debe perpetuarse en las siguientes generaciones de los pueblos oprimidos y explotados. En los próximos siglos por venir, que a través de las piedras milenarias les hablen. Escuchen la voz de un hombre que habito un presente feroz y a punta de orden y justicia de la buena, le cambió la cara al peor país de América. Cosa honorífica aquella. Un honor es, en efecto, poder ser testigo de un cambio, evidentemente, precioso.

«Y si alguna vez se te comprueba que en tu gobierno se cometieron masacres y terror, y te condenan; yo te seguiré admirando, hijo de perra (inserte aquí brazo mostrando bíceps)».

Bukele, ¡tú eres el hombre!... (aquí hacer el gesto de apuntarle con el dedo índice en toda la frente, y decirle en una sonrisa de complicidad plena: Bukele, tú eres el hombre).


Yerba

domingo, 13 de agosto de 2023

Del sabor de la piedad

En la plaza Madrid la agarró como si no hubiese mañana y, en efecto, no hubo, al menos no para ella. Cinco como menos, fue el reporte oficial, y un par más de rasguños, por la cara. La una llegó poco más allá del corazón; al alma.

Lo miró y se percató de que había pasado algo horriblemente cruel. Sus ojos destellaban una rabia que a los números les fue imposible calcular. Sus dientes se rozaban los unos con otros demostrando el dolor de la fuerza aplicada en su pecho. En el de ambos, mejor dicho, él por el dolor tan horrendo y, a veces, tan mortífero que deja del amor cuando se va del corazón por la puerta de atrás. Ella, por la presión inexistente y la voluntad de poder de la hoja de metal que entraba con fiereza separando la carne, atravesando el pecho, y buscando decirle al alma, es hora de volver a casa.

La quinta puñalada, la más dolorosa. Él, tan desesperado para no ver más salidas menos extremas, que no pensó que sería esa, la última vez que la tendría antes sus ojos dentro mucho tiempo, aunque cuántas veces deseó que así fuera. Ella, sintiendo el arrepentimiento atroz de haberlo abandonado, no importando cuántas veces él le implorase que se quedara. El arrepentimiento de no haber escuchado las palabras más honestas del amor verdadero cuando le decía: cualquiera, cualquiera menos él, por favor, no con él... No te vayas, te lo pido...no soy el mejor de los hombres, pero ningún hombre te va a amar más que yo...ningún otro te va a dar, todo lo que te mereces. Palabras tan trilladas que no merecían ni una pizca de compasión, sin embargo, con una verdad más que certera: golpes, malos tratos, tristezas y una vez al mes una sonrisa antes de una buena noche de placer era el regalo que cubría el engaño por el que cambiaba a un buen hombre. El arrepentimiento de no haberle hecho caso, siguiendo ciegamente a las estúpidas decisiones de las pasiones desenfrenadas.

La quinta puñalada, la más dolorosa, pero menos sorpresiva que la primera; esa cuando la agarró del saco y tiró de él, cuando ella vio a su alrededor y no había nadie más que él, cuando le brilló el cuchillo con un destello tanto o más destructivo que el que irradiaban sus ojos, cuando miró que el aura oscura que le rodeaba, y su mirada perdida en la tristeza, venían por ella, buscando llenar el vacío que se anida en el pecho sin importar el costo... Cuando vio a Caronte remando apaciblemente en su dirección, por el mar que conecta este mundo y los otros.

La primera, la más impactante al ver en qué se había convertido el amor de su vida. La quinta, la definitiva al darse cuenta que no alcanzaría a decirle: lo siento.

El charco que se secó y dejó marcas imborrables en aquél lugar de la plaza, no fue el de la sangre, sino el de las lagrimas que se juntaron de sus rostros: ella diciendo en silencio, lo siento; él le respondiendo, por qué con ese.

Pero ya estaba decretado que «ese» sería la siguiente víctima para eliminar el mal de raíz, y matarle ya hacía parte de un plan diseñado en el infierno presto a ser ejecutado con sus gruesas manos, y el acompañamiento del Diablo.

PdC, cap 25 1ra parte.


Malayerba



viernes, 11 de agosto de 2023

Experiencias profundas

—¡Pongan esa mierda que les fascina a los imbéciles, ya qué hijueputas!, —lo soltó en un alarido que llegó hasta la luna—. Le pusieron a sonar reguetón, y el tipo se explayó filosóficamente en el dilema moral que implica excitarse al ver los buenos culos bailar y dejarse arrastrar por las más bajas de las pasiones, o entender el cuerpo en movimiento como un simple mecanismo perfecto. Una máquina casi suprema, cada cosa en su lugar, ¡la puta madre!, cada puta cosa cosa en su puto lugar. La evolución es una maldita fucking shit, de las fucking shit. Cada cosa en el cuerpo, en la tierra, en la luna, en las estrellas. Cada maldita cosa en su maldito lugar dentro del maldito puto abrumable «caos».

