jueves, 11 de noviembre de 2021

SERÁ DE ESPERAR

Comiendo un calentao de arroz con frijol me quemo la lengua por hambriento.
El «ay ay, jueputa, yai» me recuerda lo pendejo que suelo ser, y sonrío porque mi sobrina de dos años se ríe de mí luego de un momento de expectación.
Y sonriendo viene a mi mente el recuerdo una sonrisa de verdad encantadora
y el yai me recuerda las iniciales del nombre de quien ostenta tal gesto.

Y entonces me pregunto dónde andará,
si será que todavía se acuerda de existo,
tal vez lo haga o quizá y ya me enterró en el fondo de su memoria.
Tan solo el divino sabrá la verdad del asunto
y ella, por supuesto.
Pero de ella poco sé, y solo queda el divino para saber la verdad,
pero con el santo, el pacto hace tiempo he celebrado,
que yo no digo que él no existe, pero él tampoco hablará conmigo.

Así pues, termino escribiendo esta líneas sin mayor alegría,
la tristeza se sienta a mi lado y me invita a fumar un habano cubano,
lo rechazo porque no estoy de humor,
una gripe me ha estado molestando
y un cigarro no caería bien en pleno sol.

Igual, la tristeza no se calla desde que ha llegado y me incita a dejar de pensar en aquella chica de larga cabellera
y yo me rehúso porque, en efecto, no quiero perderla,
pero quien sabe y tal vez el consejo esté bien dado y yo debería olvidarme por ahora,
hacer como si no existiera y enfocarme en mis cosas,
pero cómo lograrlo si sería como intentar negar la existencia del sol;
no se puede ocultar la verdad;
no se puede ocultar lo evidente, quiero estar con ella, sin importar lo demás... ojalá y ella pensara igual.

Bueno, qué más da. Será de esperar.


Yerbita

No hay comentarios:

Publicar un comentario