lunes, 27 de abril de 2020

POETA DEL CHIQUERO cap ll: Freak show

Y vi como la follaba, la penetraba salvajemente.
Le causaba tanto dolor que hacía que mugiera como vaca,

y mientras tanto yo me la jalaba,
la polla
me estallaba en cinco ríos de leche.
Lloriqueos y lamentos hicieron eco en la habitación;
pero vaya puta mierda,
me sentí estafado por haber pagado tanto para ser testigo de tan diminuta perversión, o eso pensé;
sin embargo, gran sorpresa me llevé un instante después, 

porque equivocado me hallaba.
Las numerosas cuchillas, masos y clavijas en la pared, por adorno no estaban allí.
Las cadenas y serruchos que de la habitación colgaban tenían su razón de ser: brindar un gratificante show al cliente
Así fue como una erección emergió nuevamente y con mayor fuerza.
Ver aquel espectáculo en el que la víctima sufría inevitablemente y de maneras poco conocidas, joder, qué placer.
Tendría cuanto mucho 12 años o quizá 13, aunque un cuerpo desarrollado un par de años por delante de su edad. 


En sus ojos no había ningún atisbo de placer,
tan sólo odio;

odio, rencor y desprecio, 
y no eran para quien la violentaba de tan grotesca manera;
no;
me miraba a mí,
fijamente, a los ojos;
y yo que estaba con la boca medio abierta, 
un par de babas colgando y una mueca de aparente disfrute,
con la verga en la mano,
y esperando el resto del espectáculo,
al ver sus ojos, sentí como la maldición de mil infiernos caía sobre mí.

Pero yo no sabía que aquello iba a suceder,
yo solo pagué la entrada en el extraño cine,
no tenía idea de que yo era el único público,
y que frente a mí no se erguía una pantalla, 
sino, una niña llevada a gatas con lencería digna para morir desmembrada.


Malayerba

domingo, 26 de abril de 2020

OTRO PARA ELLA

Porque no soy de callar,
me gusta hablar demás,
y decir hasta lo que no se debe.

Porque a esta altura es imposible dejar de pensarte.
Porque te has metido tan hondo, que si sales, volveré a sonreír, pero con dificultad.
Porque es que te amo, pero sin ti también puedo vivir.
Y aunque me gustaría mentir, no podría engañarte,
porque la verdad es que si tú estás aquí, 
pensar en otras, me aburre.

Enojona, celosa, impulsiva, grosera, demente y una mierda,
pero aún así daría mi vida por ti;
¿por qué?, 
no sé, 
dímelo tú...
¿qué es lo que me has hecho, mujer?


Mayer

sábado, 25 de abril de 2020

CARAMELO REFLEXIÓN

Vamos a dejar de pensar un rato y soltar mierda como de costumbre,
porque no hemos venido para llenarnos de penas, 
sino para cagarnos en lo que nos molesta.

Estoy harto ya, 
de todo esto,
y no hablo de lo que pueda parecer, 
sino de ver como la gente sigue insistiendo en ser grandes,
en tener algo, y definirse como alguien, como si aquello fuese relevante. 

El ser humano como cualquier animal rastrero, debe eliminar de sí su racionalidad, 
dejar de pensar, 
y actuar por instinto.
Y entonces la cantidad de cosas innecesarias se harán presentes, 
y toda la porquería que el sistema le ha metido, acabará por carecer de importancia. 

¿A dónde quieres llegar? 
¿En dónde quieres terminar? 
¿Pretendes alcanzar sueños y anhelos utópicos? 
¿Pretendes saborear la maldita gloria que te han vendido? 

Pues no, eres un puto animal y como tal, solo te queda ser. 
Debes olvidarte de lo que nos hace mal, y rejuvenecer;
controlar el tiempo y cuidar de la madre tierra, nuestro único hogar. 

Fuera de ahí, lo demás son mamadas  que echan a perder la maravillosidad de la vida... 

¡Punto! 

Yerbatero 

viernes, 24 de abril de 2020

AVANCES

¿Que qué cambió desde que estamos juntos?, 
¿que qué sucedió conmigo, preguntas?
Mis letras, vida mía,
mis letras son la prueba de que mis días han sido buenos desde que a mi lado te encuentras.
porque no he vuelto a tener tormentosos pensamientos,
deseos mórbidos, 
o lunas negras;
y todo el gris se absorbió en la tierra, 
y todo el color que has traido contigo ha inundado el paisaje.

Mujer:
los momentos compartidos contigo viven frescos en mi memoria.
El sabor de tus besos ha sido mi mayor alegría en los días de invierno.
Y el cobijo que hallo entre tu seno, es mi lugar preferido.

