martes, 14 de diciembre de 2021

LABERINTO DE TRISTEZA

Tengo un corazón muy grande, pero se llena con poco.
Basta una palabra de afecto para enloquecerlo, para perderlo,
y no hablemos de caricias, que si recibe una, se muere.
Cuántos años han pasado ya, pero sigo siendo un niño ingenuo que sueña con tener amigos.
Cuántos años han pasado ya, y sigo siendo un niño ingenuo que cree que alguien le puede querer.

Tres compañeros solo hay, 
la soledad a mi izquierda, 
la muerte a mi derecha, 
y entre mis brazos, un cándido corazón que anhela nadar en el agua de la vida.
El trayecto siempre es tosco,
en la penumbra es difícil discernir entre las sombras,
y termino siguiendo a la incorrecta con la esperanza de que me saque de aquí,
de este triste laberinto en el que caí el día que nací.

Me siento a descansar de vez en cuando,
y en el descanso me duermo,
y durmiendo sueño,
y soñando el dolor desaparece.
Soñando escucho risas, 
soñando veo sonrisas,
soñando siento alegría,
soñando tengo un propósito más grande que salir de aquí.
Y entonces despierto y vuelvo sentirme perdido,
en mi regazo mi corazón cada vez está más decaído,
pero conserva un leve brillo de esperanza en sus ojos marchitos.

Creo que sería más fácil solo rendirme y dejarme caer en uno de los cientos de abismos, pero tengo miedo.
No quiero convertirme en una sombra más, 
creo que alguien tiene hacer el cambio y traer un poco de luz,
pero hay demasiada tristeza en este lugar...
Hay demasiada tristeza aquí.

Róbame las ganas de suicidarme y tíralas al mar, amiga,
róbame las ganas de dejar de existir y muéstrame a través de tus ojos una razón para vivir...


Yerbita


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