lunes, 3 de marzo de 2025

Poeta del chiquero cap. XVII

Blah Blah Blahayanga

Se pararon de golpe al verme encendiendo un canuto en el callejón y llegaron bien dispuestos a adueñarse de él, la sed de la seca estaba peligrosa gracias a los malditos gobernantes que lo único bien que hacen es cagarla

Me apuntaron con su navaja, el otro requisó mis viejos trapos haber si había algo más, pero nada encontró. Entonces uno me quitó el canuto y echó el soplo al aire; al momento le dije, —está conjurada. Tosió de golpe ante el asombro y el otro pendejo que estaba esperando el turno quiso dar un saltito.

Al instante, uno me agarró el cuello, ¿cómo así? —¿Cómo así que? —¿Cómo así que está conjurada? —Que está soplada, pues ome...

Se miraron de reojo, el uno ya bien tragada la maripana, la manirris, la tostada, la alcachofa, el cilantri-ko y conociendo los placeres del otro mundo de un subidón cual inicio de una montaña rusa y sonriendo de terror, el otro puta sin saber cómo proceder, si seguir preguntando o permitir a su consciencia explorar el asunto primordial de las conjeturas, de las conjunciones y de la conjuntivitis social, que miras al resto y todos son unos hptas, unos malparidos, uno malditos inmundos jajajajajaja, pero bien marranos esos hijos de la gran puta, jajahshsjsjajjaj,

Al final le dije, tu amigo ya saboreó los placeres del más allá, ¿te vas a quedar viendo? Entonces me quitó el porro qué yo había recogido del suelo y lo prendió, a los cinco minutos sonreía como un condenado qué ha entrado al paraíso y lo espera una hembra en lencería satánica con un porro en la mano extendida hacia él.

Dejé que disfrutaran un rato antes de encaminarlos hacia la nueva civilización...

Cada vez que capturas una idea exquisita es como una eyaculación, un pequeño orgasmo, el placer inusitado de la gloria eterna, en la que viviríamos si matamos a los hijos de puta. Ya mucha gente hay de sobra que no sirve pa mierda. Hay que matarlos y ya está. Asunto arreglado. Peligroso ahora que alguno de esos estúpidos me apunte a la cara luego de ver cómo lo trato; de enterarse que lo llamo por su verdadero nombre, hijo de su reputísima malparida madre, y se le dé por apretar el gatillo, demostrando que, en efecto, es una gonorrea social.
Y entonces le quité la navaja a uno que bien feliz se encontraba y lo degollé dulcemente, al otro con un poco más de amor le hice lo mismo.



Malayerba


Malayerbacorp.blogspot.com

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