He cambiado no lo niego, pero a saber cuánto,
eso no se encuentra definido, incluso lo he olvidado ya,
quizá ahora soy otro...
quizá ahora solo sea para ti.



Mayer

miércoles, 22 de abril de 2020

BAJO EL SOL DE MAYO

Dejé de preguntar sobre sus días. 
Dejé de importunarla con mis tonterías. 
Empecé a callar tras sus silencios. 
Dejé de insistir y su amor se apagó.

No hay culpables aquí;
nadie es responsable;
ella decidió tener una vida enteramente para sí misma;
yo acaté su resolución. 

Di dos pasos y la miré alejarse. 
Con una sonrisa se despidió de mí. 
y con un par de lágrimas le dije adiós. 


Yerba

lunes, 20 de abril de 2020

MI TODO

Quizá mi boca nunca pronuncie lo que en realidad quieres oír;
tal vez la forma en la que mi corazón te ama, no es la más indicada,
o puede ser que mis sentimientos no se lleguen a mostrar por completo. 
¿Y que qué con eso?
Pues nada, que te amo como a nadie, pero lo haré para siempre, a pesar de la distancia que me separa de ti. 

Y he de confesar que no eres lo que buscaba y, sin embargo, 
el tiempo me ha dado a entender que eres todo lo que necesito.


Yerba

domingo, 19 de abril de 2020

NOCHES DE MARIMBA II

Ya cinco minutos del efecto, y un sonido se me cuela por los oídos;
tardo cinco minutos más en caer en la cuenta;
es un perro: lado izquierdo al fondo y mi mirada se clava;
no es de aquí,
es un invasor,
de la vecina, y aún así se treve a ladrarme el hijoputa —oiga usted— a mí, en plenas gradas,
un perro ajeno ladrándome en mi maldita casa,
JAJAJA ¡qué puto desvergonzado!,
¡pero qué indecencia!
¡¿Qué falta de respeto es esa?! No jodamos, ¿a dónde coño vamos a parar?
Y yo más que ando ya volaaAAAndooooOOOoo, jujuuuyy...jaja.

En todo caso el pulgoso se ahuyenta y lo pierdo de vista en la inmensa oscuridad.
Vuelvo a mi asiento mirando una estrella titilar;
una calada al cigarrillo y echo un vistazo a mis pies,
entonces percibo nuevamente las figuras de antaño,
gestos difusos y a la vez tan claros;
seres de otro tiempo, son espíritus celestes plasmados en el suelo,
pero aún no tengo lo suficiente para entender su lenguaje, así que solo me recuesto a pensar en ti.

En aquellos días donde hablarnos era cosa obligatoria,
donde contarnos los quehaceres diarios era algo de interés.
Recuerdo nostálgico, tu voz, la risa, tu mirada,
las charlas;
hablar contigo, lo echo de menos;
pero qué se le va a hacer, todos tienen algo que hacer.
Así que te dejaré ser;
yo mientras tanto, seguiré por aquí rondando, esperando,
por si algún día decides alegrar mi vida con tu presencia, otra vez.


Mayer

viernes, 17 de abril de 2020

BESOS ROJOS

Me mordió la boca;
yo la suya;
y lo hicimos de forma tan fuerte y salvaje,
que un sangriento beso fue el resultado.

—Cuando te vea, voy a arrancarte la boca a besos —le dije—, 
—es toda suya, mi señor —me replicó con picardía—. 
Y pasaron algunas noches antes de que se volviese realidad el deseo. 
Entre arañazos y nalgadas, la pasión explotó, 
y al límite del sadismo llegamos. 

Orgasmos de candente lujuria;
desbordando ríos de pasión;
es la unión entre dos seres que se aman,
es el amor entre la gorda y yo. 


Mayer

miércoles, 15 de abril de 2020

LA SOMBRA DEL RINCÓN

Hoy me faltan fuerzas pa' mandarme a la mierda,
y aunque tenga la barriga llena, el corazón sigue muriendo.

Hoy mi única meta es poder dormir tranquilo;
que en silencio queden las voces de mi cabeza;
que el oscuro demonio se mantenga en su jaula,
que no salga, que hoy no tengo fuerzas para luchar.

Ojalá y el deforme sentimiento se marchara de este pecho,
ojalá y un rayo iluminara mi alma cansada;
pero las cosas no avanzan, se estancan,
y hasta retroceden.

¿Es que hay algo malo en mí?
Sí, algo se pudre dentro de mí...
quizá es que no debimos existir.
Nacer para morir, ¿qué sentido hay?
de qué sirve una vida que no se puede disfrutar.