Todo por obra evolutiva, sin dioses en el proceso más que para recibir lo aprendido en una vida, antes de volvernos a ingresar a la otra por medio de la muerte. La muerte solo una puerta es, y allá no importa como fue aprendido, no importa de quién, no importa siquiera, el suceso ocurrido, lo importante es el conocimiento perpetuo asimilado, la lección personal definitiva, la experiencia acumulada por la edad, solo eso importa, adquirir «experiencia». Maravillosa palabra aquella; una vez meditas sobre ella, se torna dulce, amarga, ácida y todos esos sabores dignos de ser elegidos para describir a la vida misma. Esa mierda que nos pesa cada tanto, a veces mucho peor que otras, pero peso es peso, y lo incómodo siempre será incómodo aquí y en el otro lado.

Evolución hasta en esa comprensión del eterno ciclo. El eterno retorno. Nietzsche no estaba loco, ustedes son los que están pendejos todavía. Yo no, yo enloquecí luego de caer de cabeza en la esquina de una banca desde dos metros de altura y abrirme la cabeza cuando era niño; así que no tienen más remedio que aguantarse mis negrientas palabras, como los esclavos sonriedo una vez al año, en medio del ardoroso sol de Egipto azotados por la ignorancia, muertos de hambre por la puta maldad de los disque «amos» de sus vidas. «La vida no le pertenece a nadie, ni siquiera a ti mismo, porque ni sabes lo que eres». ¿Adueñarse para qué? Dos mil quinientos años después seguimos siendo esclavos, y ahora mucho peor y con verdadera vergüenza propia, y también lo ajena: seguimos siendo esclavos, pero ahora por la pura gana de serlo, por idiotas, por desgraciados, por imbéciles. Tenemos conocimiento acumulado de miles de años, y no queremos usarlo, malparidos todos, y ahí si creo que debo incluirme

Se restregó de media vuelta luego de haberme besado cuando se giró. Sus pechos rozaban mis pectorales y podía sentir el palpitar de su sangre. Su pierna aferrada a la mía me apretujaba contra ella respondiendo a un ritmo tántrico, repetía el proceso dos o tres veces más y luego seguía bailando, extasiando mi mirada y la de todos los presentes. Qué rico, decían a coro en sus mentes, pero yo los escuchaba por medio de su expresión en el rostro, y la envidia a mi fortuna conseguida. Sí, qué rico, pero es más rico entender todo eso de una manera elevada: ver solo a un montón de marranos que miran a una pareja fornicando con ropa en una disco y sentir placer con lo ajeno. Esa escena, digna muestra de las más bajas pasiones, fundamenta que no deben desaparecer, porque siempre, al menos una puta vez cada diez vidas, vas a recurrir a alguna de ellas porque to-do val-drá h-u-e-v-o. ¡Todo importará un carajo! Y no se te hará feo ser un idiota, porque estarás tan idiota que ni siquiera lo notarás...

Yerba: Póngame ese que dice, paparapa, piripipi, paparapa, piripipi, pa que se lo roce, pa que se lo goce.


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viernes, 4 de agosto de 2023

PARA SEGUIRLOS AMANDO

Cada tanto me pregunto si el camino que he escogido es el indicado.
Tengo de vez en cuando un enorme deseo de grandeza y gloria, pero siento que son los resquicios del ego del que me he estado despegando.
Ese ego que me dice: no, pendejo, no te hablo de esa grandeza y gloria tan superflua, de esa de ser conocido y cambiar vidas produciendo generaciones de imbéciles cada vez peores, como se ve hoy en día cuando idiota se sube a un podium. 

Te hablo de esa grandeza conseguida por la fuerza, por la irremediable calidad de tus obras que no dicen nada y a la vez lo transmiten todo, dejándote como maldito confundido ante el mundo, y a quienes han entendido tus palabras, mucho peor que tú: sin saber si elegir tu camino o perderse en cualquier otro, que al final, al mismo sitio va a llegar.

Ahí lo tenéis, una verdad dicha de incomprensible manera, al menos para quienes despiertos no se encuentran. Una verdad que una vez entendida en toda su forma, elevará un escalón vuestra alma.

