El diciembre nunca ha sido bonito para los caídos en desgracia, esos que van metidos en una ambulancia porque se escaparon de matar en el accidente, ¿iba borracho? Claro, había llegado el fin de año.
Nos pasamos la vida de navidad en navidad, dijo un poeta; tenía razón; se llega la edad en la que se vive pensando en la próxima navidad, porque si esta estuvo buena, la otra debe ser mejor, hasta que pum, un mamonazo en la jeta y pal hueco, y la familia a chillar, que él si era un buen tipo, solo le gustaba manejar a toda mierda.
Yendo despacio solo se mata el pendejo, pero noooo, acelerar a lo que dé el vehículo dicen los hptas y ¡zuácatelas! A volar cinco metros cual polluelo de águila, y al suelo con los huesos partidos, y la bella navidad, se vuelve una mierda de recuerdo.
La Sasha se pone tensa, le da ansiedad cuando tiran un cuhete, jadea rápidamente y se intenta esconder entre mis piernas, la aprieto dulcemente como a los asperger que necesitan un apretadero como el ganado para calmar su sentir tan espantoso.
Al rato se calma y entonces me dice, esos malparidos, deberían estar muertos por hacer eso tan doloroso a mis oídos. Sí, pequeña mía, le respondo, algún día podremos sonreir desde alguna estrella lejana viendo a todos esos hijos de perra bien tiesos por fin.
No es un fin de año si no se filosofa correctamente, si no nos ponemos a estudiar el camino con verdadera introspección. Hay que mirar al pasado y corregir el andar, el camino es mejor si lo recorremos con decencia, trazar el trayecto con la línea de ceros respetando las pendientes, hacer un trazo con curvas cómodas, y luego quitar material, más que el de relleno. La cosa estaba clara, pasen un mapa y les levanto una vía 8k, pero no, burlarse de mi conocimiento y dejarme con 2.9 ese puta desgraciado, qué malparido jajjajajaak.
No obstante, la navidad no se altera con tan poco. Para quién esperaba perder tres, una es mucha ganancia. Y así vamos, siempre viviendo en la mediocridad, nunca aspirando a la excelencia porque para qué joderse tanto. Al final nada queda, todo se acaba, todo se olvida.
Más la tierra vive y se regenera, y cuán hermoso es ser testigo de aquella magia tan sutil. Luego del medio día seguí en el jardín y me eché un pipazo por el nacimiento del Chucho, puse reggae en el parlante y fue maravilloso descubrir lo que significa cultivar la tierra con amor y ver crecer tus semillas.
Malayerba
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