De todas formas, si un día me suicido, será un domingo.


Yerbita

martes, 14 de abril de 2020

AMOR DE UN RATO

—¡Termíname!, ¡vamos!
¡Acaba con esto, hija de puta!
¡A que no te atreves, perra! 
¡A que no puedes, maldita bruja! 
¡¿Por qué? ¿Ah? ¿Por qué?! 
¿No sabes?
¿Te has olvidado?
¡Pues te lo voy a decir maldita sea! —y se mandó una bocanada, por no decir la mitad de la botella de ron, mientras tambaleándose se agarraba a un poste de energía, cogió aliento y con todas sus fuerzas gritó—:
¡PORQUE TÚ ME AMAS, PERO...PERO YO... YO TE DOY MI VIDA ENTERA... YO TE AMO MÁS! ¡¡¡MALDITA GORDA!!!

Clara, que hasta ese entonces había permanecido en silencio detrás de la pared, dejó escapar un chillido que sus manos no pudieron detener. 
Abajo, en mitad de la calle, Raúl que se creía superior a los estúpidos que hacen pendejadas, 
y que sentía repugnancia al ver sus actos, estaba ahí, realizando una bajeza;
con la camisa rota, 
los pantalones revolcados, 
la cara golpeada (a saber en dónde se había metido), 
pero se hallaba ahí, de una manera tan déspota como sublime y en medio de un barrio de gente de alto estatus, gritando a viva voz, lo mucho que amaba a Clara, la bella mujer de los labios rojos, los ojos de cielo y de gruesa figura. 

Bien sabía Raúl que era un peligro ingresar allí en ese estado, y mucho más, armar un escándalo a media noche de un domingo, 
pero ya se había hecho a la idea de perderla, por lo que restaba importancia si los guardias del conjunto le mataran. 
Así que lo hizo de todas formas. 

En efecto no pasó mucho tiempo del escándalo, cuando llegaron tres hombres corpulentos con mala cara, 
Raúl a penas los vio, se acercó a la casa —¡Clara! ¡Claraaaaaaa, sé que estas ahí! Mira, mira lo encont... —y de repente un golpe le calló la boca, otro más le reventó una costilla, y arrastras se lo llevaron

Clara, mordiéndose los labios agachaba la cabeza, mientras oía sin escuchar los regaños de sus padres. No era una niña, tenía ya 25 años, pero aún la consideraban una pequeña. 

Al otro día, mientras paseaba a Tomas, su caniche, miró que algo brillaba en el césped,
al recogerlo se dio cuenta que era el anillo de su abuela, el diamante incrustado en el anillo de oro con el que un gran hombre le juró amor eterno y la hizo feliz, 
y Clara, deseaba tener un amor igual y hasta mejor. 
Ese anillo fue robado junto con otras cosas cuando vivían en otro barrio antes de mudarse allí y justamente por esa razón lo hicieron;
era además, el objeto que un día le había enseñado a Raúl, diciéndole que quería uno igual cuando se casaran, aunque no lo decía enserio, pues sabía bien que costaría al menos un ojo y un riñón para conseguir uno; sin embargo, 
Raúl como buen hombre, le prometió que tendría uno más bonito. 
Eran sus tiempos de mayor felicidad y dónde los sueños se sentían palpables. 

Pero por una cosa y otra, error de ambos y presiones familiares, ella hubo de alejarlo aunque se le partiera el alma. 
Tuvo un pretexto y es que el día en el que fue a la fábrica a cortar con él, miró que Stephanía lo abrazó y le dio un beso en la mejilla, pero por el ángulo en el que se hallaba parecía que fue en la boca. 
No tenía idea de que Stephanía fuera la novia del ingeniero y que un día Raúl la salvó de que le cayeran unas varillas encima poniendo su espalda y recibiendo algunas heridas, por lo que fue recompensado por el ingeniero y se ganó la amistad de la joven. 

Sin embargo, para Clara no fue necesario nada más, y por puro impulso le mandó a la mierda bajo la mirada de todos, y se retiró antes de que alguien la pudiera sacar de su error.

Raúl insistió, la buscó, pero ella no hizo caso,
le dolía hacerlo, en realidad no quería, pero, era terminar sus estudios y tener un futuro más accesible, o irse con Raúl que a decir verdad, era un joven un tanto idiota, pero lleno de ilusiones y sueños que esperaba hacer realidad junto a ella.