Elevar, a lo alto, así es. A lo más alto, que es Dios mismo esperando que regreses con buena información. Una investigación rigurosa, un conocimiento aplicado, una sabiduría bien ganada, ¡joder ahí lo tenéis! 

¡Dios! ¡Maldita sea, me lleva... ¡¿qué eres, cabrón, qué eres?!! ¿Quién carajo te puso el título de padre?, ¿el padre como símbolo de la verdad absoluta? Joder, es que es tan perfecto, pero no hablamos del padre autoritario y de respeto por miedo, sino del viejo tierno, barbón, de cabellera larga y una calvita ya en la mitad, que menea un caldo suave para la media tarde en un fogón armado con piedras de granito; un dulce que nada más probarlo te pone contento. Ese viejito que te sonríe y te entiende. Que sabes el problema que conllevaría no escucharlo, pero no hay miedo porque nunca habrá de dudar de su palabra...y por ende, desobedecerle nunca. 

A ese viejito loco, sí lo consideraría padre divino. La puta iglesia la cagó dañando su buen nombre por milenios, ya nomás. Ya pocos años restan para completar los dos mil de dominación, prostituyendo hasta el hastío, la palabra «Dios». 

Desvirtuaron el nombre del gran arquitecto, al usarlo para innecesarias matanzas de sus mismos hijos, las partes de sí mismo que somos nosotros. 

Cómo es que no logramos no despertar al entendimiento de que Dios, es ese viejito loco meneando un caldo suave para la media tarde que nada más probarlo, te pone contento.
Ese dios que soy yo percibiéndome mayor. Sí, ese dios que eres tú percibiéndote de mayor.

La sabiduría cuesta demasiado para el que ha venido de verdad a aprender.

El mundo es solo un jardín y esta vida, un juego, y el que no me crea que me la chupe, porque este no es el discurso de odio, sino del amor más puro. Así es, del amor más puro, por tanto, sigan chupando, para seguirlos amando. 

Somos nuestros propios dioses, arquitectos de nuestro destino. Viviendo la misma vida, una y otra vez la misma perra vida, hasta por fin un día lograrlo, y avanzar a otra experiencia humana, con un poquito más de sabiduría que la anterior cada vez. Y así por siempre. Eternamente. Sin afán, sin prisa, tranquilos y plenos... Unidos a la fuente de la energía infinita universal o como se les dé la gran puta regalada gana llamar a Dios, Dios mismo que son ustedes. 

Att: el mamador divino, (la mama a cambio de una buena experiencia transformadora).


Malaya oyendo dubstep reggae mix de Future Roots


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domingo, 30 de julio de 2023

CIERVO

Todo cura, todo sana, todo tiene, medicina dentro...

Hace rato vengo queriendo escribir esto , pero no sé si realmente merezca la pena leerlo, porque, no mamen, esto que les diré, les importa un culo, jaja, de verdad, es una puta mierda, jajajaja

Esto no es literatura, señora, no de esas mierdas que está acostumbrada a leer para no ver el mundo que tenemos ahí fuera, y cómo nos pide a gritos un auxilio a su favor. Lo estamos matando, señores moralistas, y a ustedes y a su puto egoísmo, les importa un culo dejarnos a todos sin hogar. No crea que me importará menos, si me tiro unos humildes gargajos bien sabrosones en la boca de quienes se sientan aludidos, en forma de sensatos insultos, ¡MALDITOS HIJUEPUTAS!... oooohh qué rico que se siente (explote aquí con la misma expresión en la cara luego de tener un orgasmo con amor).

Tengo frío, cuando debería estar muriendo de calor, en verano. Otros, a la vuelta se están asando a 50° Celsius, CELSCIUS GRADOS, ¡¡¡BOBOS TRIPLEPERRA HIJUEPUTAS!!! (Aquí con la expresión de rabia). Esto no da risa.

Cualquier insulto es válido, si se trata de menospreciar a esos idiotas, que se llaman ignorantes, pero que se dicen asimismo, «personas», que hacen justo lo a que arriba prodigué. Y no me salgan con que todos ignoramos algo, porque yo solo ignoro lo que de verdad importa, como el por qué mi perra de hermoso y reluciente oscuro pelo, como el fondo de un agujero negro, y blanco, como la más pura de las almas, ¡¡¡¡¿ESTÁ REVOLCÁNDOSE EN EL CADÁVER DE UN CUERVO PARA IMPREGNARSE DE UN PUTO HEDOR A MORTECINA?, LA MADRE QUE ME PARIÓ...CAGO EN LA PUUUUTAAAAA!!!! (Aquí con expresión de resignación obligada)

¿Me importa lo que pienses de mí, dices? Porque ¡vaya que me piensas!, para siquiera pensar en preguntar aquello tan evidente.

