sábado, 6 de noviembre de 2021

OJALÁ EN ESTA VIDA

Hoy como cada sábado he salido a dar el paseo tradicional,
pero esta vez he ido más allá de los límites con la esperanza de encontrarte,
olvidando que, sin embargo, la tarea es poco más que difícil,
que te encuentras en una ciudad a varios kilómetros de mí,
tal vez a unos cientos de años luz;
quizá exagero, quizás no.
Quién sabe si tu espíritu me siente,
o si tu alma me distingue entre la lejanía y los millones de almas que vagan en el espacio.

Anduve hoy en busca de una historia que perturbe los sentidos de la más romántica forma;
buscando a la loca de los gatos o a la de los amores perros que encerrada estuvo en un sanatorio por más de un mes; pero nada he hallado.

Y de regreso a casa mis ojos se ponen turbios;
hay una rabia exagerada de desconocida procedencia que quiero desquitar con tus labios,
que quiero besarlos hasta el cansancio,
chuparlos hasta el hastío y extraer de ellos si es posible tu alma para juntarla con la mía.
Aaaahh, joder, 
ilusiones nada más, 
caminando caigo en la cuenta de que solo soy un cadáver andante que los cuervos que revolotean a mi paso se pudren de ganas por saborear.

Y solo me queda el silencio que otorga el ocaso;
una perra que persigue gaviotas
y una piedra en la que me siento a observar el sol de poniente preguntándome cuánto más tardarás en volver,
que espero tu regreso pronto,
ojalá en estos días...
ojalá en esta vida.


Malayerba




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