El caso es que le terminó el viernes, y en realidad sonó más a un capricho y una joda que a un corte serio de la relación,
sin embargo, ya muchas cosas se habían acumulado y todo ello llevó al joven a beber en exceso, todo la noche y el sábado.
Clara no sabía nada de ello, pero cuando vio el anillo se sobresaltó, 
se fue directo a averiguar a donde habían dejado a su novio;
después de mucho insistir, le dijeron que lo habían devuelto a su casa.
Clara tuvo un mal presentimiento, 
cogió el auto y salió hacia allá,
tomó un atajo, y sin saber, pero con una corazonada miró que a un lado del estadio que daba a un humedal, unos cuervos volaban;
y como si algo la llamara, se dirigió allí, 
y como era de esperarse, había un cadáver, era el de un perro de gran tamaño ya muerto hace un día quizá; 
pero más allá, cerca a unos matorrales, la figura de un hombre.

Clara se acercó apresuradamente como si supiera que él estaba allí,
y lo encontró, pero era tarde ya;
lo habían golpeado demasiado, su rostro estaba reventado,
había recibido algunas puñaladas que cubría con esparadrapo, pero eran más anteriores a la noche, en todo caso, se acercó a su pecho y su corazón aún latía vagamente;
sacó fuerzas y lo llevó al carro, 
de ahí al hospital, 
pero nada más entrar la situación se complicó;
entró a cirugía, y un momento después le dijeron que tenía hemorragias internas y que no pudieron hacer nada, pues era ya muy tarde, que era un milagro que haya durado tanto.
Clara sintió que su alma se volvía añicos.

Luego del proceso respectivo, lo hizo cremar;
por lo que sabía, solo tenía una hermana y una madre que hace años no veía, por alguna razón se habían alejado,
pensó en enviar sus cenizas a ellas.
Luego fue a su casa, un pequeño cuarto en las afueras de un barrio de clase media baja, 
empacó algunas cosas que creyó debería enviar.
Halló un reloj de su padre,
unas fotografías,
unos libros,
y un montón de escritos donde había plasmado cientos de sueños e historias;
al final, bajo su cama, había una caja de madera;
la abrió y ahí había envuelta en un sobre carmesí, una carta,
y en ella, se contaba la historia de un hombre que un día encontró al amor de su vida en una mujer que no esperaba jamás, en las últimas líneas le proponía matrimonio.
Clara no pudo contener las lágrimas.
De pronto golpearon la puerta, ella abrió:

—Ammm...Clara, ¡hola! —era Stephanía que llevaba una bolsa en la mano y que la había reconocido al instante—.
—¿Quién eres? —dijo clara limpiándose la cara.
—Stephanía... ammm ¿te encuentras bien? 
—...
—¿Está Raúl?, le traigo una sorpresa dijo sonriente—.
—Está muerto —dijo.
 —¡¿QUÉ?!...Stephanía se quedó helada—.

Clara le contó lo que sucedió,
Stephanía la odió y le dijo miles de cosas mientras lloraba amargamente,
Clara solo calló.
Después de un rato le tiró el la bolsa,
—¿Qué es? —preguntó Clara—.
—Tu anillo de bodas —dijo ella mientras se levantaba—.
—¿De qué hablas?
Y Stephanía le contó que Raúl le había hablado del regalo para su novia, y ella a su vez convenció a su novio de que debía darle otra bonificación a Raúl por haberla salvado, y el ingeniero que sabía bien que su empleado era alguien que se había ganado eso y más porque era un buen trabajador, lo hizo. 
También le contó que en las noches iba a trabajar de celador en una vieja biblioteca y entre otras cosas iba reuniendo dinero para comprar el anillo, pero de todas formas, aún salía costoso, así que Stephanía buscó entre sus conocidos, y un orfebre, amigo de su padre, se ofreció a hacerlo por un precio mucho menor. Raúl contento de la dicha aceptó y el dinero que faltaba Stephanía se lo dio como regalo de bodas. 
Eso y otras cosas más le contó, y se marchó.

Clara se quedó ahí, sentada en el suelo, abrazando un anillo que contenía un hermoso rubí en forma de corazón y la letra C y R talladas en él. Era de oro y plata lo demás, a decir verdad, no valía tanto como el de la abuela, pero era demasiado hermoso.

Clara se lo puso, apretó la carta en su pecho, y se quedó llorando por varias horas sin parar.
Su padre que la anduvo buscando, la halló tirada en el suelo, inconsciente, se había desmayado.

El tiempo pasó, pero ella no se pudo reponer,
entró en depresión y un día solo se puso a beber mientras conducía ,y cuando miró que ya quedaba cerca el barranco apretó el acelerador a fondo.

Fin


Malayerba