Pero acércate más y te digo la verdad, no, ven, más cerca, vengaaaa, un poquito más, no tengo fuerzas ya para decirlo alto, eso aquí, en el oído, en el oído está bien, —¡¡¡ME IMPOOOOORTAAAA UN REVERENDO CUUUULOOOOO!!!, y no me arrepiento de putearlos, no me arrepiento de tratarlos como se lo merecen... —Con ese último susurró en este mundo, se desvaneció lentamente el pequeño ciervo, tras mucho tiempo de vagar como el último sobreviviente por lo que quedaba de su bosque, que, ahora, era solo un charco de arena muerta cerca a una ciudad que se extendía como un monstruo devorando todo a su paso.


Malayerba 

viernes, 21 de julio de 2023

A Oscar:

Puedes odiarlo todo; el mundo, la vida, esta sociedad podrida. Adelante, eres libre de hacerlo. Pero la pregunta es, que si no te piensas matar o acabar tu existencia indirectamente, si no tienes las agallas de coger al toro por los cuernos, lo más rápido posible, ¿qué ganas con actuar así?

Pasarte el tiempo echando piñas, tirando porras, lanzando putazos a cañonazos. ¿Qué carajos ganas? ¿Eh? ¡¿EH?! ¡¿QUÉ GANAS, HIJO DE PUTA?!

Ya vengo, iré a ver las estrellas, antes de que amanezca.

No recuerdo cuándo ni cómo empecé a fumar, primero por moda, presión social, luego por gusto, por hacer más disfrutables las noches frías del Valle. Ahora, heme aquí, postrado en esta cama, muriendo por una enfermedad consecuente al vicio y ahora solo me queda decir: ¡VIVÍ BIEN! ¡Chúpenla, cabroooooneeeeeesss! ¡JAJAJAJA!

—Oe, oe, ¡¿qué crees que haces, imbécil?! —susurró con las pocas fuerzas que le quedaban.

—Pero creí que ya...

—¿Ya qué?

—Ya estaba muerto, señor —Respondió el afeminado enfermero.

—Pues no me quieras tanto, maricón. Ahora deja quieta la puta canción, pedazo de inútil.

—Sí, sí, ya, tranquilo.

—Tranquilo nada, no pasaré de esta noche. Es una clínica de renombre. Pagué con todo lo que tenía para morir tranquilo, oyendo un buen tema para mi final, y vienes tú a cambiarla por un reguetón salido del culo de algún estúpido, ¿y pretendes que esté tranquilo? ¡Ve a joder a tu madre, mocoso de mierda!

—Sí, ya, perdone, ya me voy. Descanse —descanse en paz y sufra mucho en el infierno, viejo malparido— susurró para sus adentros el joven, sabiendo que el anciano, pese a su avanzada edad, podía escucharlo.

Y entonces la puso donde quedó, y sin pensarlo, se detuvo a contemplar un colibrí que asomaba en la ventana, la abrió y el pajarillo entró, revoloteó por la habitación y se posó en la nariz del abuelo hasta que este cerró los ojos lentamente. Con una leve sonrisa se fue apagando su vida, mientras en su cabeza la música le arrullaba el corazón, la canción con la que empezó todo:

«Ahora alza la cabeza.
Por algo se empieza.
Sal a caminar y observa la naturaleza.
Pero si tropiezas, párate enseguida y endereza.
Y es que siempre triunfa el que no cesa.


Persevera por lo que tú más quieras.
Sal hacia adelante, pero sal a tu manera.
Ve con la verdad.
Siente la pura felicidad al actuar con bondad, woah.
Vibra postiva, positive vibration.
My reggae musica connection.
Eres especial ante Jha.
Él te regalo el cuerpo y alma para tu felicidad.
Ahora siéntete amado.
Y siéntete querido por aquel que no te quiere ver caer.
Pero ten fe y sé fuerte porque un nuevo día está por empezar.
Y alguien quiere verte bien.


Y entonces en qué quedamos.
Tiramos para arriba o nos achacamos.
Te aconsejo que levantes la mirada.
Y hagas como que aquí no ha pasado nada»…


https://youtu.be/lFw6sxMGIHk


Malayerba

miércoles, 12 de julio de 2023

DEL PASEO DE MIÉRCOLES

Siento que debo escribir esto, porque de alguna forma me veo obligado a demostrar una vez más, que cuando la intuición te habla, debes escucharla. 

Así pues, llegué del trabajo. Anochecía y un manto blanco se deslizaba por las montañas, era un fuerte aguacero lo que asomaba. Me dolía la cabeza, y decidí que no saldríamos y así se los dije: No, niñas, hoy no salimos porque va a llover. Ellas solo me miraron tristes y al rato, una se puso a llorar.

Salí de ducharme y me encontré con que el agua celestial había desaparecido y, si no es porque era ya de noche, el sol habría asomado por completo. Así que, arreglado el clima, no hubo más remedio que retractar mis palabras y salir a dar el paseo, a lo cual, ellas cambiaron de energía y a la hiperactividad dieron salida. 

Todo normal, hasta que diez minutos después, Perla se apartó y corrió en dirección equivocada y por más que la llamé, no volvió y quise enfurecerme, pero mejor no, así que proseguí el camino con Sasha. Momentos después, Perla nos alcanzó. Y un minuto después, el agua comenzó a caer, levemente, suavemente, una ligera llovizna, de esas que te acarician la piel.

Llegados al punto de regreso, y como si algo me dijera que hoy vayamos más allá, decidí obedecer a la intuición  y alargué el paseo un poco más, y claro, era por eso.

Pues llegué a una cancha de futbol, y permítame, amigo lector,  detallarle el lugar, para que se haga a la idea de lo que hizo que me sintiera como me sentí. Hay una cancha enorme de futbol a lado izquierdo en una hondonada, una calle pavimentada de unos quince o veinte metros de ancho, cruza por el lado de arriba. Y del lado derecho hay unos lotes de terreno, y para ser precisos, un árbol enorme y algo de maleza en lo que dura la manzana. Hay que añadir que no hay luz en ese tramo por la ausencia de viviendas y una lampara se separa de la otra por la manzana misma.

¿Qué ocurrió? Pues que iba yo tranquilo por la calle solitaria y de pronto, ¡guau! ¡Guau!, y yo, shht, y ella, ¡guau! y yo, shht, y luego las dos ¡guau, guau! y yo, yaaaa, yaaa, ¿qué fue?, ¿qué pasó? y me fui acercando al árbol donde ellas ladraban, y alcancé a vislumbrar un bulto de basura, pero para asegurarme, encendí la linterna del cel y hablando a la más bulliciosa me fui acercando, mientras le decía: Qué fue, no hay naaaadaa, vaaam... ¡UPS! ¡JAJAJAJAJA!

Una vez estuve lo suficientemente cerca para ver qué hijo de puta fue capaz de tirar una bolsa de basura habiendo sitio donde depositarla, lo que vi, fueron cuatro piececitos temblando, bien recogidos, doblados en busca de una posición fetal, y más arriba una chica abrazando a su chico que también la abrazaba y con unas ramitas cubriéndose la cara para no ser reconocidos. Pero como tenía dolor de cabeza, no dejaba de ver basura, así que me acerqué más y mi perra ladrando fuerte opacaba los quejidos de susto de la muchacha, y fue ahí cuando miré una cicla adornando el lugar. Y reparé en que no era basura sino una parejita dándose amor del bueno a la orilla de la vía... donde transitan vehículos... motos... personas... al pie de un árbol, pero más allá, donde unas plantas hacían de cama... ¡Joder! ¿Es posible ser tan urgidos? Lo gracioso al final fue que no fue la presencia de las perras, si no la mía la que terminó por avergonzar a la pareja. ¿Y qué más podía hacer? Reír es cosa natural en mí, jajaja. A mí no me habría gustado ser interrumpido así, pero bueno, hay que avisar pa la próxima, jajaja. El dolor de cabeza desapareció un poco.

Luego, llegados al parque, por la llovizna estaba prácticamente vacío, pero no en el centro de una cancha interdisciplinaria, porque ahí terminó de irse mi dolor cuando vi a dos chicas rondando los dieciséis, solitas, con un parlante a todo volumen y una parada mirando a la otra que, con licra negra y camisa, movía el culo de la manera más sabrosona posible, de pie lo meneaba, ora a un lado, ora al otro, y de pronto, al piso, y ese trasero se repartía entre el suelo y el cielo, y yo, yo no podía hacer más que disfrutarlo, porque, qué más. 

Todo apuntaba a que cuando tienes cierta sensación de ir por aquí o por allí, o de hacer esto, debes hacerlo. Sí, hoy no pensaba salir por la lluvia, pero, al final, cuando debe alegrarse mi corazón al ser testigo de hechos singulares, no puedo negar que es el destino el que está llamando, y hay que obedecerlo. Lo seguiré obedeciendo más seguido, a ver qué me encuentro, jaja.